Ayudas para el maestro
Objetivo
La finalidad de las lecciones de este manual es enseñar a los niños que si siguen el ejemplo de Jesús, podrán escoger lo justo, ser bautizados y ser miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Mensaje para los maestros de la Primaria
Nuestro Padre Celestial le ha dado a usted el sagrado llamamiento de enseñar a los niños el Evangelio de Jesucristo y de ayudarles a vivir de acuerdo con sus enseñanzas. Conforme sirva a los niños y les invite a “venir a Cristo”, usted será una bendición para ellos; puede ayudarles a comenzar a comprender las bendiciones del Padre Celestial y a recibir un testimonio de Su Evangelio. Además, usted también progresará y aprenderá de ellos. El servicio que preste en la Primaria puede ser la fuente de mucho gozo para usted, y al estar al servicio de los niños, también estará al servicio de nuestro Padre Celestial (véase Mosíah 2:17).
A medida que viva de acuerdo con los principios del evangelio, estudie las Escrituras, siga el consejo de los líderes del sacerdocio y se acerque más a Dios por medio de la oración, recibirá inspiración del Espíritu Santo en cuanto a los niños a quienes enseñe. Expréseles su testimonio con frecuencia y permita que el Espíritu Santo obre por intermedio suyo y lo guíe en este importante llamamiento a fin de que todo lo que usted haga en la Primaria sea lo que el Padre Celestial desea para Sus hijos.
Información sobre la clase
El escudo HLJ, que se encuentra al comienzo de este manual, y el anillo HLJ se emplean en varias lecciones. Las iniciales HLJ corresponden a “Haz lo justo”. El anillo HLJ se menciona en varias lecciones y actividades complementarias y tiene el objeto de recordar a quien lo use que debe siempre escoger lo correcto. Si el anillo HLJ estuviera disponible en su localidad, pídale al obispo o al presidente de rama que provea los fondos para comprar uno para cada alumno.
El período de la clase
Oración
Comience y termine todas las clases con una oración; dé a cada niño la oportunidad de ofrecer una oración en forma regular. A fin de que la oración sea una parte importante de la clase, dé instrucciones y sugerencias a los niños que la vayan a ofrecer y pídales a todos ellos que den ideas de cosas que deseen incluir en la oración. Centre todas las sugerencias en las necesidades de la clase y en los mensajes de la lección.
La enseñanza de la lección
Prepare las lecciones con mucho cuidado y con espíritu de oración, no sólo para que los niños las entiendan y disfruten de ellas, sino también para que usted tenga la guía del Espíritu. No lea la lección a los niños tal como figura en el manual. Ellos le prestarán mucha más atención si usted se las imparte con sus propias palabras.
Escoja de entre los materiales de la lección los que sean más apropiados para su clase. Las actividades complementarias que figuran al final de cada lección son para que las utilice durante la presentación de la lección, cuando usted lo considere oportuno. Tenga en cuenta que no todos los materiales de las lecciones ni las actividades complementarias serán apropiados para su clase; por lo tanto, escoja los que sean más adecuados. Si tuviera en la clase niños pequeños, podrían cantar canciones y juegos con movimientos de las manos durante el período de clase para mantenerlos interesados en la lección. Si viera que los niños disfrutan de un verso con acciones, repítalo varias veces. Además, para los más pequeñitos, podría reemplazar tiras de palabras con dibujos o con ilustraciones o recortes de revistas que representen el concepto de las tiras de palabras.
El manual La enseñanza: el llamamiento más importante (33043 002) le será de mucho beneficio para dar las clases.
Exprese su testimonio con frecuencia en forma breve y personal a fin de que los miembros de la clase le presten atención y sean receptivos al mensaje del evangelio que usted les dé con la influencia del Espíritu.
La música en el salón de clase
La música atrae el Espíritu del Señor al salón de clase; además, el cantar todos juntos puede ayudar a los niños a recordar los conceptos de la lección y hacer que ésta sea más interesante.
