Unidad 27: Día 3
Jeremías 7–29
Introducción
Dios mandó a Jeremías que advirtiera a los del pueblo de Jerusalén que si no se arrepentían, la ciudad sería destruida y ellos serían llevados cautivos. Jeremías también profetizó que llegaría el día en que todos los hijos de Israel serían recogidos y volverían a ser el pueblo de Dios.
Jeremías 7–16
Jeremías se pone en la puerta del templo y llama al pueblo al arrepentimiento
Lee atentamente cada una de las siguientes afirmaciones y determina si son verdaderas, parcialmente verdaderas o falsas. Anota tus respuestas en los espacios a continuación.
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Si voy a la Iglesia, pago mi diezmo y hago bautismos por los muertos con mi barrio o rama, estaré preparado para la segunda venida del Salvador.
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Participar de la Santa Cena me limpia automáticamente del pecado cada semana.
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El pagar las ofrendas de ayuno ayuda a los necesitados; por lo tanto, si ayuno y mis padres o yo damos una ofrenda, he cumplido con mi responsabilidad de cuidar del pobre y del necesitado.
Al estudiar Jeremías 7–16, busca principios que te ayuden a comprender mejor esas afirmaciones.
Recuerda que Dios había llamado a Jeremías como profeta para advertir a los del pueblo de Judá que a menos que se arrepintieran, serían conquistados por otra nación (véase Jeremías 1–6). En Jeremías 7:1–2, Dios mandó a Jeremías que fuera a la puerta del templo para declarar Su mensaje.
Lee Jeremías 7:3–11 e imagínate a Jeremías declarando el mensaje de Jehová a la multitud en la puerta del templo. Busca las doctrinas y los principios que Jeremías enseñó a los del pueblo. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
Cuando Jeremías dijo a los del pueblo “[enmendad] vuestros caminos y vuestras obras” (Jeremías 7:3), los estaba invitando a arrepentirse.
Muchos de los judíos en los tiempos de Jeremías se comportaban como si el hecho de adorar en el templo los hiciera justos, independientemente de cualquier otra cosa que hicieran. Observa que en Jeremías 7:7, Jehová prometió a los del pueblo que podrían permanecer en la tierra prometida si corregían su conducta.
En Jeremías 7:12–20, Jehová recordó al pueblo por medio de Jeremías que se había destruido el tabernáculo de Silo y que se había llevado cautivo al pueblo del Reino del Norte. Entonces les advirtió que si no se arrepentían, el templo de Jerusalén no protegería a los habitantes de Judá de la destrucción.
Se le recordó al pueblo lo que Jehová dijo a sus antepasados en cuanto a los holocaustos cuando los sacó de Egipto. Lee Jeremías 7:22–23 para saber lo que Jehová dijo que era más importante que el ofrecer holocaustos. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
Un principio que aprendemos en Jeremías 7 es que, por sí solas, las prácticas religiosas externas no pueden salvarnos si no guardamos los mandamientos de Dios.
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Responde la siguiente pregunta en tu diario de estudio de las Escrituras: ¿Cuál es el peligro de creer que podemos obedecer algunos mandamientos de Dios pero desobedecer obstinadamente otros?
Vuelve a las afirmaciones que leíste al principio de la lección. Probablemente te des cuenta de que cada afirmación puede ser verdadera sólo en parte. En cada caso, la observancia externa de un mandamiento no es suficiente si no se tiene un corazón obediente. Por ejemplo, si una persona peca durante la semana, no se arrepiente, y entonces participa de la Santa Cena en el día de reposo, él o ella no recibirá automáticamente el perdón de esos pecados. La salvación viene por medio de la conversión interior al evangelio de Jesucristo, de la fe en la expiación del Salvador y de esforzarse por obedecer todos los mandamientos de Dios.
Lee Jeremías 7:24, 30–31 en busca de algunas maneras en las que el pueblo estaba escogiendo desobedecer los mandamientos de Dios.
Lee por lo menos dos de los siguientes pasajes para averiguar las consecuencias que Jeremías profetizó que sobrevendrían al pueblo por haber desobedecido a Jehová:
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Jeremías 9:13–16 (En el versículo 15, “ajenjo” se refiere a una planta amarga y “agua de hiel” hace referencia a una bebida de sabor amargo).
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Jeremías 15:5–7 (En el versículo 7, “aventaré” significa que Dios los esparciría [véase Jeremías 15:7, nota a al pie de página]).
De esos pasajes aprendemos que si rehusamos caminar en las sendas de Dios, traeremos sobre nosotros graves consecuencias.
Lee Jeremías 16:14–15 para saber qué acontecimiento presenciarán las personas en los últimos días, el cual será tan milagroso como la liberación de Israel de Egipto.
Hacer subir a los hijos de Israel del norte y de otras tierras significa que Dios volverá a recoger a los descendientes esparcidos de Israel en el convenio del Evangelio y en las tierras prometidas de su herencia.
Lee Jeremías 16:16 para saber a quién dijo Jehová que utilizaría para ayudar a recoger a la casa de Israel.
Las palabras pescadores y cazadores en esos versículos se refieren a aquellos que ayudan a recoger a Israel por medio de la obra misional. El élder Russell M. Nelson, del Quórum de los Doce Apóstoles, explicó qué relación puede guardar esto con nosotros: “En muchas naciones, nuestros misioneros han buscado a los dispersos de Israel; los han cazado ‘por las cavernas de los peñascos’ y los han pescado como en los tiempos antiguos [véase Jeremías 16:16]” (“El recogimiento del Israel disperso”, Liahona, noviembre de 2006, pág. 81).
Los misioneros no sólo recogerán a los de la casa de Israel en los últimos días, sino también a los gentiles. Lee Jeremías 16:21 para saber cuál será el resultado de ese gran esfuerzo misional.
