Apocalipsis 21–22
La tierra llega a ser un mundo celestial
En los dos capítulos finales del libro del Apocalipsis, leemos lo que Juan vio con respecto al futuro de la tierra después del Milenio, cuando sea un mundo celestial para los que moren en ella. También nos deja su testimonio de que las cosas que vio son verdaderas. Cuando leas lo que Juan escribió acerca del reino celestial y lo maravilloso que será morar allí, piensa en lo que se requiere para vivir en ese lugar. ¿Vale la pena cumplir con esos requisitos para obtener esa gloria?
El presidente Brigham Young nos abrió un camino para reflexionar en lo que está escrito en Apocalipsis 21–22 al decir: “Hablamos de nuestras tribulaciones y preocupaciones en esta vida; pero supónganse que se están viendo dentro de miles y millones de años después de [haber demostrado] que han sido fieles a su religión durante los pocos años breves de la actualidad y que hayan obtenido la salvación eterna y una corona de gloria en la presencia de Dios. Miren entonces hacia atrás y contemplen su vida aquí, lo que perdieron, lo que soportaron, y sus desilusiones y sus pesares…; ustedes entonces habrán de exclamar: ‘¿Y qué hay con todo eso? Todas esas cosas fueron sólo momentáneas y ahora estamos aquí. Hemos sido fieles durante unos pocos momentos en nuestra vida mortal y ahora disfrutamos de la vida eterna y de la gloria, con poder para progresar en todo conocimiento infinito y a través de innumerables niveles de progresión, y disfrutamos de la sonrisa y aprobación de nuestro Padre y Dios, así como de Jesucristo’ ” (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Brigham Young, págs. 188–189).
La comprensión de las Escrituras
Apocalipsis 21
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Ataviada (vers. 2)—Vestida de forma hermosa.
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Tabernáculo (vers. 3)—Morada.
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Establecida en cuadro (vers. 16)—Con la forma de un cuadrado.
Apocalipsis 21:2—La Nueva Jerusalén
La Nueva Jerusalén de que se habla en Apocalipsis 21 no es la misma ciudad que se ha de construir en el continente americano como parte de los últimos días y de la segunda venida de Jesucristo (véase Los Artículos de Fe 1:10). Se refiere al reino celestial.
Apocalipsis 21:11–25—La descripción de la ciudad de Dios
Si dedicaras un tiempo a calcular las medidas de la ciudad de Dios que da Juan, comprenderías que describe una ciudad de un tamaño mucho mayor que cosa alguna que el hombre haya creado. Además, la descripción de los metales finísimos y de las piedras preciosas comunica una belleza indescriptible. Sin embargo, la parte más maravillosa es la presencia misma de Dios, lo que elimina la necesidad de un templo e, incluso, de luz (véanse los vers. 22–23).
Apocalipsis 22
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Maldición (vers. 3)—Se refiere a los efectos de la caída de Adán y Eva.
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La raíz y el linaje de David (vers. 16)—Descendiente de David y rey legítimo de Israel; Jesucristo.
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Plagas (vers. 18)—Maldiciones, desastres.
Apocalipsis 22:2, 14—El árbol de la vida
Después de la caída de Adán y Eva, se cerró el camino hacia el árbol de la vida, a fin de que tuviesen un tiempo para arrepentirse, para ser probados y para prepararse en todos los aspectos a fin de participar de esa gran bendición (véase Alma 12:22–26; 42:2–5; Moisés 4:31). Juan vio que el fruto del árbol de la vida estaba al alcance de todos en el mundo celestial. El hecho de que el árbol de la vida esté al alcance de todos indica que en ese lugar se han quitado todos los efectos de la Caída.
Apocalipsis 22:17—“Ven”
Como se expone en la introducción de este libro (véase la pág. 175), la finalidad principal del libro del Apocalipsis es invitarnos a venir a Cristo. El final del libro —Apocalipsis 22:17 en particular— reitera esa invitación.
Apocalipsis 22:18–19—No añadáis a estas cosas ni quitéis de ellas
Hay personas que se han valido de Apocalipsis 22:18–19 para defender la idea de que no puede haber más revelación ni Escrituras después de la Biblia por motivo de que eso sería añadir a la Biblia. Y de esa manera intentan desacreditar el Libro de Mormón, Doctrina y Convenios y la Perla de Gran Precio.
Sin embargo, Moisés escribió lo mismo con respecto a sus libros (véase Deuteronomio 4:2). Si las palabras de Moisés se interpretaran de la misma forma en la que algunas personas han interpretado lo que Juan escribió, no habría habido Biblia después de los primeros cinco libros. Juan, al igual que Moisés, se refería sencillamente a lo que Dios le mandó escribir: el libro del Apocalipsis.
Cualquier persona puede llegar a saber la veracidad de la revelación moderna y de las Escrituras de los últimos días si pregunta a Dios mismo si son verdaderas (véase Mateo 7:7–11; Santiago 1:4–5).
El estudio de las Escrituras
Al leer Apocalipsis 21–22, realiza dos de las actividades siguientes (A–D).
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Haz un cartel (póster o pancarta)
Escoge un versículo de Apocalipsis 21–22 que consideres serviría para hacer un buen cartel para poner a la vista a fin de que te recuerde que permanezcas leal al Señor y a Sus enseñanzas. Explica por qué ese versículo te serviría de inspiración y haz un pequeño bosquejo del cartel que te gustaría hacer.
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¿Quiénes son esas personas?
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Lee y compara Apocalipsis 7:9, 13–17 con Apocalipsis 21:1–4 y di quiénes forman parte de la ciudad santa que Juan vio. (Si deseas, también puedes leer Apocalipsis 22:11–14.)
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Según lo que dice en Apocalipsis 21:8 y 22:15, ¿quiénes no estarán en la Ciudad Santa? (Asegúrate de entender lo que significan todas las palabras de esos versículos.)
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Lo más impresionante
Refiriéndose al libro del Apocalipsis, el élder Bruce R. McConkie dijo: “En ninguna parte en pasaje alguno de las Escrituras que hoy en día tiene el género humano hay explicaciones más precisas ni más persuasivas en cuanto al porqué debemos vencer al mundo, y las bendiciones relacionadas que se derivan de ello… Verdaderamente las enseñanzas de esta obra inspirada constituyen uno de los más grandes incentivos para buscar la rectitud personal que actualmente se encuentran en los escritos sagrados” (“Understanding the Book of Revelation”, Ensign, septiembre de 1975, pág. 89).
Para corroborar lo que dijo el élder McConkie, escribe acerca de dos o tres de las cosas que más te hayan impresionado del libro del Apocalipsis y que te inspiren y te motiven a vivir con rectitud.
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“Sí, ven, Señor Jesús”
Lee Apocalipsis 22:20. Reflexiona en lo que has aprendido durante tu estudio del Nuevo Testamento y escribe tu testimonio de Jesús. No te olvides de indicar por qué te unes a la oración de Juan de que Jesús venga.