Voces de los Miembros
Él espera pacientemente
Mi nombre es Olga Lidia Ortiz Castro. Asisto a la Rama Los Llanos, Distrito San Pedro de Macorís, República Dominicana. Soy madre de tres hijos y una hija.
Marcia, mi hermana, me presentó la Iglesia al mismo tiempo que los misioneros le enseñaban. Me negué a bautizarme con ella, pero a pesar de eso, ella recogía a mis cuatro hijos para ir a la iglesia todos los domingos. Un día tomé la decisión de acompañarlos.
Los misioneros visitaban mi casa a menudo; de hecho, cada vez que los veía, siempre los invitaba, pero nunca podía hacerles pasar a mi casa. Seguí asistiendo a la Iglesia y participé activamente en actividades, e incluso me uní a mis hijos en sus clases de seminario. Se pensaba que era miembro, pero todavía no.
Un día, le conté a un compañero de trabajo acerca de La Iglesia; me preguntó si ya era miembro y le dije sí. Él escuchó las charlas con los élderes y se bautizó antes que yo.
Mis tres hijos fueron bautizados al mismo tiempo y finalmente mi hija se unió a ellos. Todavía no estaba bautizada, pero continué apoyando a mis hijos y asistiendo cada semana. Cuando mis dos hijos mayores dejaron de asistir, los animé a regresar.
Recuerdo una noche en que la familia estaba en casa y recibimos una solicitud de los misioneros para visitarnos, pero les dije que no nos encontrábamos allí. De inmediato, me informaron que estaban frente a nuestra casa con el presidente de misión. Colgué, e inmediatamente abrí la puerta. Nos enseñaron acerca de las bendiciones que nos esperan, de cómo podemos enfrentar las dificultades en nuestras vidas y que las familias pueden ser eternas.
Catorce años pasaron con mi misma actividad en La Iglesia y todavía sin bautizarme. Una noche en particular, tuve un sueño en el que no podía esconderme de un joven con una camisa blanca, con una placa y sus Escrituras. A la mañana siguiente, en seminario, la discusión en la clase reveló el significado de mi sueño. A los estudiantes se les preguntó: “¿Si Jesucristo viniera buscando recibir a todos aquellos que abrieron sus corazones a Él y decidieron aceptarlo como su Salvador, podrían ir con Él?” Compartí mi sueño con ellos, y me dijeron: “El Señor quiere que tomes la decisión de bautizarte”.
Esa tarde llamé a los élderes para contarles mi experiencia y decirles que estaba lista para bautizarme. Junto al presidente de rama y al presidente de misión, estaban muy entusiasmados con la guía que el Señor me estaba dando.
Mi bautismo fue realizado en la Rama Los Llanos por mi hijo. Estaba súper emocionada de que su primer bautismo, antes de partir para la misión, fuera el mío.
Sé que este Evangelio puede bendecir a quienes lo reciben. Sé que no importa cuánto tiempo tomes para bautizarte, el Señor siempre te estará esperando con los brazos abiertos. Amo este Evangelio, a mi familia y a todos los que me apoyan.
Sé que el plan del Padre Celestial es tener familias eternas; de esto testifico.