Introducción a Levítico
¿Por qué debemos estudiar este libro?
La palabra Levítico es una palabra latina que hace referencia a los levitas, una de las doce tribus de Israel. Los levitas poseían el sacerdocio menor y se les dio la responsabilidad de oficiar en el tabernáculo y más tarde en el templo de Jerusalén (véase Números 3:5–10). El libro de Levítico contiene instrucciones en cuanto a la manera de desempeñar los deberes del sacerdocio, tales como el sacrificio de animales y otros ritos que ayudarían a enseñar a los hijos de Israel acerca de Jesucristo y Su expiación (véase Alma 34:13–14). El Señor reveló cuál era el propósito principal de las instrucciones que dio en el libro de Levítico: “Santos seréis, porque santo soy yo, Jehová, vuestro Dios” (Levítico 19:2); véase también Levítico 11:44–45; 20:26; 21:6). Al estudiar este libro, puedes lograr una mayor comprensión y un profundo aprecio por la expiación del Salvador. También puedes aprender importantes verdades que te ayudarán a ser santo, es decir, espiritualmente limpio y reservado para propósitos sagrados. El vivir esas verdades te preparará para servir al Padre Celestial y a Sus hijos.
¿Quién escribió este libro?
Moisés es el autor de Levítico. Moisés y Aarón, su hermano mayor, eran miembros de la tribu de Leví (véase Éxodo 6:16–20). Mientras que Aarón fue llamado a presidir el sacerdocio menor (véase Éxodo 27:21; D. y C. 107:13), Moisés poseía la autoridad y las llaves del Sacerdocio de Melquisedec, el cual “posee el derecho de presidir, y tiene poder y autoridad sobre todos los oficios en la iglesia en todas las edades del mundo, para administrar en las cosas espirituales” (D. y C 107:8; véase también D. y C. 84:6; 107:91–92). Por tanto, Aarón, sus hijos y todos los demás de la tribu de Leví que poseían el sacerdocio menor, actuaban bajo el liderazgo profético de Moisés.
¿Cuándo y dónde se escribió?
Existen diversas opiniones en cuanto a cuándo se escribieron Levítico y los demás libros de Moisés, y no sabemos con exactitud dónde estaba Moisés cuando escribió este libro.
¿Cuáles son algunas de las características distintivas de este libro?
El libro de Levítico se ha descrito como un manual del sacerdocio para Aarón y sus hijos (que servían como sacerdotes) y para los levitas en general. No obstante, a lo largo del libro, las instrucciones del Señor a los levitas se alternan con aquellas que dio a toda la casa de Israel. Mediante esas instrucciones, podemos conocer las leyes, los ritos, las ceremonias y las fiestas que enseñarían a los israelitas a ser limpios, puros, santos y diferentes del mundo. Por ejemplo, una de las leyes incluye las instrucciones del Señor en cuanto a cuáles alimentos eran limpio (cuyo consumo era aceptable) y cuáles eran inmundos (y debían evitarse).
Un aspecto fundamental del libro de Levítico es el concepto de expiación; la palabra expiación aparece con más frecuencia en este libro que en cualquier otro libro de Escrituras. Levítico describe en detalle el sistema de sacrificios de animales que sirvió para recordar a los israelitas que “la misma sangre [haría] expiación por el alma” (Levítico 17:11). Así pues, esos sacrificios orientaban simbólicamente a los hijos de Israel hacia el sacrificio de Jesucristo, que derramaría Su sangre para expiar los pecados del género humano.
Bosquejo
Levítico 1–7 Por medio de Moisés, el Señor da instrucciones concernientes a la ofrenda de diversos sacrificios, tales como holocaustos, ofrendas de grano (o de harina), ofrendas de paz, ofrendas por el pecado y ofrendas por la culpa.
Levítico 8–10 Aarón y sus hijos son lavados, ungidos, vestidos y consagrados en preparación para servir a los hijos de Israel en el oficio de sacerdote. El Señor envía fuego para consumir el sacrificio que Aarón ofrece como expiación por sí mismo y por los israelitas. Nadab y Abiú, dos de los hijos de Aarón, ofrecen sacrificios no autorizados y el Señor los mata por fuego.
Levítico 11–17. El Señor revela leyes que establecen qué alimentos son limpios y cuáles son inmundos. También da instrucciones sobre la purificación de aquellas que han pasado por la experiencia del alumbramiento, de la de aquellos que han padecido enfermedades o son ritualmente impuros por otras razones. Aarón y sus hermanos reciben instrucciones sobre los sacrificios de sangre y el Día de la Expiación.
Levítico 18–22. El Señor manda a los hijos de Israel que sean santos. Da leyes que ayudarán al pueblo a ser sexualmente limpio y a evitar prácticas impuras. También manda a los sacerdotes que sean santos y les da leyes específicas que los ayudarán a permanecer ritualmente sin mancha.
Levítico 23–27. El Señor decreta días santos y fiestas que los israelitas deben observar. Se describen las leyes del campamento de Israel, que estipulan que se trate a todas las personas con rectitud y justicia y que se haga la debida restitución a las partes perjudicadas. El Señor instituye el año de reposo y el año de jubileo. El Señor destaca las maneras en que bendice a los israelitas por su obediencia y los castiga por su desobediencia a Sus mandamientos. Se describen las leyes concernientes al diezmo y a la consagración de la propiedad.
¿Cuáles son algunas de las características distintivas de este libro?
El libro de Levítico se ha descrito como un manual del sacerdocio para Aarón y sus hijos (que servían como sacerdotes) y para los levitas en general. No obstante, a lo largo del libro, las instrucciones del Señor a los levitas se alternan con aquellas que dio a toda la casa de Israel. Mediante esas instrucciones, podemos conocer las leyes, los ritos, las ceremonias y las fiestas que enseñarían a los israelitas a ser limpios, puros, santos y diferentes del mundo. Por ejemplo, una de las leyes incluye las instrucciones del Señor en cuanto a cuáles de los alimentos eran limpios (cuyo consumo era aceptable) y cuáles eran inmundos (y debían evitarse).
Un aspecto fundamental del libro de Levítico es el concepto de expiación; la palabra expiación aparece con más frecuencia en este libro que en cualquier otro libro de Escrituras. Levítico describe en detalle el sistema de sacrificios de animales que sirvió para recordar a los israelitas que “la misma sangre [haría] expiación por el alma” (Levítico 17:11). Así pues, esos sacrificios orientaban simbólicamente a los hijos de Israel hacia el sacrificio de Jesucristo, que derramaría Su sangre para expiar los pecados del género humano.