Élder Gerrit W. Gong: Ama al Señor y confía en Él
Cuando era estudiante de posgrado, recién casado, en la Universidad de Oxford, Inglaterra, Gerrit W. Gong aprendió por medio de la experiencia personal que cuando amamos al Señor y confiamos en Él, nos ayudará, guiará y fortalecerá.
Gerrit era beneficiario de una beca Rhodes y trabajaba para completar dos títulos de posgrado, uno de ellos un doctorado. Al mismo tiempo, prestaba servicio en el obispado del Barrio Oxford. Él y su esposa, Susan, recordaban el consejo que el élder David B. Haight (1906–2004), del Cuórum de los Doce Apóstoles, les dio cuando ofició su matrimonio en el Templo de Salt Lake. “Nos dijo que siempre tuviéramos un llamamiento”, cuenta el élder Gong. “Sabíamos que si confiábamos en Dios y hacíamos nuestro mejor esfuerzo, Él nos ayudaría”.
Gerrit y Susan recibieron “ayuda divina y tiernas misericordias”, dice él. Mientras continuaba en el obispado, Gerrit completó todos los requisitos académicos para obtener un doctorado, excepto su tesis doctoral. Le pidió una bendición del sacerdocio al obispo del Barrio Oxford, Alan Webster. En la bendición, Gerrit recibió esta promesa: “Continúa haciendo todo lo que puedas y el Señor te bendecirá”.
Dos miembros del barrio que eran experimentados secretarios jurídicos se ofrecieron para ayudarle a pasar a máquina su manuscrito y Gerrit pudo terminar su tesis doctoral en unos pocos meses. De hecho, completó tanto una maestría como un doctorado en poco más de tres años. Después de la graduación, también aceptó un puesto de catedrático de investigación en la universidad. Su experiencia en Oxford fortaleció su confianza en el Señor, la cual perdura hasta el día de hoy y continuará bendiciendo a Gerrit W. Gong al servir ahora en el Cuórum de los Doce Apóstoles.
Panes y peces
“El Señor es bondadoso y misericordioso y busca bendecirnos”, dice el élder Gong. “Si hacemos nuestro mejor esfuerzo, nos permitirá hacer más de lo que podríamos hacer de otro modo. Es como la multiplicación de los panes y los peces; el Señor toma lo que está disponible y lo magnifica mucho más allá de lo que podríamos hacer por nuestra cuenta”.
El principio de los panes y los peces también se aplica al aprendizaje, dice él. “Incluso cuando la educación formal no esté disponible, el espíritu de aprendizaje es lo que cuenta, porque el aprendizaje es eterno. Todos podemos buscar la luz y la verdad, independientemente de nuestras circunstancias. Al hacerlo, el Señor nos ayudará a encontrarlas”.
Pertenencia a los convenios
Mientras estaba en Oxford, el élder Gong aprendió otro principio del Evangelio, uno al que llama “pertenencia a los convenios”.
“A medida que nos acercamos al Señor, también nos acercamos más el uno al otro”, dice él. “En Oxford, Susan y yo atesoramos nuestra experiencia en el barrio tanto como nuestra experiencia académica. Muchos de nuestros amigos más queridos al día de hoy son personas del Barrio Oxford”.
Entre esos amigos se encuentran Tim y Katherine Witts, que recuerdan haber ido al templo con los Gong. “Recuerdo claramente que el hermano Gong se quitó el reloj para no distraerse ni verse limitado por el tiempo mientras contemplaba los asuntos de la eternidad”, dice la hermana Witts. “Ese pequeño acto me ha ayudado a ser más diligente en mi propia adoración en el templo”.
Los Gong a menudo se encuentran con amigos que conocen gracias al Evangelio. “Las personas dicen: ‘Trabajamos con usted cuando estaba en el sumo consejo’ y cosas así”, dice el élder Gong, “y es así en ambos sentidos. Estoy agradecido por un presidente de estaca y un consejo de barrio que me ayudaron cuando fui un joven obispo. Estamos en deuda con los padres, parientes políticos, vecinos, presidentes de misión, hermanas y líderes del sacerdocio que son amables con nosotros, nos guían y nos animan a venir a Cristo”.