De esa profecía podemos aprender que al trabajar diligentemente para compartir el Evangelio con otras personas, podemos ayudarlas a llegar a conocer el poder del Dios verdadero y viviente.
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Responde una de las preguntas siguientes, o ambas, en tu diario de estudio de las Escrituras:
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Piensa en las habilidades o características que ayudan a los pescadores y a los cazadores a tener éxito. ¿En qué se parecen las habilidades y características necesarias para pescar y cazar a las características que nosotros necesitamos para tener éxito en la obra misional?
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¿Qué oportunidad has tenido recientemente tú, o alguien a quien conoces, de compartir el Evangelio con otra persona?
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Considera la posibilidad de fijarte una meta concreta de compartir el Evangelio y tu testimonio del Salvador con otras personas.
Jeremías 17:1–19:13
Jeremías se pone en las diversas puertas de la ciudad y advierte a los del pueblo que observen el día de reposo
Piensa en algunas actividades en las que participaste el domingo pasado. ¿Cuáles de ellas te acercaron más al Salvador?
Jehová le dijo a Jeremías que fuera a cada una de las puertas de Jerusalén y predicara a los habitantes de la ciudad. En la antigüedad, las puertas de una ciudad eran lugares en donde se llevaban a cabo negocios y se promulgaban y se ejecutaban las leyes.
Lee Jeremías 17:21–22 para saber lo que se le mandó a Jeremías que dijera a los del pueblo en las puertas de Jerusalén.
Lee Jeremías 17:24–26 y fíjate en lo que sucedería si los judíos santificaban el día de reposo.
Basándote en esos versículos, completa el siguiente principio de manera que se aplique a nosotros hoy en día: Si nosotros , entonces el Señor nos protegerá y nos ayudará.
Lee Jeremías 17:27 para saber lo que sucedería si los judíos continuaban quebrantando el día de reposo.
Tal y como se registra en Jeremías 18, Dios envió a Jeremías a casa del alfarero. Jehová utilizó como analogía el modelado de una vasija de arcilla para enseñarle a Jeremías que Israel podría ser remodelado si el pueblo se arrepentía.
En Jeremías 19:1–9 se indica que Dios le dijo a Jeremías que llevara una vasija de barro al valle de Hinom, el cual estaba justo en las afueras de los muros de Jerusalén. En ese valle se encontraba un lugar llamado Tofet, que significa lugar para quemar. Allí algunos israelitas habían construido altares y sacrificaban a sus hijos como holocaustos a los dioses falsos.
Lee Jeremías 19:10–11 para saber lo que se le dijo a Jeremías que hiciera en ese valle.
¿Qué crees que Jehová trataba de enseñarles a los israelitas al hacer que Jeremías rompiera la vasija de barro?
Jeremías 19:14–28:17
Jeremías profetiza acerca de los dioses falsos y la inminente destrucción de Judá
¿Has sentido alguna vez que otras personas querrían que cambiaras tus normas o dejaras de hablar del Evangelio?
En Jeremías 19:14–20:6 aprendemos que después de predicar en el valle de Hinom, Jeremías proclamó sus advertencias en el atrio del templo. Pasur, gobernador principal de la casa de Jehová, estaba enojado con Jeremías por causa de su mensaje. Pasur golpeó a Jeremías y lo encarceló hasta el día siguiente, pero Jeremías siguió advirtiendo acerca de los inminentes juicios de Jehová.
Lee Jeremías 20:7–9 para conocer cuáles fueron los sentimientos de Jeremías en esos momentos.
¿Por qué se negó Jeremías a guardar silencio a pesar de que hubo un momento en el que deseó dejar de declarar el mensaje de Jehová?
¿Qué crees que signifique que la palabra de Jehová era como “un fuego ardiente metido en [los] huesos [de Jeremías]” (Jeremías 20:9)?
Del ejemplo de Jeremías aprendemos el siguiente principio que nos puede ayudar a declarar el Evangelio aun cuando sea difícil: A medida que crece nuestro testimonio, aumenta nuestro deseo de hacer la voluntad de Dios.
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Piensa en personas que conozcas que sientan la palabra de Dios como un fuego en sus huesos. Escribe en tu diario de estudio de las Escrituras la manera en que ese fuego o testimonio se manifiesta en la vida de una de las personas en las que has pensado. Luego responde la siguiente pregunta: ¿Qué puedes hacer para adquirir ese tipo de testimonio?
A medida que actúes conforme a las impresiones del Espíritu Santo y procures profundizar tu testimonio, aumentarán tu deseo y determinación de seguir a Jesucristo y de servir al Padre Celestial.
Según lo registrado en Jeremías 20–28, Jeremías siguió predicando al pueblo. Concretamente les advirtió acerca de los falsos profetas y maestros que decían a los inicuos lo que éstos deseaban oír.
Jeremías 29
Jeremías escribe una carta a los israelitas cautivos en Babilonia
En los días de Jeremías, aproximadamente en el año 606 a. de J.C., un grupo selecto de judíos fue llevado cautivo a Babilonia. Jeremías 29 contiene la carta que Jeremías mandó posteriormente a esos cautivos. En ella transmitía el consejo de Jehová de que edificaran casas, plantaran huertos y criaran a su familia en Babilonia, en donde estarían cautivos por el espacio de setenta años.
Lee Jeremías 29:10–14 para averiguar cómo recordaría Jehová al pueblo de Israel tras setenta años de cautividad. Si lo deseas, marca lo que encuentres.
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Escribe lo siguiente en tu diario de estudio de las Escrituras al final de las asignaciones de hoy:
He estudiado Jeremías 7–29 y he terminado esta lección el (fecha).
Otras preguntas, ideas y reflexiones que me gustaría compartir con el maestro: