2019
El Potrillo, Formosa
Septiembre de 2019


Este es mi barrio, rama o grupo

El Potrillo, Formosa

El 17 de octubre de 2017, 44 hermanos del grupo El Potrillo fueron por primera vez al Templo de Asunción, Paraguay.

Estos hermanos se reúnen en un paraje muy humilde para tener una clase y la reunión sacramental. Aunque sus instalaciones son muy precarias, no impide que cada domingo más de 100 hermanos se reúnan para adorar al Señor.

Cuando fuimos a entrevistarlos para obtener sus recomendaciones y prepararlos en todas las instrucciones para el templo, fue una gran experiencia, ya que todo debió ser traducido a su idioma natal, el nivacle. Ellos no hablan español, pero sin importar el idioma, el hecho de saber de su amor a Dios, fe, testimonio y deseo de hacer convenios para que sus familias sean eternas fue algo muy especial.

Por problemas de documentación debieron viajar durante tres días para llegar al templo. Caminaron por un día y medio, luego fueron trasladados por un tractor por el campo y ya en Paraguay viajaron en micro hasta el templo. Tanto los hermanos mayores como los niños llegaron cansados y con sus pies muy lastimados por el viaje que hicieron, pero, de todos modos, nadie se quejó.

Cuando se encontraron en el templo fue una experiencia muy emocionante para ellos; lo que les había costado tanto sacrificio, tantos contratiempos, ahora estaba frente a sus ojos. Una vez allí, en forma de gratitud a quienes les curaban, ayudaban y alimentaban luego de tan largo viaje, les cantaron himnos de la Iglesia en español ya que es lo único que saben expresar en ese idioma. Fueron momentos muy emocionantes. Ahora podían entrar en ese lugar sagrado y hacer los convenios que les uniría a sus familias por este tiempo y toda la eternidad.

Recibieron las instrucciones, los convenios y las ordenanzas en español, y realmente fueron investidos de lo alto. Pudieron tener experiencias muy sagradas para entender esas ordenanzas en la Casa del Señor.

Volver significó el mismo desafío que llegar: mucho tiempo, calor, caminar; pero estaban tan felices, tan agradecidos, que no les importaba. La visita al templo aumentó el grado de valor y consagración que ellos tienen.

Desde ese gran acontecimiento a la fecha, el grupo El Potrillo se ha dividido. En el Potrillo quedaron 55 hermanos y el resto se trasladó a unos 12 kilómetros más al norte, separados por un canal. Este nuevo grupo de 55 hermanos se llama El Algarrobal y se congregan cada domingo en un tinglado que un estanciero les presta.

Están en lo más interno y profundo de la provincia de Formosa; tenemos que hacer muchos kilómetros para visitarlos. Parecería que están lejos, solos; pero cuando uno escucha sus experiencias, sus reuniones, cómo viven el Evangelio y cómo lo comparten, uno entiende que Dios está muy cerca y que no son invisibles para Él.

Son un ejemplo de fe y dedicación. Cuando cada domingo recorro distintas capillas con todas sus instalaciones y escucho a los líderes anunciar y animar a los hermanos para que vayan al templo, pienso en los hermanos de El Potrillo y agradezco a Dios la lección que ellos dan en silencio, y recuerdo la Escritura: “… mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza” (Doctrina y Convenios 4:2).