La letra de las canciones a las que se hace referencia más de una vez aparecen impresas al final del manual; las que se mencionan una sola vez figuran en la lección misma. La música de las canciones se encuentra en Canciones para los niños (31246 002).
No es preciso que tenga usted un gran conocimiento de música para hacer del canto en el salón de clase una experiencia satisfactoria y agradable. Practique y aprenda las canciones en casa como parte de la preparación de la lección. Si necesitara ayuda especial, pídala a la directora de música o a la pianista. (Para informarse más sobre esto, sírvase consultar la sección titulada: “Música en el salón de clase” del libro Cómo enseñar a los niños [31109 002], págs. 43–45).
En particular con los niños más pequeños, quizás sea mejor acompañar la música con acciones a medida que canten. También podría leer o decir la letra en voz alta en vez de cantar.
Los Artículos de Fe
Los Artículos de Fe son un aspecto importante de los materiales de estudio de la Primaria. Por lo tanto, inste a cada niño que tenga la capacidad de hacerlo a que memorice todo o parte del Artículo de Fe que se cite en la lección.
Las Escrituras
Lleve sus libros canónicos (Escrituras) a la clase todas las semanas y deje que los niños lo vean leerlas y enseñar de ellas. Si los niños tuvieran sus propios libros canónicos, ínstelos a que los lleven a la clase todas las semanas. Ayude a los niños mayores a buscar y a leer los pasajes que se citen en las lecciones. De vez en cuando, exprese su testimonio de la importancia de las Escrituras.
Ayudas didácticas
Láminas. La mayoría de las láminas que se emplean en las lecciones están numeradas y se encuentran en el paquete que viene con este manual, el cual permanece con el manual . En las lecciones se indica el número de clasificación que le servirá para conseguirlas en tamaños más grandes en la biblioteca de su centro de reuniones. También se indica el número por el que las puede obtener en el juego de láminas Las bellas artes del evangelio.
Música. (Véase “La música en el salón de clase”, más arriba.
Figuras para recortar. Recorte y use las figuras para recortar que correspondan a las lecciones; luego guárdelas con el manual.
Alimentos. Cuando en las lecciones se sugiera dar a los niños algún alimento, tenga a bien consultar con los padres por adelantado a fin de asegurarse de que ninguno de ellos tenga alergias o cualquier otra reacción adversa a los alimentos que piensa darles.
Otras ayudas didácticas. Será necesario que usted elabore las ayudas didácticas sencillas que se sugieren en las lecciones, tales como tiras de palabras, gráficas y volantes. Le aconsejamos que las guarde para usarlas en los años venideros.
Presentaciones del “tiempo para compartir”
De vez en cuando, se le pedirá a la clase que haga una presentación sencilla sobre un tema del evangelio durante el “tiempo para compartir” de la Primaria. Dichas presentaciones deben basarse en los temas de las lecciones. Por lo tanto, al preparar y dar sus lecciones, busque conceptos adecuados sobre los cuales pueda hacer dichas presentaciones. También podría escoger uno de los temas de la presentación por los niños en la reunión sacramental del año en curso.
El dar a los niños la oportunidad de enseñar un principio del evangelio durante el “tiempo para compartir” de la Primaria constituye una manera eficaz de lograr que los niños hagan que un principio del evangelio pase a formar parte de su vida. Podrá usar parte del tiempo de una clase para preparar la presentación con los niños.
Tenga siempre presente que la presentación ha de ser sencilla, por lo que será preciso que ensayen un poco. A continuación se mencionan algunas sugerencias en cuanto a la manera de dar las presentaciones de la clase en el “tiempo para compartir”:
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Representar un relato o una anécdota de una de las lecciones.
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Mostrar el diagrama titulado “Cómo llegar a ser miembro de la Iglesia de Jesucristo”, y explicarlo. (Véase la lección 7.)
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Permitir que los niños expliquen lo que piensan acerca de sus propios bautismos que pronto se llevarán a efecto. Si en la clase hubiera un niño que ya se haya bautizado, pídale que diga lo que piensa al respecto.
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Narrar un relato de una de las lecciones utilizando para ello láminas, tiras de palabras o figuras para el franelógrafo.
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Explicar el significado de un Artículo de Fe y repetirlo.
Si necesita ayuda adicional, vea “Tiempo para compartir de la Primaria: sugerencias para las presentaciones y actividades” (33231 002).
La participación de las familias de los niños
Inste a los niños a hablar a sus familiares de lo que aprenden en la Primaria. Invite a los padres a visitar la Primaria de vez en cuando y a participar en la clase para que las lecciones sean más interesantes. Acoja las ideas de los padres encaminadas a hacer que la Primaria sea más significativa para los niños.
Preparación para el bautismo
Si tuviera en su clase niños de siete años de edad, es posible que algunos de ellos se bauticen durante el año. Como maestro de ellos de la Primaria, usted podrá constituir un apoyo para la familia y contribuir con su esfuerzo a preparar más eficazmente a los miembros de la clase. Para lograrlo, sírvase tener en cuenta las siguientes sugerencias:
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Si es posible, enseñe algunas de las lecciones que traten del bautismo (a saber, las lecciones 11, 13, 21, 31 y 33) antes del bautismo del primer niño de la clase.
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El domingo anterior al bautismo de cada niño, tome unos minutos para hablar con la clase sobre la importancia de esta ordenanza.
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Si es posible, esté presente en el bautismo de cada uno de los niños, junto con un miembro de la presidencia de la Primaria y todos los miembros de la clase que puedan asistir.
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Ayude a los niños a preparar presentaciones de la clase acerca del bautismo para realizar durante el “tiempo para compartir”.
Comprenda a los niños
Cuando el obispado o la presidencia de rama le extendió el llamamiento de enseñar el Evangelio de Jesucristo a los niños, le confió un cargo sagrado. Usted puede influir en gran manera para que esos niños sigan al Salvador durante toda su vida. Recuerde que los líderes del sacerdocio lo han llamado por inspiración recibida de nuestro Padre Celestial.
Tenga siempre una actitud positiva ante la clase, demuestre amor por los niños y familiarícese con sus talentos, intereses y habilidades. Adapte las actividades de las lecciones que requieran que los niños lean y escriban.
Ayude a todos los niños a desarrollar un sentido positivo de propia estimación, escuchándolos con atención cuando ellos hablen y dándoles toda la atención individual que le sea posible.
Las lecciones de este manual se han elaborado tanto para grupos de la misma edad como para grupos de edades mixtas de cuatro a siete años. No obstante, es posible que tenga que adaptarlas de acuerdo con las edades de los niños de su clase en particular. Sea cual fuere la organización de su clase, el entender las características de las edades de los niños le será de mucho beneficio para enseñar en forma eficaz. Esto le ayudará a saber por qué razón los niños se comportan de una forma determinada y a enseñarles de manera tal que les sea más fácil aprender lo que les enseñe. El entender a los niños también le ayudará a tener una actitud positiva en el salón de clase. Cuando prepare las lecciones, repase las siguientes características; no obstante, recuerde que cada niño tiene un grado de madurez diferente y que éstas son sólo pautas generales.
Los niños de cuatro años
A los cuatro años los niños empiezan a descubrir las cosas, y por qué y cómo son las palabras que más usan. A esta edad, los niños disfrutan de hacer cosas y son muy activos. Las siguientes son las características generales de los niños de cuatro años:
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Corren, saltan y trepan con más facilidad y seguridad que los de tres años.
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Tiran y patean la pelota y construyen casas con bloques.
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Les gusta decir cosas como “Eso ya lo hice; ahora puedo hacer algo diferente”.
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Les gusta jugar con niños mayores que ellos pero no están preparados para desenvolverse dentro de un grupo numeroso.
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Si bien desean y necesitan jugar con otros niños, por lo general juegan solos. Es posible que corran y bailen al compás de la música en un grupo, pero no prestan atención a cómo lo están haciendo los demás.
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Además de hacer muchas preguntas, pueden mantener una conversación con otro niño o con una persona adulta.
