Capítulo 49 4:52Mormón y sus enseñanzas Muchos años después de que Jesucristo visitó a los nefitas, un grupo pequeño de personas dejó la Iglesia y comenzaron a llamarse lamanitas. 4 Nefi 1:20. Con el tiempo, casi todas las personas se volvieron inicuas, tanto los nefitas como los lamanitas. 4 Nefi 1:45. Un hombre justo llamado Ammarón tenía a su cargo los registros sagrados. El Espíritu Santo le indicó que los escondiera para que así estuvieran seguros. 4 Nefi 1:48–49. Ammarón le dijo a Mormón, un niño de diez años, dónde estaban escondidos los registros. Ammarón sabía que podía confiar en Mormón. Mormón 1:2–3. Cuando cumpliera 24 años de edad, Mormón habría de obtener las planchas de Nefi y escribir en ellas la historia de su pueblo. Mormón 1:3–4. Cuando Mormón tenía 11 años, se desató una guerra entre los nefitas y los lamanitas. Los nefitas ganaron y hubo paz nuevamente. Mormón 1:6, 8–12. Pero los nefitas eran tan inicuos que el Señor se llevó a los tres discípulos, con lo cual no hubo más milagros ni sanidades. La gente no recibió más la guía del Espíritu Santo. Mormón 1:13–14. Cuando Mormón tenía 15 años de edad, Jesucristo lo visitó; Mormón aprendió más acerca del Salvador y de Su bondad. Mormón 1:15. Mormón quería predicar al pueblo, pero Jesús le dijo que no, porque la gente era demasiado inicua. Sus corazones estaban en contra de Dios. Mormón 1:16–17. Al poco tiempo empezó otra guerra. Mormón era alto y fuerte, y los nefitas lo escogieron para que dirigiera su ejército. Mormón 2:1. Los nefitas lucharon contra los lamanitas por muchos años. Mormón trató de alentar a su pueblo a luchar por sus hogares y sus familias. Mormón 2:23. No obstante, los nefitas se habían vuelto tan inicuos que el Señor no los ayudaba. Mormón 2:26. Mormón dijo a los nefitas que se salvarían sólo si se arrepentían y se bautizaban; pero el pueblo se negó a hacerlo. Mormón 3:2–3. Ellos se jactaron de su fuerza, diciendo que matarían a todos los lamanitas. Debido a la iniquidad de los nefitas, Mormón se negó a seguir siendo su líder. Mormón 3:9–11. Los lamanitas empezaron a derrotar a los nefitas en cada batalla; Mormón decidió dirigir nuevamente los ejércitos nefitas. Mormón 4:18; Mormón 5:1. Él sabía que los nefitas inicuos no ganarían la guerra; no se arrepintieron ni oraron para pedir la ayuda que necesitaban. Mormón 5:2. Mormón sacó todos los registros de la colina donde Ammarón los había escondido y escribió para la gente que algún día leería ese registro. Mormón 4:23; Mormón 5:9, 12. Él deseaba que todos, incluso los judíos, supieran acerca de Jesucristo, se arrepintieran y fueran bautizados, vivieran el Evangelio y fueran bendecidos. Mormón 5:14; Mormón 7:8, 10. El Espíritu inspiró a Mormón a juntar las planchas menores de Nefi, las cuales contenían las profecías acerca de la venida de Cristo, con las planchas de Mormón. Palabras de Mormón 1:3–7. Mormón llevó a los nefitas a la tierra de Cumorah, en donde se prepararon para luchar de nuevo en contra de los lamanitas. Mormón 6:4. Mormón estaba envejeciendo; él sabía que ésta sería la última batalla. Él no quería que los lamanitas encontraran los registros sagrados y los destruyeran. Mormón 6:6. De modo que dio las planchas de Mormón a su hijo Moroni, y ocultó el resto de las planchas en el cerro de Cumorah. Mormón 6:6. Los lamanitas atacaron y mataron a todos los nefitas, menos a 24. Mormón resultó herido. Mormón 6:8–11. Mormón estaba triste por la muerte de tantos nefitas, pero él sabía que habían muerto porque habían rechazado a Jesús. Mormón 6:16–18. Mormón había tratado de enseñar la verdad a los nefitas; les había dicho cuán importante era tener fe en Jesucristo. Moroni 7:1, 33, 38. Había tratado de enseñarles a tener esperanza por medio de la expiación de Jesucristo y a tener caridad, que es el amor puro de Cristo. Moroni 7:40–41, 47. Y Mormón le había escrito cartas a su hijo Moroni, quien también había enseñado el Evangelio a los nefitas. Moroni 8:1–2. Mormón escribió acerca de la terrible iniquidad de los nefitas. Le pidió a Moroni que permaneciera fiel a Jesucristo. Moroni 9:1, 20, 25. Los lamanitas mataron a Mormón y a todos los nefitas, menos a Moroni, quien terminó de escribir los registros. Mormón 8:2–3.