Liahona
No imagino mi vida sin haber servido en una misión
Julio de 2024


Voces de los miembros

No imagino mi vida sin haber servido en una misión

No imagino mi vida sin la oportunidad que tuve de servir en una misión. Como misioneros de tiempo completo, solemos hacer sacrificios, aprendemos a dejar malos hábitos y adquirimos principios que hacen nuestra vida más alegre. Aún recuerdo la frase que tuve presente durante toda la misión: “Ve, predica Mi Evangelio y recuerda siempre el misionero que tratas de ser”.

Decidí que, si quería ayudar a las personas a venir a Cristo, tenía que aceptar totalmente la voluntad de nuestro amado Padre Celestial. Él es un Dios de amor puro, sé que Su amor estuvo presente cuando serví y ayudé a todas esas personas que necesitaban de Él.

Si me preguntaran ahora, ¿qué es lo más preciado que obtuviste de esas personas? El mayor de los obsequios que llevo en mi corazón es la alegría, el gozo y la sonrisa reflejada en todos al tomar la gran decisión de ser bautizados. Cuando un hijo de Dios dice: “Gracias por haberme ayudado”, me doy cuenta de que su vida está cambiando, por lo tanto, esa persona ayudará a otros a venir al redil de nuestro Padre Celestial.

En su momento, oré preguntándole al Señor si el Evangelio era verdadero, el Espíritu me lo testificó. Invito a los hombres y a las mujeres jóvenes a orar para recibir esa respuesta. Nuestro Padre escucha y contestará sus oraciones. Mediten en su corazón, ¿qué estoy haciendo para ayudar a otros?

No esperen a tener la edad de servir en una misión para preguntar si deben ir o no. Pueden hacerlo desde ahora. El tiempo de su vida que dediquen a la misión, Dios lo recompensará por el resto de sus vidas. Un día partiremos de esta tierra y cuánta alegría tendremos al ver a nuestros hermanos entrar al reino de Dios.

Hay muchas almas esperando recibir el Evangelio, pueden tomar esa decisión de servir en una misión. El camino ya está listo para la siega, solo tenemos que meter nuestra hoz con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza.

Estas palabras son verdaderas, provienen del gozo que está en mí, no puedo negar el testimonio que tengo del servicio misional. Amo este Evangelio y amo esta obra, testifico con mucho amor que un día volveremos a la presencia de nuestro Padre por medio de nuestro amado Hermano, Amigo, Salvador y Redentor, sí, Jesucristo. Amén.

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