Mensaje de la Presidencia de Área
Influir en los jóvenes para que tomen decisiones inspiradas
Debido a que nos preocupamos tanto por los jóvenes de la Iglesia, podríamos decir: “Déjame decirte cómo” o “déjame hacer esto por ti”, pero esto podría no conducir al resultado que esperamos.
Una Escritura establece el patrón. “Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mi tendrás paz.
“Yo soy Jesucristo” (Doctrina y Convenios 19:23–24).
Primero, aprendemos y escuchamos. Permitimos que Sus palabras penetren en nuestros corazones, mentes y, finalmente, en nuestras almas. Entonces, al caminar en Sus caminos y con Su Espíritu, experimentaremos Su paz. El modelo es claro, y nuestro desafío es ayudar a los jóvenes a comenzar este proceso de elegir, conocer y seguir a Jesucristo; Él es el camino al gozo eterno.
Un día, mi hijo menor me dijo: “Tenemos albedrío. Nunca creceremos si no nos proporcionas las herramientas y luego nos dejas elegir por nosotros mismos. Podemos aprender la verdad por nosotros mismos y elegir el camino”. Me di cuenta y estaba de acuerdo en que necesitaba confiar en mi hijo y en esta generación, tal como lo hace nuestro Padre Celestial. Debemos confiar en que pueden hacerlo. Les mostramos la senda de los convenios, les damos la brújula —los principios rectores— y les dejamos que lo resuelvan ellos mismos.
Recuerdo que cuando era joven, tartamudeaba y tenía dificultades para leer y escribir, pero mi madre siempre expresó confianza en mi capacidad para superar estos desafíos. Su creencia en mí me llevó a participar en un concurso de oratoria para jóvenes que se celebraba en la iglesia. Para mi sorpresa, quedé en primer lugar entre los chicos y segundo en general de 14 jóvenes en el concurso. Hasta el día de hoy, todavía recuerdo ese discurso. Pude hacer esto porque sentí la confianza de mi madre y mis líderes para hacer lo que era difícil para mí. Nunca me hubiera imaginado que estaría donde estoy hoy, hablando en conferencias o escribiendo artículos para revistas de la Iglesia. Nuestros jóvenes necesitan que creamos en su capacidad para hacer cosas difíciles a medida que se vuelven a Dios y viven de una manera más elevada y santa.
Una herramienta importante para ayudar a los jóvenes a comprender cómo los principios del evangelio de Jesucristo pueden ayudarnos a tomar decisiones inspiradas es la nueva guía Para la Fortaleza de la Juventud. La introducción de la Primera Presidencia promete: “Esta guía les ayudará a edificar una base sólida para tomar decisiones a fin de permanecer en la senda de los convenios”1. Te ayudará a prepararte para hacer convenios sagrados en el templo, prepararte para servir en una misión y hallar gozo al seguir a Jesucristo a lo largo de tu vida.
Cuanto mejor comprendamos la realidad de los jóvenes de hoy, más probable será que descubramos que la mejor manera de tener un impacto hacia un futuro mejor para ellos, la Iglesia y la sociedad es invitarlos a vivir el evangelio de Jesucristo; Una manera de hacerlo es pedirles y ayudarlos a participar activamente en los programas de la Iglesia, así como involucrarlos en la dirección y la planificación.
He aprendido que si estoy involucrado, participaré, y si participo, me siento parte de ello, y porque me siento parte de ello, me comprometeré con ello. Funciona porque el compromiso no es algo que otros están tratando de imponerme, sino más bien lo que quiero para mí. El élder Bednar ha enseñado que debemos encontrar maneras de “invitar a los jóvenes a actuar”. Tienes que estar allí, pero tienes que salir del camino. “Tienes que proporcionar dirección sin tomar el control”2.
Nuestros jóvenes no son solo futuros líderes, ellos también son líderes hoy. Podemos guiarlos en sus llamamientos para crear experiencias que refuercen estos principios rectores y los guíen a Cristo. La doctrina del Evangelio es rápida y poderosa para cortar la paja de duda y confusión que el adversario arroja (véase Hebreos 4:12). Debemos buscar la guía del Espíritu para ayudar a los jóvenes a sentir el deseo de escuchar y explorar la doctrina. Necesitan sentir y saber por sí mismos que la invitación a aprender viene del Maestro a ellos personalmente.
En la Marina, cuando las circunstancias son desesperadas o cuando el barco está bajo ataque, suena el toque del clarín: “Todas las manos en cubierta”. Esta generación necesita todas las manos en la cubierta. Necesitan modelos e influencers que les ayuden a ver que lo que hacen importa. Los jóvenes a menudo están preocupados por su futuro y la contribución que harán al mundo y a los demás. Necesitamos todas las manos en la cubierta para ayudarlos a aprender el método del Señor para tomar decisiones inspiradas que les permitan ser más eficaces en la escuela y en el trabajo y ver dónde encajan en Su plan.
Padres, líderes y maestros, incluyan en su enseñanza la nueva guía Para la Fortaleza de la Juventud. La doctrina y los principios que encontramos allí, combinados con compartir sus experiencias al tomar decisiones inspiradas, permitirán a los jóvenes encontrar lo que más importa.
Nuestros jóvenes necesitan mentores para agregar al papel significativo que los padres cumplen en sus hogares. Los jóvenes buscan validación en las relaciones con adultos que no son sus padres. La forma en que las personas los perciben es extremadamente importante para ellos. Necesitan adultos que los amen, los cuiden y se lo demuestren. No necesitan afecto superficial. Pueden sentir la falta de sinceridad desde lejos, pero también pueden sentir un cuidado genuino. Necesitan una inversión de tiempo que requiere sacrificio de nuestra parte: el compromiso sagrado de vivir nuestros convenios bautismales de ayudarnos unos a otros. Construyamos relaciones sólidas con nuestros jóvenes para que cuando sean desafiados, nos miren. Por medio de nuestro ejemplo, aprenderán que buscar a Cristo al vivir los principios del Evangelio es la mejor manera de llevar adelante sus deseos de hacer el bien en el mundo. Sin embargo, primero necesitan que los representantes del Maestro permanezcan cerca, “para que así [los jóvenes] sepan de qué manera esperar a su Hijo para la redención” y experimentar Su paz (véase Alma 13:2).