Voces de los Miembros
Una prueba de fe
Las promesas que acompañan la obediencia a la ley del diezmo se cumplen.
Desde muy pequeña, cada primer domingo de cada mes, observé a mi madre llenar los sobres que se utilizan para los diezmos y ofrendas de ayuno. Su ejemplo me motivó a comprender que los mandamientos se nos dan para fortalecer nuestra obediencia al Padre Celestial.
Crecí y formé mi propia familia. El ejemplo de mi madre sigue en mí. Me esfuerzo por vivir la ley del diezmo y ofrendas. Para mí, obedecer este mandamiento es una prueba de fe; también aprendí que es una prueba de prioridades. Al hacer de la ley del diezmo y ofrendas de ayuno una prioridad, reconozco el lugar que ocupa nuestro Salvador en mi vida.
La obediencia a esta ley ha brindado protección a mi familia. Con certeza puedo testificar que gracias a este mandamiento he logrado administrar sabiamente el noventa por ciento de mis ingresos, de tal forma que llegan a rendir como si tuviera el cien por ciento de ellos.
Con el auxilio de Miurel Reyes