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La estaca número 50 de Guatemala queda organizada en un área maya q´eqchi´
En 1977, hace 42 años, el primer grupo de misioneros de la Iglesia llegó al valle del Polochic, una zona indígena y rural al norte de Guatemala, para enseñar el Evangelio. El progreso que ha tenido esta área ha permitido el establecimiento de dos estacas. La de más reciente creación es la Estaca Chulac, que quedó organizada el 5 de mayo de 2019.
La Estaca Chulac, Guatemala, se ubica en el municipio de Senahú, departamento de Alta Verapaz, a casi 300 kilómetros de distancia de la ciudad capital. La Primera Presidencia y el Cuórum de los Doce Apóstoles designaron al élder Valeri V. Cordón, segundo consejero de la Presidencia del Área Centroamérica, y al élder Guillermo Álvarez, Setenta de Área, para presidir la creación y organización de la estaca número 50 en Guatemala.
Este acontecimiento, tan anhelado por los miembros de la Iglesia en esa región, estuvo antecedido por una tarde cultural que se realizó en las instalaciones de la estaca el viernes 3 de mayo. Un día de entrevistas para llamar a los elegidos del Señor para dirigir la estaca y los barrios y ramas sucedió el sábado 4 de mayo; y el 5 de mayo se realizó una conferencia, a la que asistieron 968 personas.
En esta conferencia, la primera de esta nueva estaca, además de los élderes Cordón y Álvarez, estuvieron invitados Carlos Faundez, presidente de la Misión Cobán, y sus consejeros, Benjamín Poóu y Gary Vela.
La presidencia de estaca quedó integrada de la siguiente manera: Juan Carlos Maas Tiul, como presidente, y Oswaldo Icó Maquin y Carlos Anibal Maquin Xó, como primer consejero y segundo consejero, respectivamente. Durante esta primera conferencia de estaca quedaron organizados cinco barrios y dos ramas.
Denis Ovidio Choc Gonzáles fue llamado como obispo del Barrio Chulac; José Domingo Maquin Coc, del Barrio Sajonté; Sebastián Maquin Quib, del Barrio Semuy; Santiago Coc Caal, del Barrio Buena Vista; y Efraín Cuc Xó, como obispo del Barrio Corralpec. Las ramas Sepamac y Searanx están bajo la dirección de Felipe Caal y Mariano Chun Caal.
El élder Álvarez, quien sirvió como misionero en el área hace dos décadas, explicó, en idioma q´eqchi´, las bendiciones que tendrán los miembros al ser parte de una estaca. “El Señor desea que establezcamos Sion. Toda estaca de Sion apoya a la Iglesia y ayuda a sostenerla, de la misma manera que una tienda o tabernáculo es sostenido por sus estacas, como se describe en Isaías 54:2. A partir de ahora, el presidente Juan Carlos Maas Tiul recibirá las llaves del Sacerdocio y cuando los jóvenes de este hermoso coro quieran ir a la misión, o una pareja quiera sellarse en el templo, no tendrán que esperar a que el presidente Faundez, presidente de la misión, los entreviste. Tendrán un patriarca, y les podrá dar bendiciones patriarcales en su misma estaca”.
En su discurso, élder Álvarez invitó a los miembros a estudiar el Libro de Mormón y a seguir el programa de estudio Ven, Sígueme. “Si ustedes no saben leer, que les lean sus hijos. Y si no hay alguien en la familia que sepa leer, que les lea un vecino. No importa que no sea miembro. Y cuando tengan preguntas, ustedes las presentarán a los misioneros”.
El élder Cordón, quien presidió la conferencia, resaltó que las familias que conforman la nueva Estaca Chulac están en una tierra bendita, como pueblo escogido y con tres grandes promesas: heredar la tierra (véase 2 Nefi 3:2), obtener el conocimiento de Dios (véase 2 Nefi 30:5–6) y tener prosperidad de acuerdo a la obediencia a los mandamientos (véase Mosíah 2:22).
Al concluir, hizo un llamado a cada familia y persona a centrar su vida en Cristo, aceptar el llamado del Señor al arrepentimiento a fin de despojarse de las tradiciones del mundo y embarcarse en las tradiciones sanas del Evangelio.
La historia de la Iglesia en las montañas q´eqchi´
Hay tres acontecimientos importantes que anteceden la creación de la Estaca Chulac, en la región maya q´eqchi´. La dedicación de Centroamérica para la predicación del Evangelio; el envío del primer grupo de misioneros al área del Polochic, en donde se ubica Chulac; y la creación de la Misión Guatemala Cobán.
