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“EL MESIAS PROMETIDO”
Mateo |
Marcos |
Lucas |
Juan | |
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Prefacio de Lucas |
1:1–4 | |||
Testimonio de Juan |
1:1–18 17:1–5 |
COMENTARIO INTERPRETATIVO
(2-1) Juan 1:1. ¿En qué forma es Jesucristo el Verbo de Dios?
“…el Padre participó en la obra de la creación por medio del Hijo, el cual, por tal motivo, llegó a ser el Administrador, por conducto de quien la voluntad, mandamiento o palabra del Padre se llevó a efecto. De modo que con propiedad enfática el apóstol Juan otorga al Hijo, Jesucristo, el título de ‘el Verbo’ o como lo declara el Padre, ‘la palabra de mi poder’ (Moisés 1:32)” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 34).
(2-2) Juan 1:9-11. ¿En qué forma recibió el mundo al Salvador?
“Después de declarar que la misión del Bautista era dar testimonio de la Luz, Juan continúa su testimonio de Jesús: ‘aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.
“’En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.
“’A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron’ (Juan 1:9-11).
“¿Por qué fue, o por qué es que actualmente algunos no lo reciben? Sin duda habían esperado algo enteramente diferente. Estaban buscando a un líder de reforma social y política y tenían poco interés en las cosas espirituales. ‘El mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.’ Hoy día todavía hay quienes pasan a su lado sin reconocerlo” (Howard W. Hunter, CR, octubre de 1968, pág. 141).
PUNTOS A CONSIDERAR
¿QUE HIZO JESUCRISTO EN EL MUNDO PRETERRENAL?
(2-3) Cristo fue el primogénito en el mundo de los espíritus y el unigénito en la carne
“El Padre de Jesucristo (en el espíritu) es también nuestro Padre. Cristo mismo enseñó esta verdad y lo hizo cuando enseñó a orar a sus discípulos: ‘Padre nuestro que estás en los cielos’, etc. Sin embargo, El es el Primogénito entre todos los hijos de Dios, el primero engendrado en el espíritu, y el Unigénito en la carne. El es nuestro hermano mayor y nosotros, como El, somos a imagen de Dios. Todos los hombres son creados a semejanza del Padre y Madre universales y son literalmente los hijos e hijas de Dios” (Primera Presidencia —Joseph F. Smith, John R. Winder, Anthon H. Lund—, Messages of the First Presidency, 4:203).
(2-4) Jesucristo: El creador de esta tierra
“Bajo la dirección de su Padre, Jesucristo creó esta tierra. No hay duda en cuanto a que otros le ayudaron, pero fue nuestro Redentor Jesucristo, quien, bajo la dirección de su Padre, bajó y organizó la materia e hizo este planeta, a fin de que pudiese ser habitado por los hijos de Dios” (Smith, Doctrinas de Salvación, 1:70).
Tengan presentes los siguientes pasajes y relaciónenlos con el papel de Cristo antes de que viniera a la tierra: Moisés 1:31-33. ¿Cuánta experiencia había tenido Jesucristo como Creador?
3 Nefi 15:2-9. ¿Quién habló a los profetas de la antigüedad? ¿Quién es el Dios del antiguo Israel? (Véase también 3 Nefi 11:13, 14).
CRISTO FUE ELEGIDO PARA SER EL SALVADOR
(2-5) El Salvador fue llamado antes del establecimiento de los cimientos de la tierra
“…nosotros creemos que Jesucristo es nuestro hermano mayor, que en realidad es el Hijo de nuestro Padre y que él es el Salvador y fue llamado a esto antes del establecimiento de los cimientos de la tierra“ (Brigham Young, JD, 13;235-36; Itálicas agregadas).
(2-6) Nosotros fuimos testigos de la elección de Cristo y dimos nuestra aprobación
“Al efectuarse la primera organización en los cielos, todos estuvimos presentes, y presenciamos la elección y nombramiento del Salvador, y la formación del plan de salvación, y nosotros lo aprobamos“ (Smith, Enseñanzas, págs. 216-17; Itálicas agregadas).
¡Yo estuve allí! El profeta José dijo que yo estuve allí en aquel día glorioso cuando el Padre llamó a todos sus hijos al gran concilio. ¡Qué hueste tan grande debe haber sido! El recuerdo de aquel día se ha ido, se ha desvanecido por el velo. Pero ciertamente debe haber sido un momento de gran regocijo, de emoción sobrecogedora. Me pregunto cómo me sentí al ver a Lucifer, hijo de la mañana, adelantarse. “Heme aquí”, dijo, “envíame. Seré tu hijo y rescataré a todo el género humano, de modo que no se perderá una sola alma.” ¿A todos? ¿Podía ser posible? “…no se perderá una sola alma”, dijo alardeando; y añadió la condición para efectuar tal hazaña: “…de seguro lo haré; dame, pues, tu honra” (Véase Moisés 4:1).
