Hebreos 3–4

Lecciones del Éxodo

Uno de los relatos más importantes y mejor conocidos del Antiguo Testamento es el del éxodo de los israelitas de Egipto y el viaje de ellos hacia la tierra prometida. Al igual que los israelitas de antaño, algunos de los cristianos judíos de la época de Pablo pensaban que lo que Dios les pedía era demasiado difícil. En Hebreos 3–4, Pablo emplea el relato del Éxodo para animar a los conversos judíos a guardar la fe y evitar repetir los errores que habían cometido sus antepasados. Debido a que los hebreos de la época de Moisés no tenían fe suficiente en Dios para obedecerle a lo largo de todo su viaje desde Egipto, no se les permitió entrar en la tierra prometida. Pablo no deseaba que a los hebreos de su época no se les permitiese entrar en el descanso del Señor por motivo de su falta de fe, y les testifica que, del mismo modo que Moisés había guiado a los antepasados de ellos, Jesucristo los llevaría de regreso a la presencia de nuestro Padre Celestial.