Unidad 20: Día 4
2 Reyes 18–20
Introducción
Ezequías, rey de Judá, reinó con rectitud y acabó con la idolatría en su reino. Durante su reinado, Asiria conquistó el Reino del Norte, Israel, redujo a sus habitantes al cautiverio e invadió el Reino del Sur, Judá. Bajo amenaza de ataque, Ezequías envió a sus siervos al profeta Isaías para pedirle que orara por el pueblo. Jehová, por medio de Su profeta, le dijo al pueblo que no temiera y que Él lo ayudaría. Ezequías oró de nuevo sobre la amenaza asiria y Jehová le aseguró que Él defendería la ciudad. Jehová mandó un ángel a destruir el campamento, y ciento ochenta y cinco mil asirios fueron muertos. Más tarde Jehová alargó la vida de Ezequías por causa de sus súplicas y su rectitud.
2 Reyes 18
Asiria conquista Israel y amenaza a Ezequías y al pueblo de Judá
¿Cuáles son los desafíos o temores que afrontas? ¿En qué forma esos desafíos o temores ponen a prueba tu fe en el Señor?
En tu estudio de 2 Reyes 18–20, aprenderás acerca de los desafíos y los temores de Ezequías, el rey del Reino del Sur, Judá. A medida que estudias esos capítulos, busca principios que te ayuden a afrontar con fidelidad y valor tus desafíos y temores.
Lee 2 Reyes 18:3–8 a fin de averiguar qué cosas buenas hizo Ezequías como rey.
En esos versículos aprendemos que si confiamos en el Señor y guardamos Sus mandamientos, Él estará con nosotros.
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En tu diario de estudio de las Escrituras, escribe hasta tres maneras en las que te beneficia tener el Espíritu y la guía del Señor en tu vida.
En 2 Reyes 18:9–12 aprendemos que durante el reinado del rey Ezequías, Asiria conquistó el Reino del Norte, Israel —las diez tribus que vivían principalmente en las regiones de Samaria y Galilea— “…porque no habían obedecido la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su convenio” (2 Reyes 18:12). Aproximadamente siete años después de que el rey asirio Sargón conquistara el reino de Israel, Senaquerib lo sucedió como rey (véase 2 Reyes 18:9–10, 13).
Lee 2 Reyes 18:13 para saber qué decidió hacer Senaquerib.
Con el tiempo, Senaquerib planeó conquistar Jerusalén, la capital del reino de Judá. El ejército asirio parecía imparable. Tenía fama de asolar con brutalidad las tierras y torturar a los pueblos que conquistaba, lo cual despertaba el temor en los que se oponían a ellos.
¿Qué pensamientos o sentimientos tendrías si vivieses en Jerusalén y supieras que el ejército asirio está cerca?
El profeta Isaías profetizó acerca de la invasión asiria. Lee Isaías 10:28–32 y, en el mapa que viene en este manual, tacha el nombre de las ciudades que Isaías profetizó que serían conquistadas. (Las ciudades de Madmena y Gebim no aparecen en el mapa porque no se sabe dónde estaban ubicadas).
La ciudad de Nob estaba a menos de un 1,6 kilómetros de Jerusalén, lo cual significa que el ejército asirio llegó a estar extremadamente cerca de Jerusalén, y probablemente se vería desde la ciudad. En Isaías 10:32, la frase “…alzará su mano contra… Jerusalén” sugiere que Senaquerib amenazaría a la ciudad pero no la destruiría.
Tal y como se registra en Isaías 10:33–34, Isaías comparó al ejército asirio con una gran rama de árbol. Lee esos versículos para saber lo que dijo Isaías que le sucedería al ejército asirio antes de que pudiera conquistar Jerusalén.
El libro de 2 Crónicas conserva detalles importantes sobre la manera en que Ezequías guió a su pueblo en esa época. Lee 2 Crónicas 32:6–8 para saber cómo demostró Ezequías su fe en Jehová en esa ocasión.
Si lo deseas, para ayudarte a recordar lo que aprendiste en Isaías 10:28–32 y 2 Crónicas 32:6–8, puedes correlacionar esas referencias en el margen de tu ejemplar de las Escrituras, cerca de 2 Reyes 18:13.
Tal y como Isaías profetizó, las tropas asirias llegaron a las afueras de Jerusalén después de conquistar las ciudades que encontraron a su paso. Una de las estrategias de los asirios era enviar negociadores a la ciudad antes de que el ejército la atacara. Los asirios se valían de su reputación de guerreros crueles y despiadados para intimidar a las ciudades y persuadir a sus habitantes a rendirse. Senaquerib envió al Rabsaces y a otros negociadores a Jerusalén, en donde se encontraron con los representantes de Ezequías.
Los habitantes de Jerusalén, que miraban desde lo alto del muro de la ciudad (véase 2 Reyes 18:26), presenciaron la conversación entre el Rabsaces y Eliaquim, uno de los representantes de Ezequías. Imagínate que eres como los habitantes en lo alto del muro y que puedes ver al despiadado ejército asirio justo a las afueras de tu ciudad mientras escuchas la conversación.
Lee 2 Reyes 18:19–20 para saber las preguntas que hizo el Rabsaces. ¿Cuál crees que era la intención del Rabsaces al hacer esas preguntas?
