Capítulo 52 3:1La destrucción de los jareditas El número de jareditas comenzó a crecer y se hicieron ricos. Escogieron a un rey para que fuera su líder. Éter 6:18, 22, 27–28. Pasaron muchos años, y los jareditas se volvieron inicuos. El Señor envió profetas para decirles que se arrepintieran o serían destruidos. Éter 11:1. La gente no escuchó a los profetas; intentaron matarlos. Éter 11:2. Hubo guerras y hambre en la tierra. Muchos jareditas murieron. Éter 11:7. El Señor envió a otro profeta, llamado Éter. Él predicaba desde la mañana hasta la noche, diciendo a los jareditas que creyeran en Dios y se arrepintieran. Éter 12:2–3. Éter dijo a los jareditas que si creían en Dios, algún día vivirían con el Padre Celestial en un mundo mejor. Éter 12:4. Éter dijo a los jareditas muchas cosas importantes, pero no le creyeron. Lo obligaron a irse de la ciudad. Éter 12:5; Éter 13:13. Éter se escondía en una cueva durante el día a fin de que no lo mataran. De noche salía para ver lo que les estaba ocurriendo a los jareditas. Éter 13:13–14. Él terminó de escribir la historia de los jareditas mientras estaba escondido. Éter 13:14. El Señor envió a Éter ante Coriántumr, que era un rey jaredita inicuo. Éter le dijo que se arrepintiera o viviría para ver morir a todo su pueblo. Éter 13:16–17, 20–21. Coriántumr y su pueblo no se arrepintieron. Él trató de hacer matar a Éter, pero éste huyó y se escondió en la cueva. Éter 13:22. La gente era tan inicua que el Señor maldijo la tierra. No podían dejar sus herramientas o sus espadas en ningún lugar porque al día siguiente esos objetos habrían desaparecido. Éter 14:1. Todos los jareditas peleaban en las guerras, incluso las mujeres y los niños. Coriántumr guiaba un ejército y otro hombre llamado Shiz, guiaba el otro. Éter 14:19–20; Éter 15:15. Coriántumr y Shiz eran hombres inicuos. El Espíritu Santo se había alejado de los jareditas a causa de la iniquidad de ellos. Satanás tenía completo poder sobre ellos. Éter 15:19. Los jareditas lucharon hasta que Coriántumr y Shiz eran los únicos que quedaban. Cuando Shiz se desmayó por haber perdido mucha sangre, Coriántumr le cortó la cabeza. Éter 15:29–30. La profecía de Éter se cumplió: Coriántumr fue el último jaredita que quedó con vida. La gente de Zarahemla lo encontró. Omni 1:21. Éter terminó de escribir la historia de los jareditas. Ellos habían sido destruidos a causa de su iniquidad. Más tarde, los nefitas encontraron los registros de los jareditas. Éter 15:33.