Lección 31
Jesucristo desea que amemos a todas las personas
Objetivo
Que cada uno de los niños comprenda que puede demostrar amor a las personas ayudándoles a entender el valor eterno que tienen para nuestro Padre Celestial y Jesucristo.
Preparación
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Con espíritu de oración, estudie Juan 13:34 y 3 Nefi 17:18–25.
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Prepárese para ayudar a los niños a cantar la canción “Amad a otros” (Canciones para los niños, pág. 74), cuya letra figura al final del manual, y “Me gusta pensar en el Señor” (Canciones para los niños, pág.35).
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Materiales necesarios:
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Una Biblia y un Libro de Mormón.
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Pizarra, tiza y borrador.
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La lámina 3–57, Jesús bendice a los niños nefitas.
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Haga los arreglos necesarios para las Actividades complementarias que desee llevar a cabo.
Sugerencias para el desarrollo de la lección
Pida a un niño que ofrezca la primera oración.
Jesucristo desea que amemos a todas las personas
Actividad para despertar el interés
Invite a los niños a que digan lo que han hecho últimamente para demostrar bondad a alguien (véase la lección 30, actividad complementaria número 4).
• ¿Cómo se sienten cuando son bondadosos con los demás?
• ¿Cómo nos han mandado nuestro Padre Celestial y Jesucristo que tratemos a nuestros semejantes?
Análisis de pasajes de las Escrituras
Sostenga en alto una Biblia y un Libro de Mormón, y explique que las Escrituras nos enseñan cómo debemos tratar a las demás personas. Lea en voz alta Juan 13:34.
• ¿Qué nos indica este pasaje de las Escrituras que debemos hacer? (Que nos amemos unos a otros.)
Haga hincapié en el hecho de que es tan importante que aprendamos a amarnos los unos a los otros que este mandamiento se repite muchas veces en las Escrituras. Nuestro Padre Celestial desea que amemos a todos y a cada uno de Sus hijos, lo mismo que desea que amemos a cada miembro de nuestra propia familia.
Canción
Canten o repitan la letra de la canción “Amad a otros”. Destaque que Jesucristo desea que amemos a los demás.
Análisis en la pizarra
Escriba en la pizarra, con letras de molde, la palabra Amor.
• ¿En qué forma demostró Jesucristo su amor por los demás? (Si lo desea, escriba en la pizarra las respuestas de los niños.)
• ¿En qué forma podemos demostrar amor por los demás si seguimos el ejemplo de Jesús y si hacemos lo que Él nos enseñó? (Podría escribir en la pizarra las respuestas a esta pregunta junto a la lista de las respuestas a la pregunta anterior.)
Las Escrituras nos ayudan a saber lo importante que somos para Jesucristo
Lámina, pasajes de las Escrituras y análisis
Explique que cuando Jesucristo visitó a los nefitas en las Américas, ellos se sintieron emocionados y honrados de estar en Su presencia; sintieron gozo de estar cerca de Él y de oír Sus enseñanzas.
Muestre la lámina 3–57, Jesús bendice a los niños nefitas.
Explique que el libro de 3 Nefi relata la visita del Salvador a los nefitas. Lea 3 Nefi 17:21, comenzando con “ … y tomó”.
Señale la lámina y pregunte:
•¿Cómo creen ustedes que se sentía la niñita que se ve en la lámina?
Diga a los niños que se imaginen que ellos se encuentran en el grupo de niños que está con Jesucristo en la lámina.
• ¿Qué sentirían ustedes si Jesús les pusiera las manos sobre la cabeza?
Canción
Pida a los niños que canten o repitan la letra de la canción “Me gusta pensar en el Señor”.
Me gusta pensar, al leer que Jesús,
en la tierra al hacer Su misión,
llamaba a todos los niños a Él,
para darles Su gran bendición.
Quisiera haberlo oído también,
y sentido Su amor hacia mí,
oyendo Sus tiernas palabras decir:
“A los niños traed hacia mí”.
Podemos hacer saber a otras personas que son importantes para nuestro Padre Celestial y para Jesucristo
Relato
Pida a los niños que presten atención al siguiente relato y se fijen en lo que hizo Luis para que Mario se sintiera importante:
Luis estaba terminando el almuerzo … cuando Ricardo y Jorge entraron por la puerta posterior.
—¡Vamos! Luis, apúrate …
—Pero —dijo Luis sorprendido, mirando el equipo de béisbol de sus amigos, —habíamos quedado en pasar la tarde con Mario.
—Sí, pero ahora pensamos que es preferible jugar un partido; el día está muy lindo como para estar adentro, encerrado.
Luis vaciló mientras ponía el plato y el vaso en el fregadero (pileta de la cocina).
Su amigo Mario acababa de ser dado de alta del hospital, pues varios meses antes había enfermado de gravedad. Los médicos tenían la certeza de que el niño se recuperaría de manera que podría volver a correr y jugar, pero la recuperación sería larga. Antes de caer enfermo, Mario jugaba en el equipo con sus amigos.
Explique que Luis tuvo que tomar una decisión. Continúe con el relato:
—¡Vamos, Luis, vamos! —insistió Ricardo.
Pero Luis dijo que no.
—He prometido a la madre de Mario que hoy iría a verle —les dijo—, así que vayan ustedes a jugar, si así lo desean.
—Pero, Luis, tú eres el mejor jugador del equipo.
—Lo siento mucho, pero no puedo ir —respondió Luis con firmeza.
Ricardo dio un resoplido de disgusto, diciéndole:
—Nunca pensé que dejarías al equipo a un lado …
Una vez que los niños se fueron, Luis subió al piso de arriba a despedirse de su mamá, que estaba durmiendo al bebé.
Poco después, Luis caminaba calle abajo a la casa de su amigo Mario … Lo cierto era que tenía muchas ganas de ir a jugar y le desagradaba no cooperar con el equipo, pero sentía lástima por Mario; pensaba en que los largos días que éste había pasado en el hospital no habían sido muy divertidos para él.
—¿Dónde están Ricardo y Jorge? —preguntó la madre de Mario cuando le abrió la puerta.
—No pudieron venir —contestó Luis.
La señora dio un suspiro, y Luis reparó en que se veía cansada. Evidentemente los padres de Mario también habían sufrido mucho por la enfermedad del hijo. En seguida, sonriendo, ella agregó:
—Pero me alegro mucho de que tú hayas venido, Luis, Mario te estaba esperando.
Luis observó que Mario estaba pálido y algo triste. Aunque el niño tenía un aparato ortopédico en la pierna, haciendo un gran esfuerzo salió a recibir a Luis.
La señora dejó solos a los niños, y éstos se sentaron en la sala a conversar. Tras unos minutos de charla, Mario se quedó callado, y Luis advirtió que su amigo miraba por la ventana admirando la hermosa tarde primaveral.
—Papá dice que algún día podré volver a jugar béisbol —dijo esperanzado—; espero que ese día llegue muy pronto.
De súbito, a Luis se le ocurrió una idea.
—Volveré en seguida —le aseguró a su amigo, con entusiasmo, apresurándose a ir a la cocina en busca de la mamá de Mario. —Cuando no se puede jugar en un partido, lo mejor es verlo —explicó Luis, después de explicar a la señora lo que había pensado.
—No veo por qué no podrían hacerlo —le dijo ella—; creo que a Mario le haría mucho bien.
Luis percibió que la señora también se puso contenta. Como vio que sería muy difícil para Mario caminar las cuatro cuadras que distaban del campo de juego, fue al garage en busca del carretón de juguete de Mario.
Poco después, Luis llevaba a su amigo en el carretón hasta el campo de juego. Cuando llegaron, algunos de los niños se quedaron mirándoles sorprendidos, pero no tardaron en acercarse a saludar a Mario.
—¿Vas a jugar? —preguntó a Luis uno de los niños.
—Claro que sí —dijo Mario.
Ricardo se acercó al grupo con cierta timidez, y Jorge le siguió.
—Como ahora no me toca jugar —dijo Jorge—, me gustaría quedarme aquí a conversar con Mario.
Y así fue que Mario no estuvo solo ni un minuto, ya que los niños se turnaban para hacerle compañía. Luis se dio cuenta de que Jorge y Ricardo sentían pesar por la forma en que habían actuado.
Fue un partido emocionante; una vez que terminó, Jorge y Ricardo se turnaron para llevar a Mario en el carretón de regreso a su casa, mientras Luis caminaba junto a ellos. (Tomado de Eva Gregory de Pimienta, “Bad-Weather Friends”, Friend, abril de 1975, págs. 8–10.)
• ¿De qué forma contribuyó Luis para que Mario se sintiera amado?
• ¿Cómo trataron los demás niños a Mario cuando llegó al campo de juego?
Relato
Pida a los niños que presten atención al relato que les narrará a continuación:
Hacía muy poco que Elena y su familia se habían mudado a otro país. Cuando Elena iba a la Primaria, los niños de su clase se burlaban de ella por la forma en que vestía y hablaba. Ella se sentaba sola y se sentia rechazada.
La lección de la Primaria que el hermano Hernández impartió se trataba de cómo Jesucristo era bondadoso con todos y hacía que todos se sintieran amados e importantes. Claudia, una de las compañeras de clase de Elena, se sintió mal por la forma en que ella y los demás habían tratado a la niña.
• ¿Qué podría hacer Claudia para que Elena se sintiera importante?
Entonces a Claudia se le ocurrió averiguar acerca de las cosas que le gustaban a Elena y los talentos que pudiera tener. Le habló y así se enteró de que Elena era muy buena para las matemáticas. Puesto que Claudia estaba teniendo dificultades con esa materia, invitó a Elena a estudiar con ella: ella ayudaría a Elena con las clases de gramática y Elena le ayudaría a Claudia con las matemáticas. Al estudiar juntas, descubrieron que tenían muchas cosas en común y llegaron a ser buenas amigas.
Análisis
• ¿Qué hizo Claudia para que Elena se sintiera importante?
Recalque que no requiere un gran esfuerzo ser amables y atentos con otras personas de manera que se sientan contentas consigo mismas. Podemos lograrlo haciéndoles saber que efectivamente son importantes.
Ejemplos Explique los siguientes ejemplos y pida a los niños que los analicen. Si lo desea, podría pedir a los niños que representen cada ejemplo y que digan al resto cómo se sienten al respecto.
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Se encuentran en el patio de la casa construyendo una jaula para pájaros, entonces se acerca el hermanito menor de ustedes y les pregunta si les puede ayudar.
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¿Qué podrían hacer para que él se sienta importante? (Permitirle ayudar a sujetar algo o pedirle que ponga los clavos al alcance de la mano.)
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¿Qué sentirían si ustedes fueran el hermanito menor y el hermano mayor de ustedes les dejara ayudar con la construcción de la jaula?
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La clase de la Primaria de ustedes está planeando un proyecto de servicio. Todos aportan ideas menos Inés, que es tímida y callada. De pronto, Inés comienza a hablar, pero otro miembro de la clase la interrumpe, y no puede expresar lo que iba a decir.
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¿Qué podrían hacer para demostrarle que la aprecian y que desean que se sienta importante?
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¿Qué sentirían si estuvieran en el lugar de Inés y los demás miembros de la clase les demostraran que se interesan en lo que han dicho?
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Están jugando en el colegio y ven a unos niños que dicen a otro que no participe en el juego y lo tratan con crueldad.
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¿Qué harían para lograr que ese niño se sienta importante?
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¿Qué sentirían ustedes si alguien les invitara a jugar cuando otros niños no les han permitido jugar con ellos?
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En la Primaria hay una nueva niña, y algunas de las niñas de la clase le están fastidiando porque su vestido es diferente a los de las demás.
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¿Qué harían para que la nueva niña se sienta importante?
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¿Qué sentirían ustedes si fueran nuevos en la Iglesia y alguien se tomara el tiempo para hablarles y hacerles sentir que son bienvenidos?
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Diga a los niños que día a día, a todos se nos presentan oportunidades de hacer saber a otras personas cuán importantes son para nosotros.
