2019
Todo saldrá bien
Septiembre de 2019


Páginas Locales

Todo saldrá bien

Cuando nos anunciaron que tendríamos la visita del élder Andersen y su esposa a nuestra misión fue una alegría inmensa. Así que, empezamos a trabajar, planeado y organizado todos los detalles para que nada saliera mal. Tenemos misioneros en cuatro provincias, así que sus viajes, alojamiento, etc., fue algo que llevó mucha organización.

En la madrugada del sábado 20 de abril, teníamos pronósticos de lluvia, pero nunca imaginábamos de tal magnitud.

Con descargas eléctricas y precipitaciones intensas, los habituales sectores céntricos y barriales comienzan a inundarse. En Resistencia, llovieron 200 milímetros en pocas horas y provocaron anegamientos en grandes sectores de la ciudad.

La lluvia no paraba; hubo cortes de luz; pero lo más difícil fue que las calles de alrededor de la capilla eran las más inundadas. Se suspendió el servicio público de transporte, no había colectivos ni taxis.

Peligraba la llegada de los 148 misioneros, y aquellos que alquilaron combis para llegar desde otras ciudades no podían acercarse a la capilla, ya que corrían el riego de que sus vehículos quedaran en las calles.

Estábamos en la oficina con los misioneros del staff comunicándonos con todos por teléfono, pero el panorama era tan complicado que no sabíamos qué hacer. Todos oramos al Señor para que la lluvia parara, pero no ocurrió; parecía que cada hora que pasaba llovía más y más. Me sentía tan triste de que tuviéramos esa prueba en un evento tan especial, esperado y organizado. Pero al orar sinceramente al Señor sentí la tranquilidad de que, si tomábamos las decisiones correctas y trabajábamos para eso, “todo iba a salir bien”, y así lo hicimos. Hablamos con los transportes y fueron guiados por otras calles dejando a los misioneros a 1 o 2 cuadras, y ellos empezaron a venir caminando bajo la lluvia y calles inundadas.

Utilizamos los vehículos de la misión, que son camionetas altas, para salir a buscarlos y acercarlos lo más posible.

La escena fue emocionante, hermanas y élderes con sus zapatos en mano caminando por las calles inundadas, haciendo sus mejores esfuerzos, todos sonriendo, animados y felices llegando a la capilla. Todos llegaron bien, todos fueron protegidos.

La reunión empezó a las 10:30 h y en ese mismo momento la lluvia paró. Estos valientes jóvenes estuvieron dos horas con el Apóstol, muchos con sus ropas mojadas, pero con el corazón dispuesto a escuchar las enseñanzas y consejos de este testigo especial de Jesucristo.

El élder Andersen, las demás Autoridades y nosotros nunca olvidaremos esta visita; en principio, por la bendición de estar con un Apóstol, y también por el testimonio que todos sentimos ese día. Es probable que no se detengan las tormentas, pero, si seguimos al Espíritu y trabajamos para eso, “todo saldrá bien”.