Liahona
Sirviendo a nuestro prójimo
Septiembre de 2024


Voces de los miembros

Sirviendo a nuestro prójimo

Servir genera gozo, experimentar ese gozo y ayudar a otros a experimentarlo es nuestra labor.

Las vacaciones de la escuela llegaron, así que se inició la búsqueda de oportunidades para servir a nuestros semejantes. Se presentó una oportunidad en el Hospital Nacional Dr. Mario Catarino Rivas, de San Pedro Sula, Honduras, en el área de la Central de Esterilización de Material y Equipos, allí se preparan gasas, torundas (algodón quirúrgico), compresas y apósitos, y se esterilizan los instrumentos quirúrgicos que se usan diariamente en las cirugías.

Al enterarme que en el hospital necesitaban ayuda para preparar los materiales, organicé un pequeño grupo de colaboradores, hombres y mujeres jóvenes de la Estaca San Pedro Sula y de la Estaca La Lima. Participaron diez jóvenes durante tres días por las mañanas.

Durante la actividad de servicio, los jóvenes pudieron ayudar, compartir el Evangelio y ser un ejemplo de servicio desinteresado. Algunas enfermeras comentaron: “Estos jóvenes son diferentes, al verlos podemos saber la clase de padres que tienen” y “Estamos agradecidos por su ayuda, hemos avanzado mucho gracias a su servicio, vuelvan cuando quieran y puedan”.

Enrique Flores, uno de los participantes, comentó: “Al prestar servicio aprendí a lavar, desinfectar y esterilizar instrumentos para cirugías. Fue una experiencia muy bonita e instructiva para mí, había mucho trabajo y estaba cansado porque la mayor parte del tiempo estuvimos trabajando de pie, sin embargo, lo disfruté. Sabía que estaba haciendo una buena acción y esto va a servir para atender a muchos pacientes. Deseo regresar para poder ayudar y aprender nuevas cosas. Sé que Jesucristo es mi mayor ejemplo de servicio y que, si yo hago lo mismo, entonces desarrollaré más amor por todos mis hermanos. Sé que al prestar servicio a los demás estamos al servicio de nuestro Dios, y cuando nos encontramos con algún desafío, Jesucristo nos ayuda a resolver lo que nosotros ya no podemos”.

Martha Gavarrete, de la Estaca La Lima, compartió su experiencia: “Nuestro Padre Celestial nos ha otorgado muchos dones, con los que Él espera que sirvamos y ayudemos a nuestro prójimo. He visto cómo el servicio cambia nuestras vidas y también las vidas de quienes reciben el servicio. Esta increíble actividad no fue la excepción, logramos el objetivo de preparar el material y los instrumentos para las cirugías y colaboramos en el proceso de salvar vidas. Amo este Evangelio, he aprendido que al ayudar a las personas que nos rodean somos verdaderamente felices. Con este acto de servicio honramos a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo”.

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