Voces de los miembros
La familia De’Beauville: Un legado de amor y servicio
La historia de la familia De’Beauville, ambientada en el corazón de Santa Lucía, es una de amor, fe y servicio inquebrantable. Clayton John De’Beauville y Justina Mumcy De’Beauville han celebrado más de treinta y seis años de matrimonio, han criado a sus hijos con devoción y han abrazado el Evangelio de Jesucristo. Su viaje, desde un encuentro fortuito hasta un sellamiento en el templo, refleja una vida de dedicación y amor tanto al Señor como a su comunidad.
Justina Mumcy De’Beauville fue criada como hija única en una fuerte comunidad rural y se ganó el apodo de “chica del campo” debido a sus viajes semanales a la ciudad, donde vendía productos en el mercado. Un día, Clayton John De’Beauville, un conductor de autobús, un “chico de la ciudad”, la recogió en el autobús y se enamoraron a primera vista. Un recuerdo querido, que la hermana De’Beauville guarda con cariño, se centró en un gesto dulce por parte del hermano Clayton, quien decidió comprarle todo su suministro diario de productos, lo que les permitió pasar más tiempo juntos ese día. Todavía es un misterio qué hizo él con esa abundancia de verduras. Este acto de bondad ha sido el fundamento de su amor y afecto duraderos.
Clayton y Justina se casaron y formaron una familia que creció para incluir a sus hijos: Donald, Dior, D’Anne y Denzel. Su amor se extendió más allá de su familia inmediata e incluyó a su comunidad. Los De’Beauville construyeron su primera casa en una zona remota, lejos de las líneas eléctricas y del agua corriente, y se convirtieron en pilares de su comunidad. Representaban el amor y la caridad, gestionando la tienda local, ayudando a las personas a cargar las baterías para encender sus televisores y abriendo su hogar para los servicios dominicales de la Iglesia.
Un día, Justina conoció a dos jóvenes misioneros con impecables camisas blancas y corbatas . Intrigada por su apariencia y el mensaje que tenían, los invitó a su hogar y escuchó sus enseñanzas. El mensaje resonó en ella y en 2006 fue bautizada en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Poco después, su esposo e hijos siguieron su ejemplo, abrazando el Evangelio con corazones abiertos.
La familia se convirtió en una parte integral de la Rama Castries, en Santa Lucía. El servicio de Justina dentro de la Iglesia creció a medida que ocupaba varios llamamientos de liderazgo, incluido el de presidenta de la Sociedad de Socorro del Distrito San Vicente. Su vida ha sido un testimonio de servicio desinteresado, especialmente en el oficio de la costura para los demás. Ahora le apasiona el trabajo de historia familiar y tiene la ilusión de llevar un centro de historia familiar portátil a Santa Lucía.
Durante los últimos dieciséis años, Clayton sirvió como presidente de la rama, supervisando el crecimiento de la membresía de la Iglesia y enfrentando los desafíos del Covid con dedicación. Recientemente fue relevado de este llamamiento y ahora sirve como consejero en la presidencia del distrito. Su enfoque ha sido construir el reino de Dios dentro de la Rama Castries, especialmente apoyando a los poseedores del sacerdocio. Ha tenido la oportunidad de supervisar múltiples proyectos de capillas y renovaciones a medida que la membresía de la Iglesia ha crecido.
En septiembre de 2023, los De’Beauville hicieron realidad un viaje soñado a la República Dominicana para sellarse en el templo. También presenciaron la investidura de su hijo menor mientras se preparaba para servir en una misión en Costa de Marfil. Esta experiencia, considerada como uno de los mejores días de sus vidas, marcó el punto más alto de su devoción por el Evangelio y el uno al otro. Con un profundo deseo de continuar su servicio, los De’Beauville esperan regresar al templo como misioneros.
El viaje de su familia es un testimonio del poder transformador de su amor por el Salvador, el uno al otro y su dedicación a su comunidad. Los De’Beauville han tenido un impacto duradero en la Iglesia en Santa Lucía, ejemplificando los principios del amor, la fe y el servicio. Continúan inspirando a todos los que los conocen con su compromiso inquebrantable con el Evangelio de Jesucristo.