Me pregunto cuál fue mi reacción ante tan terrible audacia. Y cuáles no habrán sido mis sentimientos cuando nuestro Hermano Mayor se delantó con marcado contraste en actitud y porte. “Padre, hágase tu voluntad”, dijo. ¿Y cuál era la condición para esto? “Sea tuya la gloria para siempre”. (Véase Moisés 4:2). Yo estuve allí y lo vi todo; y, de acuerdo al Profeta, di mi aprobación. Di mi aprobación a la elección y llamamiento de Jehová como nuestro Salvador. Cuando surgió la rebelión bajo el liderazgo de Lucifer, ¿cuán valiente fui en mi posisición? ¿Aprobé al Señor con el corazón tanto como con la voz? El apóstol Juan dice que la batalla fue ganada por la sangre del Cordero (esto es, por el plan del evangelio que requería el sacrificio del Hijo de Dios) y por la palabra de su (de los seguidores de Cristo) testimonio. (Véase Apocalipsis 12:11).¿Fue un arma poderosa mi propio testimonio?
¡Oh, cuánto anhelo poder recordar, atravesar el velo y verme a mí mismo en aquellos días preterrenales! Pero…un momento. Ahora me encuentro en el presente. ¿Qué hay de este día? ¿Doy mi aprobación al Salvador aquí? La guerra no ha terminado aún sino que ha pasado a campos de batalla terrenales. ¿Qué puedo decir del arma del testimonio aquí? ¿La manejo con poder en su causa? ¿De qué me servirá la valentía anterior si fracaso aquí? El es un Dios, el Hijo de Dios. En aquel entonces aprobé su llamamiento. ¿Y ahora, qué?
(2-7) El gran concilio preterrenal
En solemne concilio se sentaron los Dioses…
Esa asombrosa hora
Cuando la inteligencia fue más valiosa;
Cuando de un hilo pendía
El destino de futuros mundos.
El silencio se hizo
Y apareció entre reyes y sacerdotes
Un poder sublime, más sublime aún
Que el de cualquier otro entre la congregación.
Una estatura que mezclaba poder y gracia,
la humildad tras un semblante divino;
La gloria de un continente
Más luminoso que el medio día…
Habló y la atención creció,
Y la quietud creció también.
‘¡Padre!’, la voz se deslizó como música…
Diáfana como el quieto murmullo de un riachuelo
Cuando desciende desde las alturas
Donde reposa la nieve virginal.
‘¡Padre!’, dijo, ‘ya que alguien debe morir
Para redimir a tus hijos
De esferas proyectadas y vacías,
Donde debe aparecer el pulso de la vida;
Y donde el poderoso Miguel (Adán) caerá,
Para que un hombre mortal exista;
Y un Salvador escogido, al que tú enviarás,
Heme aquí, ¡envíame!
No quiero, no busco recompensa,
Mío será el sacrificio voluntario,
Tuya será
La gloria eterna.
Aún se escuchaba la voz,
Cuando súbitamente
Surgió una figura ominosa,
Orgullosamente erguida
Cual amenazante cima
Adornada de tremenda tempestad.
‘¡Envíame!’, dijo, escondiendo
Tras su sonrisa galante
Un dejo de desdén.
‘Y no habrá uno, de los cielos a la tierra,
Que no regrese de nuevo a ti.
Mi plan salvador no hace excepción.
¿La voluntad del hombre?
No, ¡sólo la mía!
¡Como recompensa reclamo
El derecho de sentarme en tu trono!’
Calló Lucifer y se hizo
Un expectante y denso silencio.
Todos los ojos voltearon, las miradas se fijaron…
Un imán los atraía.
Por un momento eterno,
Reinó un profundo silencio.
Moviendo sus omnipotentes labios
El Padre decretó:
‘Jehová, ¡mi mensajero eres!
Hijo Amán, te envío;
Y uno te precederá,
Mientras doce tus pasos acompañarán;
Y muchos más en esa lejana playa
La senda te prepararán, para que yo,
El Primero, el último pueda ir
Y en la tierra mi gloria compartir…
Y así fue. Desde la inmensa congregación,
Brotó un murmullo tumultoso,
Visos de antagonismo, como cuando
Dos corrientes opuestas chocan.
Y concluyó.
Pero los cielos lloraron,
Y aún los anales relatan
Cómo, sobre el rebelde caído,
Uno fue el escogido de Elohim.
(Poema de Orson F. Whitney, citado en DCG, 1973-1975, págs. 95-96). Estudien los pasajes siguientes en relación al acontecimiento anteriormente descrito: Abraham 3:24, 27. ¿Cuál parece haber sido la razón principal por la que Jesucristo fue elegido por el Padre? Moisés 4:1-4. ¿Cuál fue la causa de la guerra en los cielos?
(2-8) ¿Cuál es el significado de los títulos “Cristo”, “Mesías” y “Jehová”?
Jesús fue el nombre que se le dio a nuestro Salvador. Tal como nosotros Lo deletreamos, es de origen griego. Su equivalente hebreo es Yehoshua o Jeshua. En su forma original, el nombre significaba literalmente “Ayuda de Jehová”, “Salvador-Liberador”, o “Jehová es Salvación”. El hombre fue dado a conocer a José por el ángel que lo visitó. (Véase Mateo 1:21.)
“Cristo es un título sagrado y no es una designación ordinaria o nombre común; es de origen griego y son idénticos su significado y el de su equivalente hebreo, Mesías, que quiere decir el Ungido. Hallamos en las Escrituras otros títulos —cada uno de los cuales encierra un significado particular— tales como Emmanuel, Salvador, Redentor, Hijo Unigénito, Señor, Hijo de Dios, Hijo del Hombre y muchos otros; el hecho de importancia principal para nosotros es que estos varios títulos expresan el origen sagrado y divinidad de nuestro Señor. Como se ha visto, los nombres o títulos esenciales de Jesucristo fueron revelados antes de su nacimiento y se dieron a conocer a los profetas que lo antecedieron en el estado terrenal” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 36-37).
El nombre Jehová significa “El que existe por sí mismo” o “El Eterno”. En el Antiguo Testamento aparece escrito con letras mayúsculas (Nota del traductor: Aparece con mayúsculas en la versión bíblica del Rey Jacabo, en inglés). De acuerdo a la antigua práctica israelita, el nombre de Jehová o Yo Soy (El que existe por sí mismo) no debía ser mencionado so riesgo de incurrir en la ira divina.
“En aquella ocasión en que ciertos judíos, considerando su descendencia de Abraham como garantía de una predilección divina, impugnaron a Jesús can preguntas y críticas, El refutó sus palabras abusivas con la declaración: ‘De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, YO SOY’; que es igual qüe hubiese dicho, antes que Abraham, fui yo, Jehová. Los judíos quisquillosos se ofendieron a tal grado cuando lo oyeron pronunciar ese nombre, que —debido a una interpretación errónea de una Escritura anterior decían que no había de mencionarse so pena de muerte— inmediatamente tomaron piedras con la intención de matarlo” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 38).
¿Quién siguió al antiguo Israel por el desierto? (1 Corintios 10:4).
¿Que aprendemos en D. y C. 110:1-4?
(2-9) ¿CUAL ERA LA BASE DE LA ESPERANZA MESIANICA?
Jesucristo es único en muchos sentidos. Por ejemplo, detalles bien claros de su vida fueron dados al mundo en documentos públicos siglos antes de su nacimiento. Uno podría pensar que cualquiera que estuviera familiarizado con las Escrituras lo habría reconocido por lo que era: el Mesías prometido.
Cada uno de los autores de los evangelios en el Nuevo Testamento, pero particularmente Mateo, tuvo el placer de señalar cuán literalmente cumplía Cristo con las profecias del Antiguo Testamento concernientes a El. Lo mismo se aplica a los profetas del Libro de Mormón.
(2-10) Todas las cosas lo representan
“Y todo lo que ha sido dado en el evangelio y todo lo que en alguna forma se ha relacionado con éste, ha sido planeado con el expreso propósito de dar testimonio de Cristo y de testificar en cuanto a su misión divina…
“…de hecho, como Jacob dice:
“’…todas las cosas que han sido dadas de Dios al hombre, desde el principio del mundo, son la representación de él’ (2 Nefi 11:4).
“Cada profeta que ha estado en el mundo ha dado testimonio de que El es el Hijo de Dios, porque en su misma naturaleza ese es el llamamiento de un profeta. El testimonio de Jesús es sinónimo de espíritu de profecía” (Bruce R. McConkie, CR, octubre de 1948, pág. 24).
A continuación hay dos columnas de pasajes de las Escrituras. La columna de la izquierda contiene profecías del Antiguo Testamento y la de la derecha el cumplimiento de las mismas en el Nuevo Testamento. Además hay algunas de las profecías más prominentes del Libro de Mormón concernientes a la vida del Salvador.
Profecía mesiánica del Antiguo Testamento
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Zacarías 9:9
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Zacarías 11:12, 13
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Miqueas 5:1; Isaías 50:6
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Isaías 53:9, 12
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Isaías 26:19
Cumplimiento de la profecía en el Nuevo Testamento.
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Mateo 21:1-5
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Mateo 26:15; 27:7
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Mateo 27:30
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Mateo 27:38, 57-60.
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Mateo 27:52, 53.
Profecías del Libro de Mormón
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1 Nefi 11:31-34
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1 Nefi 19:7-10
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Mosíah 3:5-10
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Alma 7:9-12
Lean cada columna y comparen las profecías que allí se encuentran.
¿Que diferencia hace saber que jehová, el Dios del Antiguo Testamento y del Libro de Mormón, es Jesucristo, el Dios del Nuevo Testamento? ¿hubo alguna diferencia en cuanto a la forma en que fue recibido entre los judíos? Aunque ellos tenían la esperanza de que El vendría tal como había sido prometido, ¿por qué erraron? Nosotros, igualmente, tenemos la esperanza de que vendrá nuevamente. ¿Significa alguna diferencia verlo como algo más que nuestro Salvador, verlo como nuestro Creador y nuestro Dios? Mediten en cuanto al pasaje que se encuentra en Juan 17:3.