La Obra Misional
Encontré a la abuela de mi compañero — 2da parte
Mientras estaba en el Centro de Capacitación Misional, uno de mis compañeros compartió conmigo cómo fue su preparación para servir una misión de tiempo completo. Él comentaba que una de sus metas era poder bautizar a su abuela, a quien ama como a una madre, ya que ella lo crio y le brindó una formación cristiana y, con el tiempo, él pudo conocer La Iglesia de Jesucristo de Los Santos de Los Últimos Días. Este joven sabía que una de las bendiciones que recibiría al dedicarle 24 meses de su vida al Señor sería que los misioneros asignados a su barrio pudiesen enseñarle a su madre de crianza.
A mí se me asignó al área de Guanta, en la Misión Venezuela Barcelona; mi actual compañero, que ya tenía un tiempo en esa área, durante nuestro tiempo de planificación me comentó que iríamos a visitar a una hermana cuyo nieto recientemente había salido a la misión. Y para mi sorpresa era la abuela del compañero que conocí en el CCM.
Cada vez que íbamos, ella nos contaba cómo había sido su estudio de las Escrituras con su nieto cuando este la llamaba en los días de preparación, y luego todas las preguntas que surgían acerca de su estudio ella nos las hacía saber. Nosotros con mucho amor la ayudábamos a estudiar las Escrituras para resolver esas dudas; le enseñamos cómo leer el Libro de Mormón junto a la Santa Biblia. Luego, al terminar, la invitamos a orar para saber si estas cosas son verdad, le enseñamos sobre cómo el Evangelio puede bendecir familias y que estas pueden llegar a ser felices por la eternidad.
Sabemos que el Evangelio restaurado de Jesucristo bendice a las personas y a las familias. Nuestro Padre Celestial desea que podamos ser felices en familia por toda la eternidad. Tuvimos la oportunidad de testificarle que esto es posible gracias a la restauración del Evangelio y a las ordenanzas que se realizan en los santos templos.
Un día esta hermana nos comentó que ella había orado y había recibido una respuesta, que cada vez que terminaba de orar y leer El Libro de Mormón sentía paz y ese gran amor de su Padre Celestial y Jesucristo. Esta experiencia la ayudó a tomar la decisión de bautizarse. La alegría que sintió su nieto al enterarse de la noticia fue inmensa, y al saber que uno de sus compañeros del Centro de Capacitación Misional le había enseñado a su abuela, su felicidad fue aún mayor.
Sabemos que los cielos se alegran cuando una persona decide hacer convenios con Dios. Con la ayuda de los miembros del barrio y el obispo, pudimos lograr que la hermana se sintiera en una gran familia y que pudiese hacer convenios con el Padre Celestial.
Sabemos que Jesús es el Cristo, nuestro Salvador; que las oraciones sinceras pueden ayudar a las personas a conocer las verdades del Evangelio, y que las familias pueden ser felices por toda la eternidad gracias al evangelio restaurado de Jesucristo.