Lección 43
Honremos los nombres de nuestro Padre Celestial y Jesucristo
Objetivo
Que cada uno de los niños honre y respete los nombres de nuestro Padre Celestial y Jesucristo.
Preparación
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Con espíritu de oración, estudie Mosíah 13:15, hasta donde dice en vano la primera vez en ese versículo, y 1 Samuel 3:1–10, 19–20, y prepárese para leerlos.
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Una muñeca envuelta en una pequeña frazada (o use una frazada o una toalla arrollada para representar a un bebé pequeñito).
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Materiales necesarios:
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Un ejemplar del Libro de Mormón.
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Tiza, pizarra y borrador.
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La lámina 3–47, Abinadí ante el rey Noé (62042 002, Las bellas artes del evangelio 308); la lámina 3–67, El presidente Spencer W. Kimball; la lámina 3–70, El Señor llama al pequeño Samuel (62498 002; Las bellas artes del evangelio 111).
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Haga los arreglos necesarios para las Actividades complementarias que desee llevar a cabo.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a un niño que ofrezca la primera oración.
Si en la clase anterior usted instó a los niños a hacer algo en particular durante la semana pasada, pregúnteles si lo hicieron.
Los nombres son importantes
Actividad para despertar el interés
Sonría y acune a la muñeca (o frazada arrollada) en sus brazos como si fuera un bebé. Luego mire a los niños y dígales: “Cuando ustedes eran bebés muy pequeñitos, sus padres les escogieron un nombre; un nombre que les gustaba mucho y que deseaban que ustedes tuvieran”.
• ¿Saben ustedes la razón por la que sus padres les dieron su nombre en particular? (Dé a los niños la oportunidad de contestar. Es posible que les hayan dado el nombre de un familiar o de uno de sus antepasados o que hayan tenido cualquier otra razón para ponerles el nombre que ellos tienen. Cerciórese de que todos los niños tengan un buen sentimiento hacia su nombre respectivo, ya sea que sepan o no la razón por la que les fue dado.)
• ¿Qué sensación experimentan cuando alguien usa el nombre de ustedes con enfado, o se ríe del nombre de ustedes o lo dice indebidamente?
Explique que los nombres son importantes porque las personas nos reconocen por nuestros nombres; por lo tanto, el nombre identifica a cada persona.
Análisis
Recuerde a los niños que nuestro Padre Celestial y Jesucristo saben nuestros nombres; que la primera cosa que nuestro Padre Celestial dijo a José Smith en la arboleda sagrada, cuando éste era un jovencito, fue su nombre: “José”. Sí, nuestro Padre Celestial lo llamó por su nombre. Podría exponer la lámina 3–70, El Señor llama al pequeño Samuel, y contarles el relato bíblico de Samuel (véase 1 Samuel 3:1–10, 19–20) donde el Señor lo llamó por su nombre.
Explique que el nombre identifica a la persona. En cuanto oímos el nombre de una persona que conocemos, en ese mismo instante nos acordamos de ella. Por eso, es un acontecimiento muy importante cuando se le da el nombre a un bebé. Varios poseedores del Sacerdocio de Melquisedec rodean al bebé y le dan un nombre y una bendición.
• Cuando ustedes oyen el nombre de nuestro obispo (diga el nombre de su obispo o presidente de rama), ¿en qué clase de persona piensan? (Dé a los niños la oportunidad de contestar la pregunta, instándolos a pensar en calificativos positivos.)
Podría repetir esta actividad y mencionar los nombres de dos o tres personas notables con las que los niños estén familiarizados.
Análisis en la pizarra
Con letra de molde, escriba en la pizarra Jesucristo, o diga a los niños que usted va a pronunciar un nombre muy especial. Diga Jesucristo con tono de reverencia y de respeto.
• ¿En qué clase de persona piensan ustedes cuando oyen o ven este nombre?
Con letra de molde, escriba en la pizarra Padre Celestial, o dígalo en voz alta, de la misma forma que dijo el nombre del Salvador. Pida a los niños que lo digan con usted.
