Mensaje de la Presidencia de Área
Fortalecer a la juventud
Un día por la tarde, nos dirigíamos al templo con mis hijos. Yo manejaba y a mi lado me acompañaba Sofía. Les pregunté cómo estaban. Mateo respondió que estaba bien y que se sentía muy animado por ir al templo, pero Sofía guardó silencio. Al mirarla, vi una lágrima caer por su mejilla. La tomé de la mano, detuve el auto y le pregunté si estaba bien. Me dijo que se sentía agotada y eso la hacía sentirse triste. Le di una bendición y le pedí que prestara atención a sus sentimientos cuando estuviera en el templo. Le prometí que el Señor aliviaría su tristeza y la reemplazaría con gozo.
Si basamos nuestras elecciones en las enseñanzas del Evangelio, estamos dando pasos que nos conducen más cerca del Padre Celestial y Jesucristo. Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que […] vuestro gozo sea completo” (Juan 15:11). En cada paso hacia Él, nos sentiremos más cerca del Espíritu y nuestra relación, por medio de los convenios con Dios, se volverá más fuerte. Estas decisiones no solo nos traen paz y gozo, sino que también nos preparan para enfrentar los desafíos de la vida con mayor fortaleza y esperanza.
Seguir a Jesucristo no garantiza que el camino estará libre de problemas, pero sí nos proporciona el poder y la fortaleza para superarlos. Nadie camina en una línea recta perfecta y es importante verificar constantemente nuestra dirección y obedecer los mandamientos de Dios. Los convenios que hacemos con Dios nos conectan más profundamente con Él y con el Salvador. Estos convenios incrementan el poder de Dios en nuestra vida y nos preparan para recibir la vida eterna.
Al salir de la Casa del Señor, le pregunté a Sofía cómo se sentía. Ella me respondió recordando las palabras de Jesucristo que el presidente Russell M. Nelson compartió en la conferencia general: “Me manifestaré a mi pueblo en misericordia en esta casa” (D. y C. 110:7). Ella dijo: “Al estar en el bautisterio, sentada esperando mi turno, vinieron a mi mente las siguientes frases del himno Asombro me da: ‘Asombro me da el amor que me da Jesús’. En ese momento, un sentimiento de paz llenó mi corazón. Al pensar en el gran amor que Jesús me da, supe que Él vive y que desea que yo sepa que me ama. Jesús es la mayor fuente de gozo en mi vida y también en la de cada uno de nosotros. Sé que, a medida que nos acerquemos al Salvador, Él nos hará saber que nos ama y nos brindará ese gozo puro y duradero. Como jovencita, sé que es difícil sobrellevar cargas, pesares y aflicciones, pero he visto en mi vida que Jesús puede llevar esas cargas, aliviar nuestros pesares y sanar nuestras aflicciones. A medida que lo busquemos, hallaremos a Jesucristo y la paz que Él desea darnos, ese gozo que es mucho más duradero que el que nos puede ofrecer el mundo”.
De todas las elecciones posibles, la que más importa es la de seguir a Jesucristo. Él es la fortaleza de la juventud, Su Evangelio es el gozoso camino de regreso a su Padre Celestial. En un mundo de constante cambio, Jesucristo es una fuente inagotable de amor y fortaleza. Al seguir Su ejemplo y vivir de acuerdo con Sus enseñanzas, podemos encontrar un gozo y una paz que no se encuentran en ningún otro lugar.
Sé que Jesucristo jamás desistirá en Sus esfuerzos por ayudarnos, y nunca agotaremos Su misericordiosa paciencia para con nosotros y que cada uno de nosotros tiene un lugar especial en el corazón de Dios.