Capítulo 17 2:9La huida de Alma y de su pueblo Un día, mientras el pueblo de Alma se encontraba trabajando en los campos, un ejército lamanita cruzó las fronteras de sus tierras. Mosíah 23:25. Los nefitas se asustaron y corrieron a la ciudad para protegerse. Alma les dijo que recordaran a Dios y Él les ayudaría. Los nefitas empezaron a orar. Mosíah 23:26–28. El Señor ablandó el corazón de los lamanitas y no hicieron daño a los nefitas. Los lamanitas se habían perdido cuando habían salido a buscar al pueblo del rey Limhi. Mosíah 23:29–30. Los lamanitas le prometieron a Alma que no molestarían a su gente si les indicaba cómo volver a su tierra. Alma les indicó el camino. Mosíah 23:36. Pero los lamanitas no cumplieron su promesa; pusieron guardias alrededor de la tierra y Alma y su pueblo perdieron su libertad. Mosíah 23:37. El rey lamanita hizo a Amulón gobernante del pueblo de Alma. Amulón era nefita y había sido uno de los sacerdotes inicuos del rey Noé. Mosíah 23:39; Mosíah 24:8–9. Amulón hacía trabajar mucho al pueblo de Alma. Ellos oraron para suplicar ayuda, pero Amulón dijo que matarían a todo aquel que encontraran orando. La gente continuó orando en su corazón. Mosíah 24:10–12. Dios escuchó sus oraciones y los fortaleció para que el trabajo les resultara más fácil; eran alegres y pacientes. Mosíah 24:14–15. Dios estaba complacido de que la gente fuera fiel. Le dijo a Alma que Él les ayudaría a huir de los lamanitas. Mosíah 24:16–17. Durante la noche, el pueblo juntó alimentos y sus rebaños. A la mañana siguiente, Dios hizo que los lamanitas durmieran profundamente mientras Alma y su pueblo huían de la ciudad. Mosíah 24:18–20. Después de viajar durante 12 días, llegaron a Zarahemla donde el rey Mosíah y su pueblo les dieron la bienvenida. Mosíah 24:25.