Legado familiar
La historia familiar del élder Gong se remonta 34 generaciones atrás hasta Primer Dragón Gong, quien nació en 837 d. C. Los abuelos del élder Gong emigraron de China a los Estados Unidos. Su madre, Jean, se unió a la Iglesia cuando era adolescente en Hawái, EE. UU., y luego asistió a la Universidad Brigham Young en Provo, Utah, EE. UU., donde se quedó con la familia de Gerrit de Jong, el primer decano de la Facultad de Bellas Artes. “Los de Jong me ayudaron a entender cómo es una familia del Evangelio”, cuenta ella.
Después de BYU, Jean asistió a la Universidad Stanford en Palo Alto, California, EE. UU., donde conoció a Walter A. Gong. “Él ya era cristiano y comprendió rápidamente lo que el Evangelio restaurado ofrece”, dijo Jean. Él se unió a la Iglesia y un año más tarde se casaron en el Templo de Salt Lake. Ambos fueron docentes profesionales y en conjunto pasaron más de 70 años enseñando.
“Mi padre también fue patriarca”, dice el élder Gong, “y, debido a que las bendiciones patriarcales se daban en nuestra casa, nuestro hogar estaba lleno de una profunda reverencia por el amor de Dios hacia cada uno de Sus hijos”.
El 23 de diciembre de 1953, en Redwood City, California, nació el primero de los tres hijos de Jean y Walter. “Su primer nombre, Gerrit, es holandés, para honrar a Gerrit de Jong”, explica Jean. “Su segundo nombre es Walter, para honrar a su padre. Y nuestro apellido es chino, lo cual honra su legado”.
Jean relata que Gerrit era considerado con sus hermanos menores, Brian y Marguerite. “Le gustaba ayudarlos”, dice ella, “incluso con pequeñas cosas como enseñarles a atarse los zapatos”. Ella recuerda haber llegado a casa de la Iglesia un día y haber escuchado a Gerrit y Brian decir que pensaban que un discurso de la reunión sacramental era aburrido. “Así es que los desafié: ‘Entonces ustedes elaboren un discurso mejor’. Ellos aceptaron el desafío y comenzaron a prestar más atención a todos los discursos”, cuenta.
Cuando era adolescente, a Gerrit le encantaba ir de excursión y hacer senderismo con los otros hombres jóvenes de su barrio. Wally Salbacka, un amigo de toda la vida, recuerda un campamento en particular. “Yo estaba allí con Gerrit y su hermano, Brian, y un amigo que no era miembro de nuestra Iglesia. Por alguna razón, comenzamos a cantar himnos. Gerrit cantaba la melodía, Brian cantaba como tenor y yo como bajo. Creo que cantamos 10 o 20 himnos, solo por el gozo de cantar. Fue una buena experiencia; nuestro amigo no miembro estaba impresionado”.
El hermano Salbacka también recuerda que en la escuela secundaria, Gerrit le pidió a las porristas que animaran silenciosamente al equipo de ajedrez. “Las convenció de que el apoyo moral es bueno para todos”, dice, “y, de hecho, ¡vinieron a una partida!”.
Después de la escuela secundaria, el élder Gong asistió a la Universidad Brigham Young. Desde 1973 hasta 1975 sirvió en la Misión Taiwán Taipei; luego regresó a BYU donde, en 1977, obtuvo una licenciatura en estudios asiáticos y estudios universitarios.
Su cortejo y matrimonio
Después de su misión, el élder Gong se ofreció como voluntario para dar charlas fogoneras en el Centro de Capacitación Misional de Provo. Las charlas ayudaron a los misioneros que iban a Taiwán a familiarizarse con el pueblo, las costumbres y la cultura de allí. Una de las misioneras era la hermana Susan Lindsay, de Taylorsville, Utah, hija de Richard P. Lindsay y Marian B. Lindsay. El hermano Lindsay era miembro del Segundo Cuórum de los Setenta. “Sentí como si Susan fuera alguien a quien siempre había conocido”, dice el élder Gong.
