Capítulo 31 3:46El capitán Moroni derrota a Zerahemna Zerahemna, el líder de los lamanitas, quería que su pueblo continuara odiando a los nefitas y los convirtiera en sus esclavos. Alma 43:5, 8. Los nefitas querían conservar libres sus tierras y sus familias; también deseaban ser libres de adorar a Dios. Alma 43:9. El capitán Moroni era el líder de los ejércitos nefitas. Cuando los lamanitas fueron a luchar contra ellos, Moroni y sus ejércitos les hicieron frente en la tierra de Jersón. Alma 43:15–16. El capitán Moroni había preparado a su ejército con armas, escudos, armaduras y ropa gruesa. Alma 43:18–19. Los lamanitas tenían un ejército más grande, pero se asustaron cuando vieron las armaduras de los nefitas; los lamanitas llevaban puesta muy poca ropa. Alma 43:20–21. El ejército lamanita no se atrevió a luchar contra el ejército del capitán Moroni; los lamanitas huyeron al desierto y decidieron atacar otra ciudad nefita. Alma 43:22. Moroni envió espías para vigilar a los lamanitas. Además, le pidió a Alma que orara al Señor para pedirle ayuda. El Señor le hizo saber a Alma el lugar donde los lamanitas atacarían. Alma 43:23–24. Cuando Moroni recibió el mensaje de Alma, dejó algunos soldados para proteger Jersón y marchó con el resto del ejército para encontrarse con los lamanitas. Alma 43:25. Los soldados del capitán Moroni se escondieron a ambos lados del río Sidón, y esperaron para atrapar al ejército lamanita. Alma 43:27, 31–35. Comenzó la batalla y los lamanitas intentaron escapar cruzando el río, pero del otro lado los esperaban más nefitas. Alma 43:36, 39–41. Luchando más fuerte de lo que jamás lo habían hecho, Zerahemna y su ejército mataron a muchos nefitas, quienes suplicaron al Señor que les ayudara. Alma 43:43–44, 49. El Señor fortaleció al ejército nefita. El ejército rodeó a los lamanitas, y Moroni dio la orden de que no pelearan más. Alma 43:50, 52–54. Moroni le dijo a Zerahemna que los nefitas no querían matar a los lamanitas ni hacerlos sus esclavos. Alma 44:1–3. Moroni dijo que los lamanitas no podían destruir la fe que los nefitas tenían en Jesucristo. Dijo que Dios continuaría ayudando a los nefitas en la batalla en tanto permanecieran fieles. Alma 44:4. Moroni le ordenó a Zerahemna que le entregara las armas de guerra; dijo que no los matarían si prometían que nunca más pelearían contra los nefitas. Alma 44:5–6. Zerahemna le entregó a Moroni las armas pero no le prometió que no volverían a luchar contra ellos. Moroni le devolvió las armas para que los lamanitas pudieran defenderse. Alma 44:8, 10. Zerahemna se lanzó hacia Moroni para matarlo, pero un soldado nefita le dio un golpe a la espada de Zerahemna y la quebró. Alma 44:12. Entonces el soldado le cortó a Zerahemna el cuero cabelludo, lo colocó en la punta de su espada y la levantó en alto. Alma 44:12–13. Les dijo que los lamanitas caerían del mismo modo que el cuero cabelludo había caído a tierra, a menos que entregaran sus armas y prometieran que no volverían a luchar. Alma 44:14. Muchos lamanitas colocaron sus armas a los pies de Moroni y prometieron que no volverían a luchar. Se les permitió irse en libertad. Alma 44:15. Enfurecido, Zerahemna incitó al resto de los soldados a luchar. Los soldados de Moroni mataron a muchos de ellos. Alma 44:16–18. Cuando Zerahemna vio que él y sus hombres estaban a punto de ser destruidos, le suplicó a Moroni que les perdonara la vida; prometió que nunca más lucharía contra los nefitas. Alma 44:19. Moroni detuvo la lucha y tomó las armas de los lamanitas. Una vez que hicieron la promesa de no luchar, los lamanitas se marcharon. Alma 44:20, 23.