Resumen
Experiencia personal y testimonio
Podría contar a los niños de alguna ocasión en que alguien le haya escuchado con atención a usted y le haya hecho sentir bien acerca de sí mismo. Por ejemplo, podría contarles de alguna oportunidad en que algún niño de su clase le haya saludado o sonreído al encontrarle por la calle o en alguna tienda, y cuán bien se sintió por ello.
Exprese su testimonio de que nuestro Padre Celestial y Jesucristo nos aman a cada uno de nosotros; que somos importantes para ellos; que todo lo que ellos hacen por nosotros es para ayudarnos. Ambos desean que todos volvamos a vivir con ellos para siempre. Nosotros podemos ayudarles sintiendo afecto por los demás y ayudando a los que nos rodean a sentir que son importantes para nosotros y para nuestro Padre Celestial y Jesucristo.
Dé la oportunidad a los miembros de la clase de contar sus experiencias tocante a cuando alguien les haya hecho sentir importantes o cuando ellos hayan hecho sentir importantes a otras personas.
Artículo de Fe
Diga a los niños que, como miembros de la Iglesia, creemos en hacer bien a todos los hombres. Aclare que esto es parte del Artículo de Fe 13.
Pida a los niños que repitan con usted la siguiente frase: “Creemos en … hacer bien a todos los hombres”.
Exhorte a los niños a tratar, durante la semana próxima, de hacer sentir importante a alguna persona.
Pida a un niño que ofrezca la última oración.
Actividades complementarias
Escoja de entre las siguientes actividades las que sean más apropiadas para los niños de su clase. Puede realizarlas durante la lección, como repaso o resumen. Para más información, véase “El período de clases”, en “Ayudas para el maestro”.
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Pida a uno de los niños que se siente en una silla, en el centro del salón, y que haga de cuenta que es un príncipe o una princesa sentado(a) en el trono. El príncipe o princesa no debe hablar, mientras que los demás niños dicen algo positivo de él o de ella. Por ejemplo, podrían decir: “Tiene una linda sonrisa”, “Me gusta el color de su cabello”, “Él o ella es reverente en clase”, “Comparte los lápices de cera conmigo”, etc. Póngale al príncipe o a la princesa una corona sencilla, y déle a cada niño la oportunidad de ser príncipe o princesa.
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Explique que cuando escuchamos con atención a una persona le estamos ayudando a sentirse importante. Por eso, cuando una persona está hablando, los niños deben prestar atención y no interrumpirla. Pídales que presten atención al siguiente relato y que levanten la mano cuando usted diga algo que difícilmente podría suceder.
Cuando Marisa despertó, faltaban cinco minutos para que la familia saliera para ir a la Iglesia. Si ella no se apuraba, todos se darían cuenta de que acababa de levantarse. Corrió rápidamente hacia el cuarto de baño y se lavó los dientes con cereales. Cuando volvió corriendo al dormitorio, tropezó con su cocodrilo. “Marisa, salimos en dos minutos”, le advirtió su muñeca en voz alta. Entonces, la niña se peinó rápidamente con el vestido, se puso su mejor cepillo, y corrió hacia la puerta.
Dé las gracias a los niños por haberle escuchado con atención y sin interrumpirle. Entonces vuelva a leer el relato y pida a los niños que digan las palabras correctas en lugar de las incorrectas.
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Haga una tira de muñecos de papel (véase la ilustración) para cada niño. Pídales que la coloreen de manera que parezcan miembros de una clase o de una familia. Luego hablen sobre cómo ellos pueden ayudar a otras personas a sentirse importantes. (Pueden hablarse con bondad, no aislar a nadie cuando estén jugando, escuchar con atención a los demás y ayudarse unos a otros cuando haya algún problema.)
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Haga una lista en uno de los lados de la pizarra titulada “Cómo Jesucristo nos demuestra Su amor”. Entonces haga otra lista, al otro lado de la pizarra, titulada “Cómo podemos demostrar amor por los demás”. Forme dos listas con las respuestas que los niños den a las preguntas que figuran al comienzo de la lección. Si lo desea, podría, por turnos, arrojarles una bolsita de maíz a cada niño. El niño a quien usted le arroje la bolsita de maíz debe sugerir algo para escribir en cualquiera de las dos listas y arrojarle la bolsita de vuelta a usted.