Dos años después, unos meses después de que Susan hubo regresado a BYU, tras su misión, Gerrit estaba en Provo con su familia. Su padre estaba enseñando en la universidad y Gerrit había planeado realizar una visita de dos semanas. La visita se extendió a cuatro semanas, mientras él y Susan salían juntos todos los días. Luego, Gerrit se fue a hacer una pasantía en Hawái antes de regresar a Oxford.
“Nos cortejamos desde dos hemisferios diferentes”, recuerda el élder Gong. “Yo estaba tratando de estudiar en Inglaterra mientras llegaba a conocer lo que podía sobre ella desde el otro lado del océano Atlántico”.
“Nos comprometimos por teléfono”, dice la hermana Gong. “Volvió a casa nuevamente para el día de acción de gracias y nos casamos el primer día que el templo estuvo abierto en el nuevo año”. Dos semanas más tarde, viajaron a Inglaterra para comenzar una nueva vida juntos.
“Cuando las personas se casan, se dice que las dos familias se convierten en una sola”, dice el élder Gong. “Y eso es lo que realmente me sucedió a mí. Me siento parte de la familia Lindsay, del mismo modo que soy parte de la familia Gong”.
Una carrera sobresaliente
Después de pasar un breve tiempo como miembro del profesorado de Oxford, la carrera de Gerrit dio un giro hacia el servicio al gobierno en Washington, D.C., EE. UU. En 1984 formó parte del personal de la campaña de reelección de Reagan-Bush, donde compartió oficinas con Mike Leavitt, quien posteriormente fue gobernador de Utah. “Gerrit era observador y reflexivo”, dice el hermano Leavitt, “pero se distinguía por su amabilidad incansable”.
En 1985, Gerrit trabajó como asistente especial del Subsecretario del Departamento de Estado. En 1987 fue asistente especial del embajador de los Estados Unidos en Beijing, China. Y desde 1989 hasta 2001 ocupó varios puestos en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, D.C. Luego regresó al mundo académico cuando aceptó un puesto como ayudante del rector para planeamiento estratégico de BYU. Pasó nueve años cumpliendo esa función.
Carri Jenkins, ayudante del rector para comunicaciones universitarias de BYU, ocupaba la oficina de al lado. Ella recuerda la capacidad de Gerrit Gong para alentar a quienes lo rodeaban. “Si no confiabas en que podías aceptar una asignación difícil, él tenía esa confianza por ti”, dice. “Hacía todo lo que estaba a su alcance para aconsejarte, darte esperanza y dejarte avanzar y demostrar tu valía”.
El juez federal Thomas B. Griffith, que conoció al élder Gong tanto en Washington como en BYU, describe su interacción con él de esta manera: “Al final de una conversación te das cuenta de que tú has sido el centro de esta. Sabe escuchar, y hace preguntas que te hacen pensar”.
Cecil O. Samuelson, Setenta Autoridad General emérito y ex rector de BYU, dice que el élder Gong está “generalmente callado, pero su mente siempre está trabajando”.
La vida familiar
Gerrit y Susan Gong fueron padres de cuatro hijos —Abraham, Samuel, Christopher y Matthew— que crecieron en una variedad de entornos diferentes.
“Cuando estuvimos en Beijing, nuestros hijos tuvieron la bendición de llegar a ser los mejores amigos unos de otros”, dice el élder Gong.
“Por un lado, tuvieron la oportunidad de tener una amplia visión del mundo”, agrega la hermana Gong. “Por el otro, nos ayudó a llegar a estar unidos como familia. Nuestros muchachos todavía dicen que lo mejor que hicimos como padres fue darles hermanos”.
“Una vez, utilizamos nuestras millas de viajero frecuente”, dice el élder Gong. “Permitimos que cada persona eligiera un destino. Comenzamos en Washington, D.C., donde vivíamos, y luego fuimos a Inglaterra, la República Checa, Grecia, Turquía, India, China y Japón”.
“Durante ese viaje teníamos una regla firme”, dice Susan. “Dondequiera que íbamos comíamos lo que la gente local comía”. Por último, en Japón, al final del viaje, el élder Gong les dijo a sus hijos que los llevaría a un restaurante mundialmente famoso por su carne. En McDonald’s, ¡cuatro hijos hambrientos y dos padres se comieron 17 hamburguesas!
