Bienvenido al Nuevo Testamento
El registro del ministerio terrenal del Salvador
El Nuevo Testamento es un registro de la vida y de las enseñanzas del Salvador durante Su ministerio terrenal. También contiene un registro de los viajes y de las enseñanzas de Sus Apóstoles después de que Él ascendió a los cielos. Se llama el Nuevo Testamento porque la palabra testamento significa “convenio”. Los convenios o pactos son promesas sagradas que Dios hace a Sus hijos. Esos convenios permiten a Sus hijos, por medio de la obediencia de ellos a esos convenios, recibir grandes bendiciones en esta vida y la vida eterna en el mundo venidero.
El élder Bruce R. McConkie, que fue miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó: “En el sentido en que se emplea en el Evangelio, un testamento es un convenio [o pacto] que hace Dios con Su pueblo. Por eso, la plenitud del Evangelio es el nuevo y sempiterno testamento o convenio [véase D. y C. 22:1] y el Evangelio preparatorio o ley mosaica es el testamento o convenio mosaico menor. Cuando el Evangelio fue restaurado en el meridiano de los tiempos por Jesús y Sus Apóstoles, fue el nuevo testamento (convenio) en comparación con el antiguo testamento (convenio) que había estado en vigencia desde los tiempos de Moisés” (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1966–1973, tomo I, pág. 63).
La casa de Israel cuando nació Jesús
Desde los tiempos de los antiguos profetas Abraham, Isaac y Jacob (cuyo nombre se cambió a Israel), el Señor escogió a los descendientes de ellos, la casa de Israel, para que fuese Su pueblo del convenio. Para la época en la que nació Jesucristo, la mayor parte de la casa de Israel había sido esparcida por todo el mundo y se perdió en la historia por motivo de su iniquidad. Los únicos israelitas que quedaron fueron principalmente los judíos, los cuales se habían ido alejando paulatinamente de la verdad para caer en la oscuridad espiritual. Malaquías, el último profeta del periodo del Antiguo Testamento, murió unos cuatrocientos años antes del nacimiento de Jesús.
Para la época en la que nació Jesús, los judíos también se encontraban en la oscuridad en el aspecto político. No eran una nación independiente sino que formaban parte de los territorios conquistados y controlados por el Imperio Romano.
Sinopsis del Nuevo Testamento: La tabla de materias
Fíjate en la “Tabla de los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento” que se encuentra en la portada de la Biblia. Los libros del Nuevo Testamento están dispuestos según el tipo de libro más bien que en orden cronológico. Marca la tabla de los libros para que recuerdes los diferentes tipos de libros del Nuevo Testamento (véase en la Guía para el Estudio de las Escrituras la entrada “Biblia”, pág. 26).
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Los Evangelios. Los libros de Mateo, de Marcos, de Lucas y de Juan se llaman los Evangelios y cada uno de ellos lleva el nombre de su autor. La palabra evangelio significa “buenas nuevas”. Los Evangelios son el testimonio de los que los escribieron acerca de la vida y de la misión de Jesucristo (véase en la Guía para el Estudio de las Escrituras la entrada “Evangelios”, pág. 70).
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Hechos de los Apóstoles. Los Hechos de los Apóstoles lo escribió Lucas y constituye el relato que hace él del crecimiento de la Iglesia bajo la dirección de los Apóstoles (véase en la Guía para el Estudio de las Escrituras la entrada “Hechos de los Apóstoles”, pág. 87).
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Las epístolas de Pablo. Los libros desde el de Romanos hasta el de Hebreos son epístolas (cartas) escritas por el apóstol Pablo. Llevan el nombre ya sea de la rama de la Iglesia o de la persona o del grupo a los que se escribió la carta (véase en la Guía para el Estudio de las Escrituras la entrada “Pablo, epístolas de”, pág. 156).
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Las epístolas generales. Los libros desde el de Santiago hasta el de Judas también son epístolas. Por lo general, se les llama las epístolas generales y llevan el nombre de los líderes de la Iglesia que escribieron las cartas.
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El Libro del Apocalipsis. El libro del Apocalipsis fue escrito por el apóstol Juan, que también escribió el Evangelio y las epístolas que llevan su nombre. El Apocalipsis es el relato de Juan de una revelación que recibió del Señor (véase en la Guía para el Estudio de las Escrituras la entrada “Apocalipsis, el”, pág. 16).
¿Qué puede significar para mí el estudiar el Nuevo Testamento?
El Salvador testificó: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). ¿Hay un texto mejor en el cual aprender acerca del Salvador que en el registro de Su ministerio terrenal que se encuentra en el Nuevo Testamento?
El presidente James E. Faust dijo: “El Nuevo Testamento es un testamento mejor por motivo de que en él se deja mucho al entendimiento del corazón y de la mente. Este refinamiento del alma es parte del robustecimiento del testimonio personal. Si no se recibe la atestiguación tanto en el corazón como en la mente, no puede haber testimonio. Estudiemos, aprendamos y vivamos las doctrinas que son difíciles de seguir y que el Salvador enseñó,a fin de que nuestro comportamiento a imagen de la vida de Cristo nos lleve a alcanzar alturas espirituales mucho más elevadas” (Finding Light in a Dark World, 1995, pág. 16).
Al dirigir la palabra a las mujeres jóvenes de la Iglesia, con respecto a la lectura de las Escrituras, el presidente Gordon B. Hinckley dijo: “…espero que esto se convierta en algo mucho más agradable de lo que es, y [que] no [sea] sólo un deber, o sea, en un verdadero amor por la palabra de Dios. Les prometo que, a medida que las lean, su mente y su espíritu se iluminarán. Al principio, quizás les parezcan un tanto tediosas, pero eso se transformará en una experiencia maravillosa con pensamientos de naturaleza divina” (“La luz interior”, Liahona, enero de 1995, pág. 114).
Al estudiar el Nuevo Testamento, busca las verdades que te enseñen más acerca de Jesucristo y la forma de aplicar el Evangelio a tu vida. Como parte del estudio, llevarás un cuaderno en el cual anotarás lo que aprendas y tus asignaciones. Asegúrate de escribir lo que hayas aprendido acerca del Salvador y que te impresione de un modo especial. Eso te servirá para aprender a oír los susurros del Espíritu y te llenará el corazón con un testimonio de Jesucristo.