• ¿En qué clase de persona piensan ustedes cuando oyen o ven este nombre? (En una persona amorosa que nos ha dado muchas cosas.)
Explique que nuestro Padre Celestial y Jesucristo han hecho muchas cosas por nosotros, y los queremos mucho. Cuando oímos Sus nombres, con frecuencia pensamos en todo lo bueno que han hecho por nosotros. Sentimos amor y gratitud cuando pensamos en ellos.
Honramos y respetamos a las personas que amamos; demostramos que las honramos y que las respetamos cuando usamos sus nombres con respeto, bondad y amor.
Artículo de Fe
Ayude a los niños a repetir el Artículo de Fe 1.
Se nos ha mandado honrar los nombres de nuestro Padre Celestial y Jesucristo
Análisis de lámina
Muestre la lámina 3–47, Abinadí ante el rey Noé.
• ¿Qué acontecimiento representa esta lámina?
Haga notar que cuando el profeta Abinadí enseñaba a la gente, les habló de los Diez Mandamientos que provenían de Dios.
Los Diez Mandamientos son una guía cuyo fin es ayudarnos a vivir rectamente. El tercer mandamiento nos dice que debemos honrar y respetar los nombres de nuestro Padre Celestial y Jesucristo.
Análisis de pasajes de las Escrituras
Pida a los niños que presten atención mientras usted lee el tercer mandamiento. Lea entonces Mosíah 13:15, hasta donde dice en vano la primera vez en ese versículo.
Explique que la expresión “en vano” quiere decir emplear el nombre de nuestro Padre Celestial y el de Jesucristo con descuido o sin estar pensando en Ellos.
Pida a los niños que repitan el versículo junto con usted.
• ¿Qué otros nombres empleamos cuando nos referimos a nuestro Padre Celestial y Jesucristo? (Dios, Padre que estás en los cielos, Jehová, Jesús, el Señor, Cristo, el Salvador.)
Ayude a los niños a comprender que cuando usamos cualquiera de esos nombres, debemos hablar con respeto y suavidad. Dichos nombres no deben usarse nunca con enojo ni en broma. Si alguien los usa de esa forma, está profanando el nombre de Dios. Nunca deben usarse para blasfemar. Debemos emplear los nombres de nuestro Padre Celestial y Jesucristo únicamente cuando oramos o cuando hablamos de ellos de un modo respetuoso.
Si los niños de su clase supieran leer, pida a uno de ellos que pase al frente y escriba en la pizarra las palabras honrar y respetar. Haga hincapié en el hecho de que si amamos a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo, debemos demostrar que honramos y respetamos Sus nombres usándolos sólo de un modo bondadoso y amoroso.
Debemos usar el nombre de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo debidamente
• ¿Cuándo es correcto usar el nombre de nuestro Padre Celestial? (Cuando hablamos con reverencia y con respeto, y cuando oramos.)
Relato
Una madre le contó el siguiente relato a su hijo acerca de cuando ella era niña. Cuéntelo con sus propias palabras.
“ ‘Cuando era niña, solía regresar a casa de la escuela acompañada de mi hermano. Siempre tomábamos un atajo que pasaba por un lugar donde había un gran perro negro que nos correteaba cuando pasábamos por allí. Pero si corríamos en el momento apropiado, llegábamos al cerco a tiempo para evitar que nos alcanzara. Mi hermano siempre me decía cuándo era el momento de comenzar a correr.
“ ‘Y sucedió que, un día, yo iba sola y no salí corriendo en el momento debido; al ver al perro, me asusté y permanecí inmóvil en la cerca, aterrada. En el momento en que el perro se lanzó hacia mí, grité tan fuerte como pude:
“Padre Celestial, ¡ayúdame!’ ”
Su hijo contó al respecto: “Repentinamente, contaba mi madre, el perro se detuvo como si alguien lo hubiera detenido. Entonces ella pasó por la cerca, sana y salva, y supo que su oración había sido contestada” (S. Michael Wilcox, “No Other Gods before Me, Ensign, enero de 1994, págs. 22–23).
