Unidad 15: Día 3
Josué 3–10
Introducción
El llamamiento de Josué como profeta se confirmó a los israelitas cuando Dios dividió el río Jordán y les permitió cruzar hacia la tierra prometida. El Señor le dijo a Josué que conmemorara ese milagro haciendo que un hombre de cada una de las doce tribus de Israel tomara una piedra del lecho del río y construyeran un monumento conmemorativo con ellas. Una vez que los israelitas hubieron entrado en la tierra prometida, el Señor dejó de enviar maná y ellos comieron del fruto de la tierra.
Josué 3
Josué dirige milagrosamente a los israelitas a través del río Jordán
Considera lo que podrías hacer en la siguiente situación: Sientes que deberías compartir el Evangelio con un amigo pero estás nervioso de hacerlo de manera incorrecta y que eso afecte negativamente su amistad.
A lo largo de tu vida, es probable que enfrentes una variedad de desafíos que probarán tu fe en Dios. Conforme continúes estudiando hoy el libro de Josué, busca verdades que te ayuden a saber lo que debes hacer al enfrentar esos desafíos.
Josué y los israelitas movieron su campamento cerca del río Jordán (véase Josué 3:1). Sabían que deberían cruzar el río y establecerse en otras porciones de la tierra prometida, pero el río estaba desbordado, lo que hacía difícil cruzarlo (véase Josué 3:15).
¿Qué habrías hecho en esas circunstancias?
Lee Josué 3:7–13 para ver cómo planeaba el Señor ayudar a los israelitas a cruzar el río.
La frase “como en un muro” en el versículo 13 significa que el agua detendría su flujo río abajo. Fíjate en lo que los sacerdotes necesitaban hacer antes de que el río se dividiera. ¿Qué pidió el Señor a los sacerdotes que indica que cruzar el río Jordán requería gran fe?
Lee Josué 3:14–17 para determinar el cumplimiento de lo que el Señor prometió en el versículo 13.
Uno de los principios que aprendemos de esos versículos es que avanzar con fe invita a Dios a obrar milagros en nuestro favor. Si lo deseas, anota ese principio en el margen de tu ejemplar de las Escrituras.
Considera lo que significa avanzar con fe conforme lees la siguiente declaración del élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles: “Encontramos un poderoso ejemplo de la interacción que hay entre la certeza, la acción y la convicción cuando los hijos de Israel transportaban el arca del convenio bajo el liderazgo de Josué (véase Josué 3:7–17). Recuerden que los israelitas llegaron al río Jordán y se les prometió que éste se dividiría y que podrían cruzarlo por tierra seca. Curiosamente, las aguas no se dividieron cuando los hijos de Israel estaban en la ribera del río aguardando a que sucediera algo; más bien, las plantas de sus pies estaban mojadas antes de que se dividieran las aguas. La fe de los israelitas se manifestó en el hecho de que entraron en las aguas antes de que se dividieran. Se adentraron en el Jordán con una certeza en aquello que esperaban a fin de afrontar el futuro. En cuanto avanzaron, las aguas se dividieron, y tras cruzar por tierra seca, volvieron la vista atrás y contemplaron la convicción de lo que no se veía. En este episodio, la fe en calidad de certeza condujo a la acción y produjo la convicción de lo que no se veía pero que era verdadero” (“Buscar conocimiento por la fe”, Liahona, septiembre de 2007, pág.19).
Aun cuando no tenemos ríos desbordados que cruzar en nuestras vidas, tendremos otros obstáculos y desafíos que tal vez no sepamos cómo superar. Considera qué desafíos o acontecimientos podrías experimentar que requerirán que avances con fe antes de que puedas ver cómo resultarán las cosas.
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Completa una o dos de las siguientes asignaciones en tu diario de estudio de las Escrituras:
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Repasa las dos situaciones que se describieron al comienzo de esta lección. Escribe algunas oraciones que expliquen cómo podrías ser bendecido al avanzar con fe y compartir el Evangelio con un amigo.
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Piensa en una ocasión en la que tú o alguien que conoces avanzó con fe y experimentó milagros o bendiciones. Escribe acerca de esa experiencia en tu diario de estudio de las Escrituras.
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Podrías compartir tu testimonio de ese principio con alguien que necesite ayuda para avanzar con fe en Dios.
Josué 4–5
Los israelitas conmemoran el cruce milagroso del río Jordán, empiezan a comer del fruto de la tierra prometida y dejan de comer maná
Como se registra en Josué 4, después de que los israelitas cruzaron el río Jordán, se les mandó edificar un monumento de piedra para conmemorar ese milagro.
Una vez que los israelitas se encontraron en la tierra prometida, el Señor le dio instrucciones a Josué de que todos los hombres fueran circuncidados (véase Josué 5:1–11). Por alguna razón, esa práctica había cesado durante los cuarenta años que anduvieron en el desierto, y el Señor quería volver a establecerla (véase Josué 5:4–5).
El Señor dejó de proveer maná cuando los israelitas empezaron a “…[comer] de los frutos de la tierra de Canaán” (Josué 5:12).
