Unidad 3: Día 3
Moisés 6 (Génesis 5)
Introducción
Los descendientes justos de Adán llevaron un libro de memorias, enseñaron el Evangelio a su familia e invitaron a todos los hombres a arrepentirse. Enoc, uno de los descendientes justos de Adán, fue llamado a predicar el arrepentimiento al pueblo y además fue llamado como vidente. Enoc obedeció al Señor y enseñó a su pueblo acerca de las consecuencias de la caída de Adán y Eva y la forma de superar esas consecuencias. También explicó por qué debemos arrepentirnos y ser bautizados (El texto de la Biblia que se corresponde con parte de la información que se halla en Moisés 6 se encuentra en Génesis 5. Aunque Génesis 5 no se trata específicamente en esta lección, deberías leerlo como parte de tu estudio diario de las Escrituras. Una comparación de Génesis 5 y Moisés 6 te ayudará a comprender y apreciar la restauración de importantes verdades por medio de la traducción de José Smith de la Biblia).
Moisés 6:1–25
La posteridad de Adán llevó un libro de memorias y enseñó a sus hijos el Evangelio
Imagina que una cadena representa a tus antepasados (incluso tus padres), a ti mismo y a tus descendentes (incluso tus hijos).
Debido a que estamos unidos a nuestros antepasados y descendientes, ciertas características, tradiciones y enseñanzas a menudo se transmiten de generación en generación. Escribe algunas cosas que tus padres (o tus antepasados) te han transmitido a ti.
Reflexiona en cuáles podrían ser algunas de las cosas más útiles que podrías transmitirles a tus hijos.
Lee el resumen del capítulo que corresponde a Génesis 5 y fíjate en los nombres que forman parte de la “cadena” de descendientes de Adán.
Génesis 5 no proporciona muchos detalles acerca de Adán y su posteridad. Quizás recuerdes que cuando el profeta José Smith realizó cambios inspirados a la Biblia, el Señor le reveló Escrituras adicionales. Moisés 6–7 contiene detalles significativos que no se encuentran en Génesis 5, acerca de uno de los descendientes de Adán, el profeta Enoc.
Lee Moisés 6:1, 13, 21, 23 para ver lo que Adán y sus descendientes justos les transmitieron a sus hijos. Podrías marcar lo que encuentres.
Del ejemplo de Adán y su posteridad, ¿qué podemos aprender acerca de la responsabilidad que tienen los padres hacia sus hijos? Responde esta pregunta al completar la siguiente doctrina: Los padres son responsables de enseñar a sus hijos .
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Por qué piensas que es importante que los padres acepten la responsabilidad de enseñar a sus hijos las vías de Dios?
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¿De qué manera tus padres (u otros padres que conoces) cumplieron con la responsabilidad de enseñar a sus hijos las vías de Dios?
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Reflexiona en lo que puedes hacer para ayudar a tus padres a cumplir con esa responsabilidad. También considera lo que puedes hacer para prepararte para esa responsabilidad cuando seas padre o madre.
En Moisés 6:2–3 aprendemos que Adán y Eva tuvieron un hijo llamado Set. Después de la muerte de Abel, Set fue escogido para transmitir las responsabilidades del sacerdocio a las generaciones subsiguientes (véase D. y C. 107:40–42). El Señor describió a Set como “un hombre perfecto, y su semejanza era la imagen expresa de su padre [Adán]” (D. y C. 107:43).
Lee Moisés 6:4–8 para ver qué llevaban Adán y sus descendientes, que los ayudaba a enseñarles a sus hijos.
Fíjate en el versículo 5 quién podía escribir en el libro. ¿Qué clase de cosas piensas que escribieron?
En la actualidad, un libro de memorias puede tomar muchas formas. Un libro de memorias puede ser cualquier cosa que utilicemos para registrar pensamientos y acontecimientos inspiradores sobre nuestra vida y la de las personas que conocemos.
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Completa las siguientes asignaciones en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿De qué manera el llevar un libro de memorias podría ayudarte a enseñarles a tus hijos las vías de Dios?
