Hechos 10
El Evangelio es para todos
Desde la época de Moisés se había hecho una marcada distinción entre el pueblo del convenio del Señor y todas las demás personas. Los judíos creían que la única forma de que un gentil (alguien que no era israelita) fuese aceptable a Dios era que esa persona se volviera primero judía y se sometiera a todas las ordenanzas y a todos los requisitos de la ley de Moisés.
Pedro tuvo dos experiencias que cambiaron de manera espectacular la práctica de la Iglesia y, al mismo tiempo, mil años de tradición judía. Por medio de una visión, aprendió que Dios en realidad “no hace acepción de personas” (Hechos 10:34). Pedro tuvo entonces un encuentro notable con algunos gentiles piadosos. Parece ser que hasta entonces todos los que se habían unido a la Iglesia habían sido judíos o gentiles que previamente se habían convertido al judaísmo. Pedro pudo enseñar a la gente que la ley de Moisés se había cumplido totalmente y que los gentiles podían ingresar en la Iglesia directamente sin hacerse judíos primero.
La comprensión de las Escrituras
Hechos 10
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Centurión (vers. 1)—Comandante militar romano.
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La hora novena (vers. 3)—Cerca de las 3 de la tarde
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La hora sexta (vers. 9)—Cerca del mediodía.
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Le sobrevino un éxtasis (vers. 10)—El Santo Espíritu vino sobre él.
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Cosa común o inmunda (vers. 14)—Cosa prohibida por la ley mosaica.
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Replicar (vers. 29)—Objetar.
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Los fieles de la circuncisión (vers. 45Los judíos conversos al cristianismo.
Hechos 10—Un paralelo contemporáneo
La visión que tuvo Pedro, en la que se le enseña que Dios “no hace acepción de personas” (Hechos 10:34), ocasionó un cambio muy importante en la Iglesia. Por primera vez los gentiles se bautizaban en la Iglesia sin tener en cuenta los requisitos de la ley de Moisés, lo cual contribuyó a que la Iglesia creciera rápidamente entre todas las gentes y no sólo entre los judíos.
Una situación parecida existía en la Iglesia en nuestra época. Desde los tiempos del Antiguo Testamento, nuestro Padre Celestial había restringido el derecho de poseer el sacerdocio. En la época de Abraham, el derecho al sacerdocio era patriarcal, lo cual quiere decir que se transmitía de padre a hijo (véase D. y C. 107:40; Abraham 1:2–4, 26–27). En los días de Moisés, el Sacerdocio de Melquisedec se quitó de Israel y únicamente la tribu de Leví poseía el Sacerdocio Aarónico (véase Números 18:6–8). Cuando se restauró el Evangelio en los últimos días, también se restauró el Sacerdocio de Melquisedec y se otorgó el derecho de poseer ese sacerdocio a muchos fuera de la casa de Israel.
En junio de 1978 el Señor reveló al presidente Spencer W. Kimball que había llegado el momento en el que “se [podía] conferir el sacerdocio a todos los varones que [fueran] miembros dignos de la Iglesia sin tomar en consideración ni su raza ni su color” (Declaración Oficial—2). Nuevamente el Señor actuó para que la Iglesia llevara el Evangelio a todos los hijos de nuestro Padre Celestial en todo el mundo.
El estudio de las Escrituras
Al estudiar Hechos 10, realiza la actividad A o la B.
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Por revelación se puso fin a mil años de ley y de tradición
Después de haber leído Hechos 10, haz una anotación de diario personal acerca de la experiencia que tuvo Pedro como si tú hubieses sido él. Imagínate cómo habrá sido recibir una revelación que ponía fin a una práctica de la ley de Moisés que se había observado desde hacía muchas generaciones. Asegúrate de relatar acerca de los acontecimientos que se mencionan a continuación y de indicar lo que Pedro habrá pensado de ellos:
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La visión de Pedro en la azotea (véanse los vers. 9–16).
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La visión de Cornelio (véanse los vers. 1–8).
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Pedro se reúne con los gentiles (véanse los vers. 17–48).
Explica por qué fue ése un acontecimiento tan asombroso (véase la introducción de Hechos 10).
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Pedro ve en visión un gran lienzo
Haz un dibujo del gran lienzo que Pedro vio en visión o anota el nombre de los animales inmundos que Pedro habrá visto. Véase Levítico 11 en donde se enumeran los animales inmundos.