Romanos 14–16
Los verdaderos santos se hermanan entre sí
Todas las personas deben ser acogidas con una bienvenida en la Iglesia cuando aceptan el Evangelio y expresan el deseo de vivirlo. Los hacedores de la palabra no se quedan sin hacer nada ni juzgan a los demás, sino que extienden una mano de amistad como amigos y ayudan a las personas a hallar un nuevo hogar en la Iglesia y el reino de Dios. ¿Sabes de miembros nuevos que vivan en tu barrio o rama? ¿Cómo puedes ayudarles a sentirse más como parte de la Iglesia?
La comprensión de las Escrituras
Romanos 14
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Menosprecias a tu hermano (vers. 10)—Tratas a tu hermano como si no fuese nada. Le tienes en menos de lo que merece.
Romanos 14—Costumbres contradictorias de judíos y gentiles
Pablo tuvo que luchar constantemente contra la presión que se ejercía sobre él de amonestar a los santos a vivir según las costumbres y las tradiciones de los judíos. El guardar ciertas tradiciones del día de reposo, el abstenerse de ciertos alimentos y el seguir otras costumbres constituían actividades importantes para los conversos judíos, pero no para los gentiles. Solía ocurrir que un grupo juzgaba con severidad al otro según sus creencias religiosas y sus tradiciones culturales. Pablo deseaba que todos comprendieran que las costumbres no tenían importancia comparadas con el tener fe en Jesucristo y el seguir Su ejemplo. Aun en la actualidad experimentamos dificultades parecidas como Iglesia mundial. El presidente Gordon B. Hinckley enseñó:
“No es fácil convertirse en miembro de esta Iglesia. En la mayoría de los casos es preciso dejar de lado viejos hábitos, viejos amigos y conocidos, y entrar a una nueva sociedad, la cual es diferente y un tanto exigente.
“Con un número de conversos cada vez mayor, debemos incrementar de manera substancial nuestros esfuerzos para ayudarlos a integrarse. Cada uno de ellos necesita tres cosas: un amigo, una responsabilidad y ser nutrido ‘por la buena palabra de Dios’ (véase Moroni 6:4). Tenemos el deber y la oportunidad de proporcionarles estas cosas” (“Los conversos y los hombres jóvenes”, Liahona, julio de 1997, pág. 53).
Romanos 15
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Flaquezas (vers. 1)—Debilidades causadas por el desconocimiento de la verdad.
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Edificación (vers. 2)—Mejoramiento; elevar.
Romanos 16
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Tesorero (vers. 23)—Encargado de custodiar y distribuir los caudales de la ciudad. Servidor de confianza.
Romanos 16:17–19—“Que os fijéis en los que causan divisiones”
Pablo vivió en una época en la que la apostasía de la verdadera religión iba en aumento. Había personas que se hacían pasar por miembros buenos, pero que enseñaban doctrinas falsas (véase Hechos 20:28–32). Pablo amonestó a los romanos, diciéndoles: “os ruego… que os fijéis en los que causan divisiones” y les indicó que se apartaran de ellos (Romanos 16:17).
Romanos 16:20—¿Qué significa “aplastará… a Satanás bajo vuestros pies”?
El élder Bruce R. McConkie explicó que “aplastará… a Satanás bajo vuestros pies” (Romanos 16:20) significa: “Los que venzan al mundo pisotearán a Satanás bajo sus pies al rechazar sus tentaciones” (Doctrinal New Testament Commentary, tomo II, pág. 308).
El estudio de las Escrituras
Al estudiar Romanos 14–16, realiza una de las actividades siguientes (A–C).
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Entrevista a un miembro nuevo
Personas de muchas y diversas culturas se están uniendo a la Iglesia. Lee las palabras del presidente Hinckley que se citan en la sección “La comprensión de las Escrituras” de Romanos 14. En seguida, entrevista a alguna persona que se haya unido a la Iglesia desde hace un año y escribe un resumen de sus respuestas a las siguientes preguntas:
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¿Qué cambios ha tenido que hacer como miembro nuevo de la Iglesia?
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¿Qué hicieron los miembros de la Iglesia para ayudarle a salir adelante como miembro nuevo de la Iglesia?
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¿Qué otra cosa podrían hacer los miembros que sirviera para ayudar de un modo más eficaz a los miembros nuevos a pasar por el período de transición al unirse a la Iglesia?
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¿Cuál es tu juicio con respecto al juzgar?
Pablo enseñó a los santos a no juzgarse unos a otros. Lee Romanos 14:4–13 y anota la respuesta a cada una de las siguientes preguntas:
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Si todos somos siervos de Dios, ¿por qué no debemos juzgarnos unos a otros? (véase Romanos 14:4).
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Las personas pueden tener opiniones y prácticas distintas, pero ¿qué es más importante recordar? (véanse los vers. 5–6).
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¿Por qué el ser del Señor reduce las diferencias que haya entre los santos? (véanse los vers. 7–9).
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Al final, ¿qué tendremos todos en común? (véanse los vers. 10–11).
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Si nos juzgamos unos a otros, ¿qué daño nos hace eso tanto a nosotros como a los que juzgamos? (véase el vers. 13).
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La Iglesia es una comunidad
Jesucristo invita a todos a venir a Él. En la comunidad de santos entre los que hay una variedad de talentos y de virtudes, debemos ayudarnos unos a otros a fin de que todos lleguemos a ser más como es Cristo. Lee Romanos 15:1–7. En seguida, escribe lo que Pablo nos aconseja hacer en los versículos 1–2, 5 y 7 para procurar echar por tierra las diferencias que haya entre nosotros.