Haga notar que es de suma importancia que usemos los nombres de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo sólo cuando oramos o cuando hablamos de ellos con reverencia.
Lámina y relato
Exponga la lámina 3–67, El presidente Spencer W. Kimball, y diga a los niños que él fue un profeta muy querido y el duodécimo Presidente de la Iglesia.
Cuente el siguiente relato:
“En cierta ocasión, uno de los empleados del hospital donde el presidente Spencer W. Kimball se encontraba internado le llevaba en una camilla hacia la sala de operaciones. De repente tropezó y, al hacerlo, brotaron de sus labios palabras profanas y vulgares tomando el nombre del Señor en vano. A pesar de que el presidente Kimball se encontraba casi inconsciente, levantó un poco la cabeza e implorando, le dijo: ‘¡Por favor! ¡Por favor! ¡No blasfeme! Es el nombre de mi Señor el que usted ha profanado’.
“El joven guardó silencio, y entonces, con voz mansa, susurró: ‘Lo siento’ ” (véase Spencer W. Kimball, “La boca blasfema”, Liahona, septiembre de 1981, pág. 1).
Análisis
• ¿Qué mandamiento había desobedecido aquel joven?
• ¿Por qué desagradó al presidente Kimball oír aquello?
• ¿Cuándo debemos usar los nombres de nuestro Padre Celestial y Jesucristo?
• ¿Qué podrían hacer si en la escuela y el vecindario escuchan a personas que usan el nombre de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo en vano?
Resumen
Inste a los niños a usar el nombre de nuestro Padre Celestial y de Jesucristo con reverencia y respeto.
Pida a un niño que ofrezca la última oración.
Actividades complementarias
Escoja de entre las siguientes actividades las que sean más apropiadas para los niños de su clase. Puede realizarlas durante la lección, como repaso o resumen. Para más información, véase “El período de clases”, en “Ayudas para el maestro”.
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Indíquele a uno de los niños que haga algo, diciéndole un nombre que no sea el de él. Luego pídale que explique al resto de la clase cómo se sintió al ser llamado con un nombre que no era el de él. En base a eso, destaque que no nos gusta que pronuncien nuestro nombre incorrectamente, que lo olviden o que lo usen en forma indebida; que no nos gusta que griten nuestro nombre ni que lo pronuncien con enojo. Así como a nosotros nos desagradaría que nuestro nombre se usara de una manera indebida, del mismo modo les desagrada a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo. Ellos nos han enseñado a usar Sus nombres sólo con respeto, cuando oramos y cuando hablamos con reverencia.
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Si los niños supieran escribir sus nombres respectivos, indíqueles que escriban sus nombres de pila en una hojita de papel en blanco. Una vez hecho esto, pídales que lo delineen con un lápiz de color, y luego con otro color y otro, hasta que hayan hecho un arco iris alrededor del nombre. Si los niños no supieran escribir sus nombres, usted podría escribirlos con letra de molde en el centro de las hojas de papel y decirles que los decoren formando un arco iris o en cualquier otra forma.
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Vuelvan a hacer la representación de Abinadí de la lección 20. Pida a los niños que hagan de cuenta que son Abinadí y que le repitan el mandamiento “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” al inicuo rey Noé.
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Cante con los niños la canción “La oración del Profeta” (Himnos, núm. 14), cuya letra figura al final del manual, o repitan la letra todos juntos.
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Prepare un rompecabezas grande de una tira de cartulina, tal como se indica en la siguiente ilustración:
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Diga a los niños que a usted le gustaría ver si ellos recuerdan el importante mandamiento que han tratado en la lección de hoy. Para ello, escoja a cinco niños y dé a cada uno de ellos una pieza del rompecabezas. Ayúdeles a colocar las palabras del versículo en el orden apropiado. A continuación, pida a la clase que la lean todos juntos.
Pida a un niño que ofrezca la última oración.