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Ya que hasta el momento han pasado la mayor parte del tiempo en casa, hablan mayormente de su hogar y de su familia. A esta edad, a los niños les encanta contarle al maestro cosas de su familia. Prefieren contar sus propios relatos que escuchar a otros niños decir los propios. Les gusta tener clases y actividades que se centren en la familia.
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Viven el momento: aquí y ahora. El ayer y el mañana no significan mucho para ellos. Sin embargo, demuestran mucho entusiasmo por acontecimientos que están por suceder y como todavía no tienen mucha noción del tiempo, pueden muy bien preguntar si algo que sucederá en el futuro “¿es mañana?”
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Les gusta escuchar cuentos y las canciones de la guardería. Les encanta escuchar su cuento favorito una y otra vez sin que haya ningún cambio; después de escucharlo, les gusta representar a los personajes del cuento.
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Pueden aprender a orar con un poco de ayuda.
Los niños de cinco años
Los niños de cinco años de edad tienen más confianza en sí mismos y, por lo general, son responsables. Ya han aprendido a hacer lo que se espera de ellos en casa; juegan bien con otros niños, pero también se entretienen jugando solos de muchas formas, como saltando o dibujando. Las siguientes son las características generales de los niños de cinco años:
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La coordinación de los músculos grandes continúa mejorando. Pueden saltar, dar vuelcos y brincar en un solo pie. Les es más fácil tirar de un trineo o carrito.
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Ha mejorado la coordinación de los músculos pequeños, de modo que pueden pegar papeles, recortar y colorear figuras ya delineadas, aun cuando todavía se salen de las líneas del dibujo. Muchos ya pueden atarse los cordones (correas) de los zapatos.
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Son más independientes y responsables que los de cuatro años. Suele gustarles ayudar en la casa y son felices cuando hacen cosas con sus padres.
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No preguntan por preguntar cuando dicen “¿Para qué es eso?” o “¿Cómo funciona?” Por lo tanto, ellos desean y deben recibir respuestas serias y honestas con un vocabulario muy sencillo sin explicaciones que ellos no entiendan.
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Quieren mucho a sus maestros y consideran un privilegio sentarse junto a ellos. Les encanta cuando los maestros les piden ayuda para dar la lección, ya sea sostener una lámina o hacer alguna otra cosa.
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Les gusta hacer cosas en grupos pequeños y hacer representaciones acerca de su hogar y familiares.
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Les encanta oír y contar cuentos, y piden que se les cuente el mismo relato una y otra vez. La repetición es su método principal de aprendizaje. A veces, hasta pueden contar un cuento casi palabra por palabra a medida que dan vuelta a las hojas de un libro.
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Por lo general son amigables, compasivos, afectuosos y serviciales, pero si no hacen lo que quieren pueden enfadarse y pelear.
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Les gusta que se les den privilegios nuevos para demostrar que son más grandes y de mayor edad.
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Pueden concentrarse por diez o doce minutos y cambian rápidamente de una actividad a otra. Comienzan a considerar que los juegos con los dedos de las manos son para los niños más pequeños y prefieren actividades para niños mayores o ejercicios para descansar.
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Con frecuencia reclaman el derecho de jugar con lo que tiene otro niño. Trate de resolver este tipo de situaciones con mucho cuidado; enseñe a los niños a tomar turnos.
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No son muy sociables y prefieren participar en grupos pequeños. Prefieren tener un buen amigo que estar en un grupo de diez.
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Todavía no han aprendido a distinguir entre la imaginación y la realidad; por lo tanto, es posible que digan que su reloj es de oro, que su padre es más grande que otro y que el pez que pescaron era grandísimo. Los adultos deben saber que este comportamiento es una etapa normal en la vida de un niño y que les requiere tiempo comprender la diferencia entre lo que es real y lo que no lo es. Esta etapa se disipará conforme los niños crezcan.
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Tienen un gran entusiasmo por aprender. Puesto que nuestro Padre Celestial es muy real para ellos, se interesan mucho en Él y hacen muchas preguntas al respecto. A esta edad, los niños disfrutan de jugar y es posible que puedan ofrecer una oración por sí mismos.
