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1 Timoteo 3: Consejo a los obispos y a los diáconos


1 Timoteo 3

Consejo a los obispos y a los diáconos

Los llamamientos de la Iglesia nos brindan oportunidades de prestar servicio a los demás y de progresar en el Evangelio. Cuando se nos llama a servir en la Iglesia, debemos esforzarnos por desarrollar ciertas cualidades y atributos. En 1 Timoteo 3 leemos lo que el Señor espera de los obispos y de los diáconos. Cuando estudies este capítulo, busca las formas en las que el consejo de Pablo podría serte de ayuda para servir mejor en tus propios llamamientos.

La comprensión de las Escrituras

1 Timoteo 3

No pendenciero (vers. 3)—No propenso a riñas.

Honestidad (vers. 4)—Seriedad, sobriedad.

Descrédito (vers. 7)—Disminución o pérdida de la buena reputación.

1 Timoteo 3:11–12—¿Diáconos casados?

En la época de Pablo y también en los primeros tiempos de la Iglesia restaurada, los diáconos eran hombres adultos, que podían estar casados y que poseían el Sacerdocio Aarónico. Desde entonces, el Señor, por medio de Sus profetas, ha hecho llegar el privilegio de poseer el Sacerdocio Aarónico a los hombres jóvenes mayores de doce años de edad.

El estudio de las Escrituras

Al estudiar 1 Timoteo 3, realiza la siguiente actividad.

  1. Escribe acerca de tu obispo

    1. Lee 1 Timoteo 3 y busca lo que el Señor espera de Sus obispos. ¿Por qué consideras que un obispo debe cumplir con esos requisitos?

    2. Escribe un artículo para la revista Liahona acerca de tu obispo. Anota las diversas preguntas que te interesaría hacerle si le entrevistaras.