Seminarios e Institutos
Juan 16: La misión del Espíritu Santo


Juan 16

La misión del Espíritu Santo

Al encontrarte entre una multitud, ¿te has separado alguna vez de tus padres y te has perdido entre la gente? ¿Qué sentiste en esa ocasión? Jesús sabía que pronto se iría y que dejaría a Sus discípulos para que llevasen a cabo la obra sin que Él estuviera allí para dirigirlos y darles fortaleza. Les dijo que no los dejaría solos y les prometió enviar el Espíritu Santo para que estuviera con ellos. Cuando leas Juan 16, busca en particular lo que enseña Jesús acerca del modo como el Espíritu Santo puede infundir fortaleza en los momentos de necesidad.

La comprensión de las Escrituras

Juan 16

El príncipe de este mundo (vers. 11)—Satanás (véase “La comprensión de las Escrituras” de Juan 12:31, pág. 90).

El Espíritu de verdad (vers. 13)—El Espíritu Santo.

Juan 16:1–3—“Cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios”

El élder Bruce R. McConkie escribió: “La sinceridad no tiene casi nada que ver con el obtener la salvación. Los que matan a los santos pueden ser tan sinceros como los que por los actos de ellos se hacen mártires. Los hombres pueden llegar a creer con tanto fervor en la falsedad que darán su propia vida por ella. ¿Qué importa que los que mataron a los profetas, ya sea a los antiguos o a los contemporáneos, hayan pensado que rindieron servicio a Dios? Lo que sí importa es la verdad, la verdad pura dada por Dios” (Doctrinal New Testament Commentary, tomo I, pág. 752).

Juan 16:33—“Yo he vencido al mundo”

El élder Jeffrey R. Holland, Apóstol, enseñó: Cristo ha vencido al mundo —nuestro mundo— y Su don para nosotros es la paz ahora y la exaltación en el mundo venidero. El requisito fundamental es tener fe en Él y seguirle… para siempre. Cuando nos exhorta a andar en Sus caminos y en Su luz, es porque Él ha andado por ellos antes, haciendo que sean seguros para nosotros” (“A los hambrientos colmó de bienes”, Liahona, enero de 1998, págs. 77–78).

Si somos fieles a las enseñanzas de Jesucristo y perseveramos hasta el fin, nosotros también venceremos al mundo (véase D. y C. 63:47).

El estudio de las Escrituras

Al estudiar Juan 16, realiza la actividad A o la B.

  1. ¡Consigue el antídoto!

    Un antídoto es una medicina que alivia o contrarresta los efectos de algo malo. Por ejemplo, hay antídotos que pueden tomarse para contrarrestar los efectos de algunos venenos. El presidente George Albert Smith enseñó: “La compañía del Espíritu del Señor es un antídoto para el cansancio, para el hambre, para el temor y para todas esas cosas que a veces nos abruman en la vida” (en “Conference Report”, oct. de 1945, págs. 115–116).

    1. ¿Acerca de qué advierte el Señor a sus discípulos en Juan 16:1–4?

    2. ¿Por qué puede el Espíritu Santo ser un antídoto espiritual para esos desafíos espirituales?

    3. ¿Cómo puede el Espíritu Santo ser un antídoto para algunas de las cosas malas que te suceden en la vida?

  2. Entrevista a una madre de familia

    1. Pide a tu madre (o a cualquier madre) que conteste las siguientes preguntas:

      1. ¿Qué sacrificios, qué esfuerzos y qué dolor experimentó al traer un hijo al mundo?

      2. ¿Qué sentimientos experimentó después del nacimiento de su hijo?

      3. ¿En qué forma influyeron sus sentimientos en su actitud con respecto a los sacrificios, a los esfuerzos y a los dolores?

    2. Describe a qué compara Jesús los dolores del dar a luz a un hijo en Juan 16:19–22 y cómo recibirían ellos el gozo que Él les promete.

    3. Describe lo que esperes sentir cuando veas al Señor otra vez.