Los niños de seis años
Los niños de seis años tienen buen control de su cuerpo y tienen mucha energía para aprender nuevas cosas y para perfeccionar las que ya han aprendido. Por ejemplo, pueden aprender a saltar a la cuerda, a hacer picar (rebotar) la pelota, silbar, dar volteretas sobre las manos y montar bicicleta. Es posible que tengan dificultades para usar los músculos pequeños, pero pueden aprender a escribir las letras del abecedario, su nombre y algunas otras palabras. Las siguientes son las características generales de los niños de seis años:
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Pueden concentrarse por más tiempo, y aun cuando se pongan muy inquietos, tienen la habilidad de concentrarse en algo por quince o veinte minutos, según el interés que les despierte.
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Les gusta hacer actividades físicas que requieran el movimiento de todo el cuerpo, como por ejemplo, treparse a los árboles, usar aparatos o equipos que estén a nivel del piso y participar en carreras.
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Les gustan los juegos y competir en forma amistosa.
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La opinión de su maestro es muy importante para ellos. Desean sentarse junto a él y ayudarle con la lección sosteniendo láminas y devolviendo materiales a la biblioteca.
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Todavía les gusta escuchar relatos, representarlos y hacer de cuenta que son otra persona o que hacen algo. A muchos les gusta vestirse con la ropa de los adultos.
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Son muy generosos, cariñosos y compatibles siempre que hagan lo que ellos quieren; de no ser así, pueden enfadarse y pelear.
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Les gustan las fiestas.
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Ya pueden saltar y brincar perfectamente bien y les gusta hacerlo como parte de los juegos.
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Les preocupa mucho lo que es el buen y el mal comportamiento.
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Su fe en nuestro Padre Celestial y en Jesucristo aumenta. La mayoría de los niños de seis años pueden orar solos si lo han hecho previamente en la casa o en clases anteriores.
Los niños de siete años
A los siete años, los niños siguen siendo muy apegados a sus padres y siguen disfrutando de su atención, amor y comprensión, pero al mismo tiempo comienzan a vincularse más con personas y situaciones fuera del hogar paterno. Tienen gustos personales y desean que se les permita tomar sus propias decisiones. Son alegres y entusiastas y tienen un gran interés en las cosas de la vida que les rodea. Les gusta participar en muchas y diversas actividades y volver a hacer las que les gusten. Las siguientes son las características generales de los niños de siete años:
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Tienen buen control de los músculos grandes y comienzan a tener más gracia, a ser más rápidos y más ágiles.
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Están desarrollando el control de los músculos pequeños. Pueden escribir mejor y con más precisión.
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Les gustan los juegos toscos, en los que se caen y se tropiezan, y los juegan una y otra vez.
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Tienen mucha energía pero se cansan con facilidad; por lo tanto, es importante que tengan períodos de descanso.
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Con frecuencia son inquietos.
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Les justa coleccionar objetos y hablar de ellos; también les gusta hablar de lo que han hecho, ya sea por sí mismos o en grupo.
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Los períodos de concentración de un niño de siete años son más largos; a esta edad tienen la capacidad para finalizar un proyecto que requiere veinte o veinticinco minutos si éste les interesa. Todavía es preciso que tengan distintas actividades durante las lecciones.
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Comienzan a relacionarse menos con los miembros del sexo opuesto.
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Son menos dominantes y no se empecinan tanto en hacer las cosas a su manera.
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Comienzan a ser más independientes y a tener más lógica en su manera de pensar.
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Están más conscientes de lo bueno y de lo malo, y son muy severos con aquellos que no hacen lo que ellos piensan que deben hacer.
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Están pendientes de su bautismo.
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Oran por sí solos y, con frecuencia, esperan recibir respuesta inmediata a sus oraciones.
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Se enorgullecen por el hecho de ayunar por lo menos una comida en los domingos de ayuno y de pagar el diezmo.
