2015
Paz en la persecución
Junio de 2015


Paz en la persecución

Beka F., Montana, EE. UU.

Young woman working on a laptop comoputer.

Ilustraciones por Ben Simonsen.

Me enderecé en mi asiento al escuchar el tema del próximo orador: Por qué la Iglesia Mormona está equivocada y por qué los mormones son gente hipócrita llena de odio. Mientras hablaba, me sentí avergonzada, en conmoción, traicionada y dolida. Sabiendo que yo era Santo de los Últimos Días, ¿cómo podían mis propios amigos decir tales calumnias frente a toda la clase de inglés?

Después de que sonó el timbre, se me acercó el que había hecho la presentación junto con otros de mis amigos. Sentí el Espíritu arder dentro de mí y les dije que lo que se había dicho era incorrecto y que la Iglesia no odia a las personas que no comparten nuestras creencias. Reaccionaron bombardeándome con acusaciones y declaraciones falsas. Me sentí sola. Pensé: “¿Cómo puede ser justo que me persigan, siendo que yo me esfuerzo por vivir lo que sé que es verdad?”.

Ese día, cuando llegué a casa, vi que había recibido un correo electrónico de mi abuela. En él me decía que leyera Mateo 5:11–14. Con los ojos llenos de lágrimas, leí: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; pues así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros… Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder”.

Conforme leía esas palabras, sentí que el Espíritu Santo henchía mi corazón. Yo sé que la persecución fortalecerá nuestro testimonio y que las bendiciones del cielo bien merecerán la pena el dolor que pasemos aquí en la Tierra. El Salvador hizo posible que pudiéramos hallar paz mientras somos perseguidos porque vivimos Su evangelio, y estoy muy agradecida por ello.