Capítulo 42 2:26Las señales de la crucifixión de Cristo Habían pasado treinta y tres años desde que la gente vio las señales del nacimiento de Jesucristo. 3 Nefi 8:2. Ahora esperaban las señales de Su muerte: tres días de obscuridad. 3 Nefi 8:3. Algunos no creían que las señales se llevarían a cabo; empezaron a discutir con los que sí creían. 3 Nefi 8:4. Un día se desató una tormenta violenta; el viento era terrible. 3 Nefi 8:5–6. Los relámpagos resplandecían y los truenos estremecían toda la tierra. 3 Nefi 8:6–7. La ciudad de Zarahemla se incendió, la ciudad de Moroni se hundió en las profundidades del mar y la ciudad de Moroníah fue sepultada. 3 Nefi 8:8–10. Un terremoto estremeció toda la tierra; los caminos se desnivelaron y los edificios cayeron a tierra. Muchas ciudades quedaron destruidas y muchas personas murieron. 3 Nefi 8:12–15. La tempestad y los terremotos duraron aproximadamente tres horas. 3 Nefi 8:19. Cuando se acabaron la tormenta y los terremotos, una profunda obscuridad cubrió la tierra. No había luz en ninguna parte; el pueblo hasta podía sentir el vapor de tinieblas. 3 Nefi 8:19–20. La obscuridad duró tres días; no podían encenderse velas y la gente no podía ver el sol, ni la luna, ni las estrellas. 3 Nefi 8:21–23. El pueblo lloró a causa de la obscuridad, la destrucción y la muerte; se lamentaban por no haberse arrepentido de sus pecados. 3 Nefi 8:23–25. Entonces la gente oyó la voz de Jesucristo. 3 Nefi 9:1, 15. Jesús les habló acerca de la terrible destrucción de la tierra; dijo que los más inicuos habían sido destruidos. 3 Nefi 9:12–13. Dijo que era necesario que los que no habían sido destruidos se arrepintieran; si lo hacían y venían a Él, los bendeciría. 3 Nefi 9:13–14. La gente estaba tan asombrada después de oír la voz que dejaron de llorar; hubo silencio por el espacio de muchas horas. 3 Nefi 10:1–2. Entonces Jesús habló de nuevo y dijo que muchas veces había tratado de ayudar a la gente; si se arrepentían ahora, aún podían volver a Él. 3 Nefi 10:3–6. Después de tres días se levantó la obscuridad; la gente se regocijó y con alegría dio gracias al Señor. 3 Nefi 10:9–10.