Lee Josué 5:13–15 en busca de indicios de que el mensajero especial que visitó a Josué haya sido Jehová; el Salvador, Jesucristo.
¿Qué similitudes ves entre esa experiencia y la que tuvo Moisés en el monte Sinaí? ¿Cómo esa visita podría haber bendecido y consolado a Josué?
Josué 6–7
Después de que Israel destruye la ciudad de Jericó, la desobediencia de Acán lleva a la derrota de Israel por parte del pueblo de Hai
Después de que los israelitas entraron en la tierra prometida, sitiaron la ciudad de Jericó. Josué mandó al pueblo que siguiera el arca del convenio y “[rodeara]… la ciudad” (caminar completamente alrededor de las afueras de la ciudad) una vez al día por seis días y después debían rodear la ciudad siete veces el séptimo día (véase Josué 6:3–4).
Lee Josué 6:15–16, 20–21 para averiguar qué sucedió después de que los israelitas obedecieron esas instrucciones.
Recuerda que el Señor había mandado a Israel “…[que destruyera] completamente” a los habitantes inicuos de la tierra prometida a fin de prevenir que sus pecados se propagaran entre los hijos de Israel (véase Deuteronomio 20:15–18). Cuando Israel conquistó Jericó, las únicas personas a las que el Señor perdonó la vida fueron a Rahab y a su familia, ya que ella había ayudado a los espías Israelitas (véase Josué 2). Las únicas otras cosas que no debían destruir eran las riquezas de la ciudad, las cuales se habrían de consagrar y colocar en el tesoro del Señor. En Josué 6:18 el Señor advirtió que si alguno de los hijos de Israel tomaba cualquiera de esos artículos de Jericó para sí, esos artículos se volverían un “anatema” para ellos y para el campamento de Israel.
Si lanzas una piedra en un estanque o lago, ¿qué efecto tiene en el agua?
Conforme estudies Josué 7, aprenderás acerca de un hombre llamado Acán, cuyas acciones, como las ondas en el agua, afectaron a numerosas personas. Presta atención a los efectos de la decisión de Acán conforme continúes tu estudio.
Lee Josué 7:1 para determinar lo que un israelita de nombre Acán hizo que era contrario al mandamiento del Señor.
Lee Josué 7:2–5 en busca de una consecuencia que vino sobre Israel como resultado de la decisión de Acán.
¿Cuántos israelitas murieron en la batalla contra los hombres de Hai?
Josué preguntó al Señor por qué habían perdido la batalla. Lee Josué 7:11–12 para saber la razón que el Señor dio para la derrota de Israel. Tal vez quieras marcar lo que encuentres.
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Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Cómo la decisión personal de Acán afectó al resto de los hijos de Israel?
Completa el siguiente principio basándote en lo que aprendiste de las acciones de Acán: Si elegimos , eso puede acarrear consecuencias negativas sobre nosotros mismos y sobre los demás.
Lee Josué 7:13 para averiguar lo que el Señor le mandó hacer a Israel. (Uno de los significados de la palabra santificar es volverse libre de pecado.)
En Josué 7:14–18 aprendemos que el Señor mandó a Josué que reuniera a Israel de acuerdo con sus tribus. El Señor también dijo que Él le revelaría a Josué la persona que fuera culpable de albergar el anatema. Al ser llamado, Acán se presentó frente a Josué.
Lee Josué 7:19–21 para saber lo que ocurrió cuando Josué confrontó a Acán.
Presta atención a lo que Acán trató de hacer con la propiedad robada que era anatema. ¿Qué verdad podemos aprender acerca de tratar de esconder nuestros pecados del Señor?
La siguiente declaración del élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles, nos ayuda a entender por qué no podemos esconder nuestros pecados del Señor: “No te tranquilices con la idea de que nadie conoce tus transgresiones; eso es hacer como el avestruz, que entierra la cabeza en la arena, no ve nada y cree estar escondido, cuando en realidad, es ridículamente visible. Del mismo modo, todos nuestros actos son visibles para nuestro Padre Celestial y Su Hijo. Ellos nos conocen bien” (“Busquemos el perdón”, Liahona, julio de 1995, págs. 86–87).
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Contesta la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Cómo puede influir en nuestras decisiones el entendimiento de que no podemos esconder nuestros pecados del Señor?
Josué 7:22–26 nos dice que Acán fue hecho responsable y se le dio muerte, y los anatemas que tomó fueron quemados, tal como lo mandó el Señor.
Josué 8–10
El Señor ayuda a Israel a vencer al pueblo de Hai y a los amorreos
Como se registra en Josué 8–10, después de que Israel destruyó “el anatema” de entre ellos, derrotaron al pueblo de Hai y a los amorreos y conquistaron muchas de las ciudades en Canaán. Lee Josué 10:42 para saber por qué los ejércitos de Israel tuvieron éxito en la batalla. Tal vez quieras marcar lo que encuentres.
Considera cómo puedes actuar en base a las verdades que has aprendido hoy. Serás bendecido a medida que ejercites fe en el Señor, elijas obedecer fielmente Sus mandamientos y te arrepientas en vez de esconder cualquier pecado que hayas cometido.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Josué 3–10 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: