Retratos de fe
Christian Karlsson
Buskerud, Noruega
Cuando Christian descubrió los diarios personales de su abuelo, no tenía idea de que significarían tanto para él y su familia.
Cody Bell, fotógrafo
Mi mamá me dio una caja de fotografías antiguas. Una de las sorpresas que hallé en esa caja fueron los diarios de mi abuelo. Muchas anotaciones son cortas y sucintas, e incluyen cosas simples como el precio de la gasolina, las bananas o el pescado.
Junto con los diarios, el mayor gozo fueron sus cuidadosos apuntes de los discursos que el abuelo dio en la Iglesia.
Después de investigar por años, el abuelo se unió a la Iglesia. Sirvió fielmente, era leal y estaba lleno de integridad. Antes de que hubiera estacas en Noruega, sirvió como consejero de la presidencia de los Hombres Jóvenes para toda Noruega. Prestaba servicio como consejero de la presidencia del Templo de Estocolmo, Suecia cuando falleció en 1986.
Mis abuelos comenzaron a salir antes de que el abuelo se uniera a la Iglesia. La abuela le dijo que no estaba disponible los domingos ni varias noches de la semana. Al principio él pensó en salir con otra persona ya que ella estaba tan ocupada, pero con el tiempo ella le explicó: “Soy miembro de una iglesia de la que jamás has escuchado”.
El abuelo respondió al instante: “Oh, ¿te refieres a La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?”. La abuela quedó perpleja; ¡pensó que él la había estado acechando! Sin embargo, él había escuchado de la Iglesia antes.
Cuando tenía 19 años, le pidieron al abuelo que colaborara con el censo debido a su caligrafía. Cuando le preguntó a una mujer cuál era su religión, ella dijo: “Soy miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. Era el nombre más largo de una confesión religiosa que él jamás había escuchado, por lo que no se le olvidó. Cuando la abuela le dijo que pertenecía a una iglesia que muy posiblemente él no conocía, él ya tenía el nombre en la memoria.
En sus discursos, el abuelo compartió sus pensamientos y sentimientos, así como también los desafíos que afrontó cuando investigaba la Iglesia. Tuvo que humillarse para orar en cuanto a unirse a la Iglesia; recibió una respuesta y actuó en consecuencia.
Es increíble compartir los relatos personales del abuelo con mi esposa e hijos; nunca lo conocieron, pero las palabras de él llegan hasta ellos 30 años después de su muerte.