Capítulo 27 2:58Korihor Un hombre llamado Korihor llegó a Zarahemla. Él no creía en Jesucristo y predicaba que lo que los profetas habían dicho acerca del Salvador no era verdad. Alma 30:6, 12–14. Korihor dijo a los del pueblo que eran necios por creer que Jesús vendría a la tierra y sufriría por los pecados de ellos. Alma 30:16. Dijo que las personas no podían ser castigadas por sus pecados porque no había vida después de la muerte. Muchos creyeron a Korihor y se volvieron inicuos. Alma 30:17–18. Korihor intentó predicar al pueblo de Ammón, pero ellos no lo escucharon; lo ataron y lo llevaron ante Ammón, quien ordenó que lo echaran de la ciudad. Alma 30:19–21. Korihor fue a la tierra de Gedeón, pero el pueblo tampoco lo quiso escuchar. El juez superior lo envió ante Alma. Alma 30:21, 29. Alma le preguntó a Korihor si creía en Dios; Korihor le dijo que no. Alma testificó que hay un Dios y que Cristo vendría. Alma 30:37–39. Korihor quería que Alma efectuara un milagro para probar que hay un Dios. Korihor dijo que si veía una señal del poder de Dios, entonces creería en Él. Alma 30:43. Alma le dijo a Korihor que ya había visto muchas señales del poder de Dios por medio de las Escrituras y de los testimonios de todos los profetas. Alma 30:44. Alma dijo que la tierra y todo lo que en ella hay, así como el movimiento de los planetas en el cielo, también son señales de que hay un Dios. Alma 30:44. Korihor continuó negándose a creer. Alma se sintió afligido debido a la iniquidad de Korihor y le advirtió que su alma podría ser destruida. Alma 30:45–46. Korihor seguía insistiendo en que quería ver una señal que probara que hay un Dios. Alma dijo que la señal de Dios sería que Korihor no pudiese hablar. Alma 30:48–49. Después de que Alma hubo dicho eso, Korihor no pudo hablar. Alma 30:50. Korihor escribió que él sabía que esa señal era de Dios y que siempre había sabido que hay un Dios. Le suplicó a Alma que orara y le quitara la maldición. Alma 30:52, 54. Alma sabía que si Korihor podía hablar otra vez, volvería a mentir a la gente. Alma dijo que el Señor decidiría si Korihor habría de hablar de nuevo. Alma 30:55. El Señor no le devolvió el habla a Korihor; éste tuvo que ir de casa en casa mendigando para comer. Alma 30:56. El juez superior envió una proclamación por toda esa tierra en la que relataba lo que le había sucedido a Korihor. Instó a aquellos que habían creído a Korihor a que se arrepintieran. El pueblo se arrepintió. Alma 30:57–58. Korihor se fue a vivir con los zoramitas. Un día, mientras iba mendigando, lo atropellaron y murió. Alma 30:59.