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Pide a uno de los miembros de tu familia, amigos o miembros del barrio que comparta contigo algunas experiencias que hayan fortalecido su testimonio. Registra esas experiencias para ti y tu posteridad. Escribe algunas oraciones que describan tu experiencia al escribir parte de un libro de memorias.
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En Moisés 6:9–25 aprendemos que Adán y su posteridad justa continuaron enseñando el Evangelio a sus familias, aun cuando las personas a su alrededor se volvieron inicuas.
Moisés 6:26–47
Enoc es llamado a profetizar a los del pueblo y comienza su ministerio
Piensa en alguna ocasión en la que sentiste que no eras lo suficientemente bueno o que no podías hacer algo que el Señor te pedía debido a alguna debilidad.
El profeta Enoc tuvo sentimientos similares cuando el Señor lo llamó a proclamar el arrepentimiento a su pueblo. Al estudiar la experiencia de Enoc en Moisés 6, busca principios que puedan ayudar a una persona que experimenta esos sentimientos.
Lee Moisés 6:26–28 y busca frases que describan al pueblo de Enoc. ¿Cómo describió el Señor al pueblo al que Enoc fue llamado a enseñar?
Haz coincidir la descripción que hizo el Señor del pueblo de Enoc en el versículo 27 con lo que podría ser su significado:
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Lee Moisés 6:31 y marca las preocupaciones que expresó Enoc acerca de su capacidad para cumplir con el llamado del Señor.
Reflexiona en cómo la preocupación de Enoc acerca de su llamamiento a predicar puede ser similar a lo que quizás sintamos cuando se nos llama a servir al Señor.
Lee Moisés 6:32–34 para conocer las promesas que el Señor le hizo a Enoc. Fíjate en lo que Enoc tuvo que hacer para poder recibir esas promesas.
¿Qué podemos aprender de esos versículos acerca de lo que el Señor hará por nosotros si hacemos lo que Él pide a pesar de nuestras debilidades? Para contestar esa pregunta, completa el siguiente principio: Si vamos y hacemos lo que el Señor nos manda, Él .
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En tu diario de estudio de las Escrituras, describe cómo este principio puede ayudar a los que sienten que no son lo suficientemente buenos o que no pueden hacer lo que Dios pide.
Para ayudar a Enoc a superar sus preocupaciones, el Señor le dio algunas instrucciones inusuales. Lee Moisés 6:35–36 para ver qué le dijo el Señor a Enoc que hiciera.
El barro se forma en la tierra y es espeso y pegajoso. Medita en lo que el Señor le estaba enseñando a Enoc al hacer que se cubriera los ojos con barro y que se los lavara después.
¿Qué sucedió después de que Enoc hizo lo que el Señor le dijo que hiciera?
El Señor hizo que Enoc se untara los ojos con barro y que después se los lavara para enseñarle acerca de su función sagrada como vidente. Aun cuando no somos llamados a ser videntes como lo fue Enoc, aun podemos beneficiarnos al ver las cosas con los ojos espirituales.
De las instrucciones que el Señor le dio a Enoc y de la bendición que resultó de ellas, podemos aprender el siguiente principio: Mediante la estricta obediencia y con la ayuda del Señor, podemos ver y discernir espiritualmente mucho más allá de lo que podríamos hacerlo con nuestro “ojo natural”.
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Contesta las siguientes preguntas en tu diario de estudio de las Escrituras:
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¿Qué crees que significa ver con ojos espirituales?
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¿Por qué desearías ser capaz de ver con ojos espirituales?
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Piensa qué cosas del mundo hacen que te sea difícil ver con ojos espirituales. Fíjate la meta de eliminar esas cosas mundanas de tu vida y concentrarte en las cosas que te fortaleces espiritualmente.
Fíjate en la palabra vidente en Moisés 6:36. Debido a que a Enoc le fue permitido ver cosas que no son visibles al ojo natural, se le llamó vidente. Un vidente es alguien que es llamado por Dios para prever el futuro desde el pasado y desde el presente. Los miembros de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles han sido llamados por Dios para ser profetas, videntes y reveladores en la actualidad.
