Capítulo 37 3:31Nefi y Lehi son encarcelados Nefi y Lehi eran hijos de Helamán; Helamán deseaba que ellos fueran rectos al igual que el Lehi y el Nefi que salieron de Jerusalén. Helamán 5:4–7. Helamán enseñó a sus hijos a creer en Jesucristo; aprendieron que el perdón se obtiene mediante la fe y el arrepentimiento. Helamán 5:9–12. Nefi y Lehi salieron a predicar la palabra de Dios a los nefitas y a los lamanitas; miles de personas fueron bautizadas. Helamán 5:14–19. Cuando Nefi y Lehi fueron a la tierra de Nefi, un ejército lamanita los echó en la prisión sin darles alimento durante muchos días. Helamán 5:20–22. Los lamanitas fueron a la cárcel a matar a Nefi y a Lehi, pero no pudieron hacerlo porque éstos estaban protegidos por un círculo de fuego que quemaba a cualquiera que tratara de tocarlos. Helamán 5:22–23. A Nefi y a Lehi no los quemaba el fuego y dijeron a los lamanitas que el poder de Dios los protegía. Helamán 5:24–26. La tierra y los muros de la prisión empezaron a sacudirse; una nube de obscuridad cubrió a los que estaban en la prisión y sintieron temor. Helamán 5:27–28. Por encima de la nube de tinieblas se oyó una voz; era como un susurro, pero todos podían oírla. Helamán 5:29–30. La voz les dijo que se arrepintieran y dejaran de intentar matar a Nefi y a Lehi. Helamán 5:29–30. La voz habló tres veces, y la tierra y los muros de la prisión continuaron sacudiéndose. Los lamanitas no podían huir a causa de la obscuridad y del gran temor que sentían. Helamán 5:33–34. Un nefita que había sido miembro de la Iglesia vio que el rostro de Nefi y el de Lehi brillaban a través de la obscuridad. Helamán 5:35–36. Nefi y Lehi estaban mirando hacia el cielo y hablaban; el hombre dijo a los lamanitas que miraran y ellos se preguntaban con quién conversarían Nefi y Lehi. Helamán 5:36–38. El hombre, que se llamaba Amínadab, dijo a los lamanitas que Nefi y Lehi conversaban con ángeles. Helamán 5:39. Los lamanitas preguntaron a Amínadab qué podían hacer para que se quitase la nube de tinieblas; él les dijo que se arrepintieran y oraran hasta que tuvieran fe en Jesucristo. Helamán 5:40–41. Los lamanitas oraron hasta que se dispersó la nube de tinieblas. Helamán 5:42. Cuando se disipó la obscuridad, vieron que todos ellos estaban rodeados por una columna de fuego; el fuego no los quemaba ni a ellos ni los muros de la prisión. Helamán 5:43–44. Los lamanitas sintieron gran gozo y el Espíritu de Dios llenó sus corazones. Helamán 5:44–45. El susurro de una voz dijo que serían consolados a causa de su fe en Jesucristo. Helamán 5:46–47. Los lamanitas miraron hacia arriba para ver de dónde provenía la voz y vieron ángeles descender del cielo. Helamán 5:48. Unas 300 personas vieron y oyeron lo que ocurrió en la prisión; ellas salieron para darlo a conocer a los demás. Helamán 5:49–50. La mayoría de los lamanitas les creyeron y abandonaron sus armas de guerra. Helamán 5:50–51. Los lamanitas dejaron de odiar a los nefitas y les devolvieron sus tierras. Los lamanitas llegaron a ser más justos que los nefitas. Helamán 5:50, 52. Muchos lamanitas salieron con Nefi y con Lehi a enseñar tanto a los nefitas como a los lamanitas. Helamán 6:1, 6–7.