Mensaje de la Presidencia de Área
Una señal de nuestro discipulado
Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, adoramos a Jesucristo, enseñamos Su doctrina y estudiamos Sus enseñanzas en las Santas Escrituras y en las palabras de los profetas vivientes. Afirmamos que “esta Iglesia está fundada sobre la vida perfecta de su principal piedra del ángulo, Jesucristo, y sobre Su Expiación infinita y Resurrección literal”.
Hacemos nuestro mejor esfuerzo diario por llegar a ser verdaderos discípulos de nuestro Señor Jesucristo.
Tal como se menciona en Predicad Mi Evangelio: “Como parte de nuestro convenio bautismal, prometemos ‘ser testigos de Dios’ (Mosíah 18:9). Una manera de ser testigos es compartir el Evangelio de Jesucristo. Ayudar a otras personas a recibir el Evangelio es uno de los tipos de servicio más gozosos que podemos prestar (véase Doctrina y Convenios 18:15–16). Es una poderosa expresión de nuestro amor”.
Cuando compartimos el Evangelio de Jesucristo con nuestros parientes, amigos y compañeros de trabajo o estudio, les damos la oportunidad de ejercer su albedrío.
Al hacer mención del pasaje de Escrituras que se encuentra en Mateo 28:19: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”, el élder Dieter F. Uchtdorf, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dijo: “He pensado mucho sobre la siguiente pregunta: ‘¿Cómo podemos nosotros, en calidad de discípulos de Cristo, cumplir lo mejor que podamos esa gran comisión en nuestra vida diaria?’”.
Y agrega: “Caminar en la senda del discipulado requiere práctica, cada día, poco a poco, ‘gracia sobre gracia’, ‘línea sobre línea’. A veces se avanzan dos pasos y se retrocede uno.
“Lo importante es que no se den por vencidos, que sigan intentando hacerlo bien. Con el tiempo, llegarán a ser mejores, más felices y más auténticos. Hablar con otras personas sobre sus creencias se volverá normal y natural. De hecho, el Evangelio será una parte tan importante y valiosa de su vida que no sería natural no hablar de ello con otras personas. Puede que eso no ocurra de inmediato; es un esfuerzo de toda la vida, pero ocurrirá”.
Continúa diciendo: “No les pido que se paren en una calle con un megáfono y reciten a viva voz los versículos del Libro de Mormón. Lo que les pido es que siempre busquen la oportunidad de sacar a la luz sus creencias en formas normales y naturales con las personas, ya sea en persona o en línea. Les pido que ‘se[an] testigos’ del poder del Evangelio en todo momento y que, cuando sea necesario, usen palabras”.
“Pedid al Padre con toda la energía de vuestros corazones, que seáis llenos de este amor que él ha otorgado a todos los que son discípulos verdaderos de su Hijo Jesucristo” (Moroni 7:48). De esta enseñanza inspirada de Moroni, aprendemos que nuestro discipulado se fortalece cuando la caridad, el amor puro de Cristo, nos motiva a participar en el recogimiento de Israel a ambos lados del velo, tal como nos enseña nuestro amado profeta, Russell M. Nelson: “Cada vez que hacen algo que ayuda a cualquiera, a ambos lado del velo, a dar un paso hacia hacer convenios con Dios y recibir sus ordenanzas esenciales del bautismo y del templo, están ayudando a recoger a Israel. Es así de sencillo”.
Cuando vemos a nuestro prójimo de la misma manera que lo ven nuestro Padre Celestial y Su Hijo Amado Jesucristo, experimentamos sentimientos muy similares a los que tuvieron los hijos de un notable rey y profeta que vivió en las Américas llamado Mosíah: “Pues estaban deseosos de que la salvación fuese declarada a toda criatura” (Mosíah 28:3).
Nuestro amado profeta también nos enseña: “Cada persona que hace convenios en las pilas bautismales y en los templos, y los guarda, tiene un mayor acceso al poder de Jesucristo. ¡Reflexionen sobre esta asombrosa verdad!”.
Y agrega: “La recompensa por guardar los convenios con Dios es poder celestial, un poder que nos fortalece para soportar mejor nuestras pruebas, tentaciones y pesares. Ese poder nos facilita el camino. Quienes viven las leyes mayores de Jesucristo tienen acceso a Su poder mayor. De ese modo, quienes guardan los convenios tienen derecho a un tipo especial de descanso que les llega mediante su relación por convenio con Dios”.
Cada vez que se nos viene el nombre de un amigo a la mente, inspirados por el Espíritu Santo, pensemos en cómo sería su vida si tuviera estas bendiciones. Pensar de manera celestial nos ayuda a renovar nuestro compromiso de amar, compartir e invitar.
Cumpliendo con una asignación, tuve el privilegio de conocer a Carlos Ariel Lobato, miembro del Barrio 1, de la Estaca Santa Rosa, Argentina. Fue bautizado en marzo de 2023, recibió la investidura en el Templo de Buenos Aires en junio de 2024 y posteriormente bautizó a su hijo menor, en septiembre de 2024. Me conmovió su historia de conversión y la manera en la que está avanzando en la senda de los convenios. Es un ejemplo de cómo se cumplen en nuestras vidas las promesas de los profetas antiguos y modernos.
El compartir el Evangelio es desafiante en nuestro camino del discipulado, pero también es muy satisfactorio e inspirador. Sé que el Salvador vive y está complacido con nuestros esfuerzos de ayudar en su maravillosa obra de salvación y exaltación, ya que Él y Su Padre nos aman profundamente. Lo comparto en Su dulce nombre, sí, Jesús el Cristo. Amén.