Esos tres eventos determinron el progreso de la obra en esta región. Durante la dedicación de Centroamérica, en 1952, el élder Spencer W. Kimball, para entonces miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, ofreció una oración en la que pedía al Padre Celestial que permitiera el avance de Su obra, para que, cuando sus habitantes se hubieran arrepentido, pudieran “florecer como una rosa sobre las montañas” (Church News, 13 de diciembre de 1952, pág. 5).
Después de 25 años de ese evento, el 8 de julio de 1977, se realizó el primer viaje de misioneros a Chulac. En el libro “Pionero en Guatemala, la historia personal de John Forres O’Donnal”, se dedican varias páginas (176–196) para describir cómo fue esa incursión.
Los élderes John Royce Bringhurst y Óscar Delgado atravesaron las tierras bajas del valle del río Polochic, para luego subir por empinados caminos en la montaña a fin de llegar a la finca de café en donde les recibieron no menos de 50 personas. Debido a que los misioneros estaban aprendiendo el idioma, fue necesaria la ayuda de Miguel Chub, un miembro recién converso que fungió como traductor.
La primera reunión tuvo un himno, una oración, una presentación de filminas (imágenes y audio a través de un casete) basadas en el Libro de Mormón, así como el testimonio de los misioneros. Los indígenas q´eqchi´quedaron muy interesados y preguntaron a los élderes cuándo podrían volver. En septiembre de ese año (1977) los misioneros ya planeaban trasladarse a vivir a Chulac, pero la oposición a la obra del Señor fue permanente.
Una de las anécdotas que se relatan en el libro del hermano O’Donnal se basa en las anotaciones del diario del élder Kirk Sullivan. Él cuenta que la mañana del 17 de septiembre, él y su compañero, el élder Bringhurst, iniciaron el viaje de 8 horas desde el municipio de Panzós (colindante con Senahú) para dirigirse a Chulac. Cada uno llevaba casi 90 libras de peso en la espalda, con todas sus pertenencias, porque estaban seguros de que podrían asentarse en el lugar.
Sin embargo, el viaje no resultó como lo esperaban. Esa mañana no habían desayunado, el clima era de 35 grados centígrados aproximadamente, había una humedad de casi el 95%, y así tuvieron que hacer una caminata obligada de 7 kilómetros porque nadie los quiso llevar en vehículos y no había transporte público en aquella época.
Los misioneros viajaron en un camión, pero todavía debían bajar por un valle empinado. Una familia les dio tortillas y frijoles y un lugar donde dormir esa noche. El élder John Bringhurst le dijo a su compañero que por momentos sintió que “sus piernas iban a colapsar bajo la carga” (de las canastas en donde llevaban sus pertenencias).
Esa solo es una de las muchas anécdotas que vivieron los primeros misioneros en sus esfuerzos por llevar el Evangelio a los habitantes de Chulac. Luego de muchas dificultades físicas, por el clima y las menesterosas condiciones de la población, los misioneros pudieron predicar en iglesias católicas, fincas y viviendas a decenas y hasta un centenar de personas al mismo tiempo.
Aunque no pudieron residir en Chulac, como lo tenían planeado, hicieron grandes sacrificios para continuar con la enseñanza y, el 17 de diciembre de 1977, se llevaron a cabo los primeros 20 bautismos. Entre ellos había siete familias y sus hijos, junto con algunos hombres jóvenes solteros.
El élder Bringhurst describió ese día como “claro y bello”. A falta de una pila bautismal, construyeron una pequeña represa en un arroyo pequeño para crear un estanque de suficiente profundidad para la ordenanza. Los bautismos se efectuaron, pronunciados en español y en q´eqchi´.
De acuerdo con élder Bringhurst, “todos ellos habían sufrido persecución por aceptar el Evangelio, y juntos formaron un núcleo fuerte y valiente de miembros nuevos”.
Después de un poco más de tres décadas del establecimiento de la Iglesia en las montañas de Chulac, en el municipio de Senahú, en 2013 se creó la Misión Guatemala Cobán. Eso fortaleció la formación de líderes y el establecimiento de los cimientos para transformar pequeñas ramas en barrios y distritos en estacas. Es por ello que, en Senahú, un pequeño municipio (con una población de menos de 100 000 habitantes), en tan solo seis años se establecieron 17 unidades en dos estacas.
La primera estaca está ubicada en el área urbana de la cabecera municipal. La segunda es totalmente rural, en donde todas las reuniones y enseñanzas se efectúan en el idioma local.