Después de que el Rabsaces se mofara de la alianza de Judá con Egipto y se burlara de Jehová, tal y como se registra en 2 Reyes 18:21–25, Eliaquim le hizo una petición. Averigua lo que Eliaquim le pidió al Rabsaces que hiciera, tal y como se registra en el versículo 26. Piensa por qué crees que quería que el Rabsaces hiciera eso.
Lee la respuesta del Rabsaces a esa petición en 2 Reyes 18:28–35 y descubre lo que dijo a fin de tratar de convencer a los habitantes de Jerusalén de rendirse.
¿Cómo pudieron haber persuadido las palabras del Rabsaces a algunas personas de Jerusalén a no confiar en Jehová?
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Anota en tu diario de estudio de las Escrituras unas dos o tres situaciones en las cuales individuos como el Rabsaces podrían tratar de debilitar nuestra confianza en el Señor en la actualidad.
2 Reyes 19
Ezequías pide al Señor que salve Jerusalén, y un ángel destruye al ejército asirio
Lee 2 Reyes 19:1 para determinar a dónde fue Ezequías cuando supo de las amenazas del Rabsaces. (Rasgar sus vestidos y cubrirse con cilicio eran símbolos externos de aflicción y humildad).
En 2 Reyes 19:2–5 aprendemos que Ezequías envió mensajeros a informar al profeta Isaías de las amenazas de los asirios y a pedirle que orara por el pueblo. Lee la respuesta de Isaías en 2 Reyes 19:6–7.
¿En qué se parece la respuesta de Isaías a su profecía en Isaías 10?
El Rabsaces envió otro mensaje a Ezequías. Lee 2 Reyes 19:10–11 para saber lo que quería que Ezequías creyese.
Ezequías debía elegir si creer las palabras del profeta Isaías y confiar en Jehová o creer las palabras del Rabsaces y entregar la ciudad de Jerusalén.
¿Qué harías tú si tuvieras que tomar una decisión difícil como ésa? ¿Por qué?
Lee 2 Reyes 19:14–19 para determinar lo que hizo Ezequías en esos momentos difíciles.
Lee 2 Reyes 19:20 en busca de evidencias de que Jehová escuchó la oración de Ezequías.
En 2 Reyes 19:21–34 aprendemos que Jehová, por medio de Isaías, aseguró a Ezequías que Él defendería Jerusalén frente al ejército asirio. Lee 2 Reyes 19:32–37 para saber lo que les sucedió al ejército asirio y a su rey, Senaquerib.
De ese relato aprendemos el siguiente principio: Si nos volvemos al Señor, entonces Él puede ayudarnos a vencer nuestros temores y nuestros desafíos.
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Responde las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Cuándo te has vuelto al Señor en busca de ayuda ante un temor o un desafío que afrontaste?
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¿Cómo te ayudó el Señor?
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2 Reyes 20
Jehová alarga la vida de Ezequías y éste recibe a los mensajeros babilonios
Más adelante, Ezequías afrontó otro desafío. Lee 2 Reyes 20:1 para saber cuál fue ese desafío y
2 Reyes 20:2–6 a fin de averiguar lo que hizo Ezequías y cómo respondió Jehová a su esfuerzo.
De ese relato aprendemos que si ejercemos la fe en el Señor, podemos ser sanados conforme a Su voluntad. Aunque en general se trata de una excepción, en algunas circunstancias el Señor, en Su misericordia, alargará la vida de una persona sobre la Tierra. Para entender mejor por qué somos sanados conforme a la voluntad del Señor y no la nuestra, considera el siguiente ejemplo de un joven padre que supo que su hijita de cuatro años estaba gravemente enferma. El élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó:
“…el padre se puso de rodillas en oración para suplicar por la vida de su hija. No obstante, su estado empeoró. Poco a poco, este padre tuvo la impresión de que su hijita no viviría y, lentamente, sus oraciones cambiaron; ya no oró para suplicar que se curara, sino para implorar entendimiento. ‘Hágase Tu voluntad’ era el estilo de sus súplicas…
“El discernir y aceptar la voluntad de Dios en nuestra vida son elementos fundamentales del pedir con fe en sincera oración. Sin embargo, el solo decir las palabras ‘hágase Tu voluntad’ no es suficiente. Todos necesitamos la ayuda de Dios para someter nuestra voluntad a la de Él.
“‘La oración es el acto mediante el cual la voluntad del Padre y la del Hijo entran en mutua armonía’ (Bible Dictionary, “Prayer”). La oración humilde, ferviente y constante nos permite reconocer la voluntad de nuestro Padre Celestial y actuar de acuerdo con ella” (“Pedir con fe”, Liahona, mayo de 2008, págs. 96–97).
Tal y como se registra en 2 Reyes 20:7–20, Jehová mostró a Ezequías una señal para confirmarle que Él lo curaría. Más tarde, Isaías profetizó que Babilonia conquistaría el reino de Judá.
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Repasa los principios que has aprendido en esta lección. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras cómo uno o más de esos principios te pueden ayudar a superar los desafíos que afrontas actualmente. Explica también lo que harás durante la semana entrante para aplicar ese principio en tu vida.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado 2 Reyes 18–20 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: