Voces de los Santos
Aprende en tu juventud
El programa me ha preparado para servir una misión, a la cual partiré pronto.
Durante mi tiempo en los Hombres Jóvenes he disfrutado de muchos programas implementados por la Iglesia. Me gustaría compartir lo que he vivido al desarrollar los aspectos del programa Niños y Jóvenes y lo que he logrado.
Una íntima relación con mi Padre Celestial
Una de las tiernas misericordias de las cual puedo dar testimonio es que en esta etapa me he sentido más identificado con Jesucristo. Él, al igual que yo, tuvo que crecer y esforzarse para ejercer Su ministerio terrenal. Gracias al programa he podido establecer metas que han elevado mi nivel espiritual, por lo que ahora tengo una relación más íntima con mi Padre Celestial.
Puedo decir con valentía que nada ha sido fácil; sin embargo, sé que todo ha sido para aprender cosas que de ninguna otra manera mi Padre Celestial habría logrado enseñarme.
Ser más como Jesucristo
Mediante avanzaba en mis experiencias y metas personales, recordé lo que el profeta Alma enseñó a uno de sus hijos: “¡Oh recuerda, hijo mío, y aprende sabiduría en tu juventud; sí, aprende en tu juventud a guardar los mandamientos de Dios!”1.
Gracias a esto he podido valorar más el programa Niños y Jóvenes. Mis metas tienen un enfoque eterno. El programa me ha preparado para servir una misión, a la cual partiré pronto. He aprendido a cuidar a mi familia, a ser un futuro padre amoroso, y también diariamente me esfuerzo por desarrollar los atributos de Jesucristo.
Pienso que uno de los pilares más importantes de este programa es que prepara a niños y jovencitos para ser los futuros líderes de la Iglesia y que como jóvenes podamos engrandecer esta obra y extender el reino de Dios sobre la tierra, a saber, la Iglesia de Jesucristo.