El élder John A. Widtsoe, del Quórum de los Doce Apóstoles, describió lo que significa ser un profeta, vidente y revelador:
“Un vidente es el que ve con los ojos espirituales y percibe el significado de lo que a otros les parece incomprensible. Por lo tanto, interpreta y esclarece la verdad eterna. Ve el futuro desde el pasado y desde el presente… En pocas palabras, él es uno que ve, que anda en la luz del Señor con los ojos abiertos…
“En resumen: Un profeta es un maestro de la verdad conocida; un vidente es el que percibe la verdad oculta; un revelador es el portador de una verdad nueva. En el más amplio sentido, el título que se emplea comúnmente, el de profeta, incluye también los otros títulos y hace del profeta un maestro, perceptor y portador de la verdad” (Evidences and Reconciliations, editado por G Homer Durham, 3 tomos en 1, 1960, pág. 258).
Lee Moisés 6:37–39 para ver de qué manera respondió el pueblo a Enoc cuando éste les predicó. Si lo deseas, marca las frases que describen la forma en la que el pueblo le respondió a Enoc.
Analiza por qué algunas personas pueden ofenderse por las enseñanzas de los profetas, videntes y reveladores de la actualidad.
Lee Moisés 6:40 y presta atención a lo que Mahíjah le preguntó a Enoc.
Mahíjah quería saber quién era Enoc y cómo había llegado a tener tanto poder y autoridad al enseñar el Evangelio. Imagina que uno de tus amigos o familiares te preguntan de qué manera los profetas, videntes y reveladores de la actualidad han llegado a tener tanto poder y autoridad al enseñar el Evangelio. Para ayudarte a pensar en cómo podrías responder, lee Moisés 6:41–43 y fíjate en la manera que respondió Enoc.
Lee Moisés 6:47 para ver la reacción del pueblo ante lo que dijo Enoc. ¿Cómo se relaciona la reacción del pueblo con las promesas que el Señor le hizo a Enoc, que se describen en los versículos 32–34?
Moisés 6:48–63
Enoc enseña lo que debemos hacer para vencer la Caída y entrar en el reino de los cielos
Al estudiar Moisés 6:48–63 quizás te preguntes qué significa la frase “se conciben tus hijos en pecado”, que se encuentra en el versículo 55. El élder Bruce R. McConkie, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó que esta frase significa que “[nacemos] en un mundo de pecado”, un mundo en el que existe la iniquidad, la que influye en nosotros en nuestro estado caído (véase A New Witness for the Articles of Faith, 1985, pág. 101).
El tener hijos dentro de los lazos del matrimonio no es pecado. La vía mediante la cual se crea la vida mortal es divinamente establecido:
“Cuando las parejas casadas son físicamente aptas, tienen el privilegio de proporcionar cuerpos terrenales para los hijos de nuestro Padre Celestial, procreados en espíritu. Así toman parte en el gran plan de felicidad, el cual permite que los hijos de Dios reciban cuerpos físicos y tengan la experiencia de la vida terrenal…
“Recuerda que las relaciones sexuales dentro del matrimonio son divinamente aprobadas. Aunque uno de los propósitos de esas relaciones es proporcionar cuerpos físicos para los hijos de Dios, otro objeto es expresar amor mutuo y unir al esposo y a la esposa con lealtad, fidelidad, consideración y un propósito común” (véase Leales a la fe: Una referencia del Evangelio, 2004, págs. 48–49).
Fíjate en Moisés 6:54 que “el Hijo de Dios ha expiado la transgresión original”. Eso significa que todos somos responsables por nuestros propios pecados y no por la transgresión de Adán y Eva (véase Artículos de Fe 1:2). No obstante, estamos sujetos a las consecuencias de la Caída.
Moisés 6:48–63 contiene el relato de lo que Enoc enseñó al pueblo. Les enseñó que debían arrepentirse, bautizarse y recibir el Espíritu Santo porque ninguna cosa inmunda puede morar en la presencia de Dios. Enoc también enseñó al pueblo que deben nacer otra vez para poder recibir las bendiciones de la expiación de Jesucristo.
Por causa de la expiación de Jesucristo, todos seremos redimidos de la Caída y llevados de nuevo a la presencia de Dios para ser juzgados. Sólo los que se han arrepentido pueden morar, o permanecer, en la presencia de Dios.