Manuales de la Primaria y del Tiempo para compartir
Nuestros padres nos ayudan a aprender


Lección 28

Nuestros padres nos ayudan a aprender

Objetivo

Que los niños comprendan cómo pueden ayudarles sus padres (o tutores) a aprender a ser obedientes a los mandamientos.

Preparación

  1. Con espíritu de oración, estudie Alma 53:10–22; 56:3–10, 46–48, 55–56; 57:24–25; Doctrina y Convenios 93:40 y Moisés 6:58.

  2. Prepárese para cantar o repetir con los niños la letra de la canción “Hazme andar en la luz” (Canciones para los niños, pág. 70). Podría pedirle a un niño que cante la primera estrofa si fuera apropiado.

  3. Invite a una madre a visitar la clase con su bebé durante la primera parte de la lección. (Si esto no fuera posible, podría utilizar una fotografía o lámina de una madre y su bebé.)

  4. Durante la presentación de esta lección, sea sensible a la situación de los niños que no vivan con ambos padres o cuyos padres no les enseñen a obedecer los mandamientos de Dios.

  5. Materiales necesarios:

    1. Los libros canónicos.

    2. Una bolsita de semillas, una pelota pequeña u otro objeto blando.

    3. La lámina 3–38, Los dos mil guerreros jóvenes (62050 002, Las bellas artes del evangelio 313), y la lámina 3–5, Adán y Eva enseñan a sus hijos.

  6. Haga los arreglos necesarios para las Actividades complementarias que desee llevar a cabo.

Sugerencias para el desarrollo de la lección

Pida a un niño que ofrezca la primera oración.

Si en la clase anterior les dio una asignación, verifique si la hicieron.

Tenemos padres que nos ayudan a aprender

Actividad para despertar el interés

Presente a la madre con su bebé a los niños. Luego pida a los niños que observen brevemente al bebé y entonces formule las siguientes preguntas:

  • ¿Qué puede hacer el bebé por sí mismo?

  • ¿Qué hace la madre por el bebé?

  • ¿Cómo aprende el bebé a hablar?

  • ¿Cómo aprende el bebé a caminar?

Explique que es necesario que alguien cuide del bebé, porque él depende de sus padres para todo. Los padres lo aman y pasan el día y a veces la noche cuidándolo.

• ¿Cuáles son algunas de las cosas que ustedes han aprendido desde que eran bebés?

• ¿Quién les ha enseñado y cuidado?

A este punto, agradezca a la madre el haber ido a la clase con su bebé y permítale retirarse.

Nuestros padres nos ayudan a ser obedientes a los mandamientos

Lámina y relato

Muestre la lámina 3–5, Adán y Eva enseñan a sus hijos.

Adán y Eva, el primer hombre y la primera mujer sobre la tierra, recibieron instrucciones sobre el Evangelio de Jesucristo y se les dijo que lo enseñaran a sus hijos. Lea en voz alta Moisés 6:58, omitiendo la última palabra (diciendo).

• ¿Qué mandamiento da Jesucristo a los padres? (Enseñar a los hijos. Los padres deben enseñar a sus hijos las verdades del evangelio. Véase D. y C. 93:40).

Canción

Canten o repitan la letra de la canción “Hazme andar en la luz”. Pida a los niños que presten atención para ver si pueden darse cuenta de lo que significa “Dime cómo andar en la luz”.

Hazme en la luz de Su amor caminar.

Muéstrame cómo a mi Padre orar.

Quiero vivir como dijo Jesús.

Dime cómo andar en la luz.

Ven, pequeñito y juntos los dos

aprenderemos las leyes de Dios

para volver a vivir con Jesús,

para siempre andar en la luz.

Padre, las gracias queremos rendir,

pues nos enseñas la senda a seguir.

A ti loores cantamos, oh Dios.

Juntos vamos a andar en la luz.

• ¿Qué significa “andar en la luz”? (Obedecer a nuestro Padre Celestial.)

Ponga de relieve que nacemos en esta tierra para aprender, y nuestro Padre Celestial nos ha enviado a un núcleo familiar donde podemos aprender de nuestros padres. A su vez, a los padres se les da el mandamiento de ayudarnos a prepararnos para que, un día, podamos regresar a vivir con nuestro Padre Celestial.

Relato de las Escrituras y lámina

Explique que en el Libro de Mormón hay un relato de unos jóvenes cuyos padres les habían enseñado a obedecer los mandamientos de Dios. Cuente el siguiente relato con sus propias palabras:

Recuerde a los niños que los lamanitas que se convirtieron a la Iglesia adoptaron el nombre de anti-nefi-lehitas para que no se les confundiera con el resto de los lamanitas. Cuando los anti-nefi-lehitas se convirtieron, hicieron una promesa o convenio con Dios de que nunca más usarían sus armas de guerra y las enterraron para demostrar que cumplirían con ese convenio.

Los nefitas convinieron en dejar a los anti-nefi-lehitas vivir entre ellos para protegerles de los lamanitas. Y sucedió que los anti-nefi-lehitas llegaron a destacarse por su rectitud y su honradez; aun proporcionaron ropas y alimentos para ayudar a los ejércitos de los nefitas.

Después de pasados muchos años, los lamanitas que eran inicuos comenzaron nuevamente a atacar las tierras de los nefitas y a quitarles algunas ciudades. A los nefitas les resultaba difícil proteger sus ciudades. Cuando los anti-nefi-lehitas vieron con qué esfuerzo luchaban los nefitas para proteger tanto las ciudades como a ellos, se preocuparon mucho, y llegaron al punto de preguntarse si no deberían quebrantar el convenio que habían hecho y ayudar a los nefitas en la guerra.

Entonces, un valiente nefita llamado Helamán les dijo que no quebrantaran su convenio. Él sabía cuán importante es guardar las promesas; también sabía que los justos anti-nefi-lehitas tenían muchos hijos varones que eran niños pequeños en el tiempo en que hicieron el convenio y que, como éstos no habían hecho ese convenio con nuestro Padre Celestial, podrían unirse a los nefitas e ir a luchar para proteger las ciudades y a sus padres. Y así fue que dos mil de esos jóvenes, que eran vigorosos y valientes, se ofrecieron para luchar junto a Helamán.

Muestre la lámina 3–38, Los dos mil guerreros jóvenes y continúe con el relato.

Explique que esos jóvenes eran honrados y dignos de confianza; sus madres les habían enseñado que era importante obedecer los mandamientos de Dios y que si confiaban en Dios, Él les protegería. Por causa de que los jóvenes creyeron en las enseñanzas de sus madres, no tuvieron miedo de seguir a Helamán. Sabían sin lugar a dudas que Dios los protegería. Ellos pelearon en muchas batallas por los nefitas. Lucharon valientemente y fueron una gran ayuda para los ejércitos nefitas.

Lea a los niños en voz alta Alma 56:47, comenzando con “sus madres les habían enseñado” y siguiendo hasta el fin del versículo 48.

Haga notar que Helamán quería mucho a aquellos jóvenes; los quería tanto como los padres quieren a sus hijos. Tras una gran batalla, quedaron muchos muertos y Helamán tuvo gran temor de que muchos de los jóvenes de su ejército hubieran perdido la vida. Pero, para su gran alegría, cuando los contó halló que no había muerto ninguno de ellos. Por motivo de que esos jóvenes confiaban en Dios y seguían las enseñanzas de sus madres, Dios los protegió de los lamanitas.

Análisis

Ponga de relieve el hecho de que podemos aprender los mandamientos de nuestros padres, tal como lo hicieron aquellos jóvenes; y entonces debemos ser obedientes a lo que se nos enseña. Cuando nos enseñan acerca de los mandamientos de Dios, nuestros padres nos hacen ver lo que debemos hacer para guardar el convenio que hacemos cuando nos bautizamos.

• ¿Qué mandamientos nos enseñan nuestros padres y otras personas? (Dé a los niños la oportunidad de responder. Al hablar de esto, mencione el mandamiento de amar a nuestro Padre Celestial y a Jesús, de amarnos el uno al otro, honrar a los padres, perdonar a los demás, ser bautizados, orar, pagar el diezmo, ayunar, obedecer la Palabra de Sabiduría, ser honrados, santificar el día de reposo, ir a las reuniones de la Iglesia y estudiar las Escrituras.)

Resumen

Inste a los niños a escuchar las enseñanzas de sus padres y obedecer los mandamientos. Anímelos a agradecerles a sus padres cuando éstos les enseñen los mandamientos.

Testimonio del maestro

Exprese su testimonio de que nuestro Padre Celestial nos ama a cada uno de nosotros, y por motivo de Su amor, ha dado a nuestros padres terrenales el mandamiento de cuidarnos, protegernos y enseñarnos a vivir en justicia. Cuando nuestros padres tratan de vivir como nuestro Padre Celestial desea, podemos aprender de su ejemplo a escoger siempre lo correcto.

Pida a un niño que ofrezca la última oración.

Actividades complementarias

Elija algunas de las siguientes actividades que se ajusten mejor a sus niños. Puede realizarlas durante la lección o como repaso o resumen. Para ayuda adicional, vea “Período de clases”, en “Ayudas para el maestro”.

  1. Pida a los niños que piensen en cosas que sus padres les hayan enseñado a hacer. Luego juegue el siguiente juego con ellos:

    Diga: “Mi (madre, padre o mis padres) me han enseñado (ejemplo: a hacer pasteles)”. Después llame a un niño por su nombre o arrójele la bolsita de semillas y pregúntele: “¿Qué te han enseñado tus padres a hacer?”

    El niño contesta diciendo: “Mi (madre, padre o mis padres) me han enseñado (ejemplo: a escribir mi nombre).” En seguida, el niño le arroja la bolsita a usted.

    Siga con este procedimiento hasta que todos los niños hayan tenido la oportunidad de contestar una o dos veces.

  2. Cante o repita con los niños la letra de la canción “Una familia feliz” (Canciones para los niños, pág. 104), cuya letra figura al final del manual.

    Escoja a una niña para que sea la madre y a un niño para que sea el padre. Cuando canten o digan la palabra “mami”, la niña que represente a la madre debe ponerse de pie. Cuando canten o digan la palabra “mí ”, todos los niños deben señalarse a sí mismos. Y cuando canten o digan la palabra “papá”, el niño que represente al padre debe ponerse de pie.

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