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1 Pedro 3-5: La redención de los muertos


1 Pedro 3–5

La redención de los muertos

El élder David B. Haight, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Los Santos de los Últimos Días son un pueblo escogido, asignado ya en el mundo premortal, para estar en sociedad con el Señor en el plan de salvar tanto a los vivos como a los muertos. La Primera Presidencia ha anunciado que una de las más importantes responsabilidades de la Iglesia, y, por lo tanto, de los miembros, es la de redimir a los muertos” (“Los templos y la obra que se efectúa en ellos”, Liahona, enero de 1991, págs. 67–68). Cuando leas 1 Pedro 3–5, busca las enseñanzas de Pedro sobre esta importante responsabilidad del Evangelio.

La comprensión de las Escrituras

1 Pedro 3

Estad sujetas (vers. 1)—Avenirse, obedecer, someterse.

El justo por los injustos (vers. 18)—El Salvador por los pecadores.

1 Pedro 3:18–20; 4:6—La misión de Jesucristo en el mundo de los espíritus

El 3 de octubre de 1918, el presidente Joseph F. Smith se detuvo a meditar en esos versículos de 1 Pedro y fueron abiertos los ojos de su entendimiento, y vio las huestes de los muertos; se le mostró cómo se predica el Evangelio a los que han muerto. El relato de esa visión que tuvo se encuentra en Doctrina y Convenios 138. Allí se nos dice que el Señor visitó el mundo de los espíritus mientras Su cuerpo yacía en el sepulcro. Él congregó a Su alrededor a los espíritus justos y los organizó en una fuerza misional. Ellos aceptaron la asignación de enseñar el Evangelio a los espíritus encarcelados.

La obra que realizamos en los templos proporciona las ordenanzas necesarias para los que acepten el Evangelio en el mundo de los espíritus. De ese modo, todos los hijos de nuestro Padre Celestial tienen la oportunidad de aceptar el Evangelio y recibir todas las ordenanzas salvadoras esenciales.

1 Pedro 4

Lascivias (vers. 3)—Pasiones desenfrenadas, lujuria.

Disipación (vers. 3)—Estado de los que se entregan únicamente a los placeres.

Abominables idolatrías (vers. 3)—Adoración ilícita de ídolos.

Vituperados (vers. 14)—Reprobados o censurados inmerecidamente.

1 Pedro 5

No por ganancia deshonesta (vers. 2)—No para beneficiarse ni para conseguir dinero.

Babilonia (vers. 13)—sentido figurado, Roma.

Marcos (vers. 13)—Marcos, autor del Evangelio según San Marcos.

El estudio de las Escrituras

Al estudiar 1 Pedro 3–5, realiza dos de las actividades siguientes (A–C).

  1. Haz una comparación

    La Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles declararon: “Por designio divino, el padre debe presidir sobre la familia con amor y rectitud y tiene la responsabilidad de protegerla y de proveerle las cosas necesarias de la vida. La responsabilidad primordial de la madre es criar a los hijos. En estas responsabilidades sagradas, el padre y la madre, como iguales, están obligados a ayudarse mutuamente” (“La familia: Una proclamación para el mundo”, Liahona, junio de 1996, págs. 9–10).

    Lee 1 Pedro 3:1–12 y selecciona tres principios que se relacionen con la declaración que figura anteriormente. Escríbelos en tu cuaderno. Si deseas, puedes conversar con tus padres acerca de lo que hayas aprendido con esta actividad y de qué aplicación tiene a tu familia.

  2. Enseña a un amigo acerca del mundo de los espíritus

    Imagínate que un amigo tuyo, que hace poco se ha unido a la Iglesia, está preocupado por sus parientes que han muerto y que nunca tuvieron la oportunidad de oír el Evangelio y ser bautizados. Lee y correlaciona 1 Pedro 3:18–20 y 4:6 con Doctrina y Convenios 138:18–20, 27, 30–32, 57–59. Escribe en tu cuaderno un resumen de lo que enseñarías a tu amigo.

  3. Haz una lista de compras

    ¿Qué significa “apacienta mis ovejas”?

    1. Lee Juan 21:15–19 y escribe lo que el Señor resucitado pidió a Pedro que hiciera. En seguida, lee 1 Pedro 5:1–4 y anota lo que Pedro pide a los líderes del sacerdocio de su época que hagan. ¿Qué enseña eso acerca de la obediencia de Pedro?

    2. Lee 1 Pedro 5:5–9 y haz por escrito una lista de la comida espiritual necesaria para alimentar el rebaño de Dios.