Pautas especiales para integrar a los niños discapacitados
El Salvador nos dio el ejemplo en cuanto a tener y demostrar compasión por los discapacitados. Cuando Él visitó a los nefitas después de haber resucitado, dijo: “¿Tenéis enfermos entre vosotros? Traedlos aquí. ¿Tenéis cojos, o ciegos, o lisiados, o mutilados, o leprosos, o atrofiados, o sordos, o quienes estén afligidos de manera alguna? Traedlos aquí y yo los sanaré, porque tengo compasión de vosotros; mis entrañas rebosan de misericordia” (3 Nefi 17:7).
En calidad de maestro de la Primaria, usted tiene una excelente oportunidad de demostrar compasión por los demás. Y si bien no ha recibido la capacitación necesaria para prestar asistencia a nivel profesional, puede comprender y atender a los niños discapacitados. Es preciso que se preocupe por ellos y que les tenga comprensión; que tenga el deseo de hacer participar, en todo lo que le sea posible, a cada uno de los miembros de su clase en actividades instructivas.
Sea cual fuere su grado de comprensión, los niños discapacitados pueden percibir la influencia del Espíritu. Aunque algunos de los niños no puedan estar presentes durante todo el período de la clase de la Primaria, es preciso darles la oportunidad de asistir aun cuando sea por breves momentos para que sientan la influencia del Espíritu. Quizás sea necesario tener a una persona que sea receptiva a las necesidades de estos niños para que esté con ellos en caso de que necesiten separarse del resto del grupo en algún momento.
Algunos de los impedimentos de los miembros de la clase pueden ser: dificultad para aprender, limitaciones intelectuales, problemas con el idioma o para hablar, dificultades para ver o para oír, problemas sociales o de comportamiento, enfermedades mentales, problemas motrices o limitaciones causadas por enfermedades crónicas. Es posible que algunos tengan barreras del idioma y culturales. A pesar de las circunstancias individuales de cada niño, todos ellos tienen la necesidad de sentirse queridos y aceptados, de aprender acerca del evangelio, sentir el Espíritu, tener participación activa eficaz y prestar servicio a los demás. Las siguientes pautas le pueden ser de beneficio para enseñar a los niños discapacitados:
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Pase por alto el impedimento y llegue a conocer al niño discapacitado. Sea natural, amigable y cálido.
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Averigüe en forma específica cuáles son los desafíos y las virtudes específicas del niño.
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Haga todo lo que pueda para enseñar y hacer recordar a todos los miembros de la clase que tienen la responsabilidad de respetar a todos los niños de la clase. El ayudar a un miembro de la clase que sea discapacitado puede ser una experiencia de aprendizaje cristiana para todos los demás.
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Hable con los padres del niño, con otros miembros de la familia y, cuando sea apropiado, con el niño mismo para averiguar cuáles son los mejores métodos didácticos que debe aplicar para que aprenda.
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Antes de pedirle a un niño discapacitado que lea, ofrezca la oración o haga otra cosa, pregúntele si se siente a gusto participando de esta manera en la clase. Ponga énfasis en las aptitudes y en los talentos de cada uno de los niños y busque la manera de que se sienta cómodo de participar y de que sea una experiencia positiva.
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Adapte los materiales de la lección y el arreglo del salón de clase a fin de satisfacer las necesidades individuales de los niños discapacitados.
En el centro de distribución de la Iglesia hay materiales disponibles para enseñar a los niños discapacitados (véase la Lista de materiales en español del centro de distribución de su localidad).
Niños que vivan en situaciones abusivas
Como maestro de la Primaria, es posible que tenga en la clase niños que sufran abuso emocional o físico. Si le preocupara el caso de un niño en particular, hable con el obispo o el presidente de rama. Conforme prepara e imparte las clases, ore pidiendo al Señor que le dé la guía necesaria. Vea la manera de que cada niño de su clase sienta que es un hijo de nuestro Padre Celestial y que el Padre y Jesucristo nos aman a cada uno de nosotros y desean que seamos felices y estemos protegidos.