Capítulo 47 2:42Jesucristo bendice a Sus discípulos Un día, cuando los discípulos estaban juntos ayunando y orando, Jesucristo se apareció entre ellos. 3 Nefi 27:1–2. Cuando los discípulos le preguntaron cómo debían llamar a la Iglesia, Jesús dijo que se le debería llamar por Su nombre porque era Su Iglesia. 3 Nefi 27:3, 7. Jesús explicó a Sus discípulos que el Padre Celestial lo había enviado a la tierra para dar Su vida por toda la gente. 3 Nefi 27:14. Dijo que todo aquel que se arrepiente, se bautiza en Su nombre y obedece Sus mandamientos será hallado sin culpa ante el Padre Celestial. 3 Nefi 27:16. El Salvador dijo a Sus discípulos que hicieran las cosas que lo habían visto hacer a Él; Él les había dado el ejemplo. 3 Nefi 27:21. También les dijo que escribieran lo que habían visto y oído, para que otras personas pudieran saber de ello. 3 Nefi 27:23–25. Jesús preguntó a Sus discípulos lo que deseaban de Él. Nueve de ellos desearon estar con Él después de que hubieran terminado su vida en la tierra. 3 Nefi 28:1–2. Jesús les prometió que cuando tuvieran 72 años de edad irían a Él en el cielo. 3 Nefi 28:3. Los otros tres discípulos no se atrevían a pedir lo que deseaban, pero Jesús lo sabía. Ellos querían quedarse en la tierra y predicar el Evangelio hasta que Jesús viniera de nuevo. 3 Nefi 28:5–6, 9. El Salvador les prometió que no sufrirían dolor o aflicción y que no morirían; ellos enseñarían el Evangelio a la gente hasta que Él regresara. 3 Nefi 28:7–9. Jesús tocó a cada uno de los discípulos, menos a los tres que se quedarían en la tierra. Entonces se fue. 3 Nefi 28:12. Los tres discípulos fueron llevados al cielo, en donde vieron y escucharon muchas cosas maravillosas. Ellos pudieron entender mejor las cosas de Dios. 3 Nefi 28:13, 15. Sus cuerpos experimentaron un cambio para que no murieran. 3 Nefi 28:15. Los tres discípulos regresaron a la tierra y empezaron a predicar y a bautizar. 3 Nefi 28:16, 18. Los nefitas inicuos arrojaron a los tres discípulos en la prisión y en fosos profundos, pero el poder de Dios les ayudó a escapar. 3 Nefi 28:19–20. Cuando fueron arrojados a hornos ardientes y a fosos de animales salvajes, también recibieron la protección del poder de Dios. 3 Nefi 28:21–22. Los tres discípulos continuaron predicando el Evangelio de Jesucristo a los nefitas. Todavía se encuentran predicando Su Evangelio. 3 Nefi 28:23, 27–29.