“Tanto mamá como papá valoran mucho el aprendizaje por medio de la experiencia”, dice Abraham. “Papá reflexiona detenidamente en cómo las experiencias moldean a las personas, incluso a culturas enteras”. Abraham también señala que su padre “habla con cuidado porque tiene que dar a entender cabalmente lo que quiere decir y creer por completo en ello”.
Samuel recuerda que “por muy ocupado que estuviera en el Departamento de Estado, papá dedicó tiempo todas las noches a adiestrarme y entrenarme para una competencia de matemáticas de tercer grado en la que yo quería participar, llamada ‘Desafío 24’. Me dijo que si yo ganaba tendríamos una fiesta con helados y 24 aderezos diferentes para ponerles encima”. Samuel llegó a la final nacional pero no ganó. La familia Gong comió helados de todos modos, pero no fue fácil conseguir 24 aderezos; uno de ellos fue carne seca.
Christopher y Matthew comentan cuánto “aprecian la confianza, el amor y la devoción que comparten nuestro padre y nuestra madre”. Es un amor que el élder y la hermana Gong comparten tanto entre ellos como con cada hijo y demás familiares.
“Además de ser un padre dedicado, Gerrit es un hijo y hermano abnegado”, dice Susan. “Esas funciones son importantes para él. Nos ayuda a entender que las relaciones familiares son las más importantes de todas”.
Experiencia en la Iglesia
Aunque ocupado con su carrera y la familia, el élder Gong continuó sirviendo de buen grado en la Iglesia, desempeñando llamamientos como miembro de sumo consejo, líder de grupo de sumos sacerdotes, presidente de Escuela Dominical de estaca, maestro de Seminario, obispo, presidente de misión de estaca, presidente de estaca y Setenta de Área.
En cualquier cosa que se le mande hacer, y también en su vida familiar, él demuestra de forma habitual ciertas características. “Él ve a todos como un hijo o una hija de nuestro Padre Celestial”, dice la hermana Gong. “Pero, sobre todo, ama al Señor. En verdad él desea con todo su corazón edificar el reino y bendecir a los hijos del Padre Celestial”.
Y él admira a su esposa. “Sin importar qué se me pida que haga”, dice, “Susan está a mi lado. Ella está cómoda con todos y centrada en las demás personas. Siempre ha estado dispuesta a ir a lugares nuevos y probar cosas nuevas, por lo cual estoy agradecido”.
Servicio como Setenta
El 3 de abril de 2010, el élder Gerrit W. Gong fue sostenido como Setenta Autoridad General. Fue asignado a la Presidencia del Área Asia, con sede en Hong Kong. Más tarde llegó a ser el presidente del Área Asia. El 6 de octubre de 2015 se sostuvo al élder Gong en la Presidencia de los Setenta, donde continuó su experiencia internacional, participando en revisiones de áreas en distintas partes del mundo tales como África y Centroamérica.
“Conoces y llegas a amar a los santos de todos esos lugares”, dice. “Te sientes bendecido de que las personas te cuenten acerca de su fe, porque su experiencia de cómo Dios trabaja en sus vidas se vuelve parte de la comprensión de quién es Dios y de qué manera nos ama a cada uno de nosotros”.
“Cuando enviamos al élder Gong a cualquier situación, las personas implicadas sienten que han encontrado un amigo”, dice el presidente Russell M. Nelson. “Tiene un alto nivel de conocimiento, pero es humilde. Se relaciona con personas en todos los niveles y siempre está bien preparado y es persuasivo”.
Llamamiento como apóstol
Cuando el presidente Nelson le extendió el llamamiento al élder Gong para prestar servicio como miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, el profeta “cariñosamente me tomó de las manos, con mi querida Susan a mi lado, y me extendió este sagrado llamamiento del Señor, que me dejó sin aliento” (“Cristo ha resucitado”, Liahona, mayo de 2018, pág. 97). Sintiéndose humilde pero seguro de su amor por el Señor y de su confianza en Él, el élder Gong aceptó el llamamiento. Fue sostenido el 31 de marzo de 2018. Cuidadosamente preparado por el Señor, ahora ministrará como un “[testigo] especial del nombre de Cristo en todo el mundo” (D. y C. 107:23).