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“ESTE ES DE QUIEN ESTA ESCRITO”
EL MINISTERIO EN GALILEA |
Mateo |
Marcos |
Lucas |
Juan |
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Caná, Galilea Jesucristo predica el arrepentimiento |
4:17 |
1:14, 15 |
4:14–15 |
4:45 |
Un noble de Capernaum le pide que sane a su hijo enfermo |
4:46–54 | |||
Nazaret, Galilea Su propio pueblo lo rechaza |
4:13 |
4:16–31 | ||
Capernaum, Galilea Predicación en la sinagoga |
4:13–16 |
4:31, 32 | ||
Mar de Galilea cerca de Capernaum Llamamiento de Pedro, Andrés, Santiago y Juan |
4:18–22 |
1:16–20 |
5:1–11 | |
Capernaum, Galilea Curación de la suegra de Pedro y otras sanidades |
8:14–17 |
1:21–34 |
4:31–41 | |
Predicación en Galilea |
4:23–25 |
1:35–39 |
4:42–44 | |
Es sanado un leproso |
8:1–4 |
1:40–45 |
5:12–16 | |
Capernaum, Galilea Es sanado un paralítico |
9:2–8 |
2:1–12 |
5:17–26 | |
La fiesta de Mateo |
9:9–13 |
2:13–17 |
5:27–32 | |
Discurso sobre el ayuno |
9:14–17 |
2:18–22 |
5:33–39 |
COMENTARIO INTERPRETATIVO
(6-1) Lucas 5:1-11. ¿Por qué Pedro, Andrés, Santiago y Juan abandonaron todo para seguir a Jesucristo?
Lean el relato de Mateo en cuanto al llamamiento de Pedro y Andrés (Mateo 4:18-20). El profeta José Smith hizo dos adiciones importantes a estos pasajes en su revisión de la Biblia:
-
El anuncio hecho por Jesucristo de que “Yo soy aquel de quien está escrito por los profetas; seguidme…” (Mateo 4:18, Versión Inspirada, traducción no oficial).
-
El hecho de que los discípulos creyeron el anuncio de Jesús. De ahí que el pasaje diga: “Y ellos, creyendo en sus palabras, dejaron su red…” (Mateo 4:17, Versión Inspirada, traducción no oficial; Itálicas agregadas).
(6-2) Mateo 4:19; Marcos 1:17. ¿Qué significa llegar a ser “pescadores de hombres?
“El procedimiento mediante el cual los líderes llegan a ser espirituales tal como lo eran aquellos discípulos, está establecido en una admonición muy sencilla del Maestro. El Salvador llamó a pescadores y llamó a cobradores de impuestos y a otros de distintas ocupaciones para constituir el quórum de sus doce elegidos. A cada uno de ellos le dio la misma promesa sencilla:
“’Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres’ (Mateo 4:19; Marcos 1:17).
“Ir en pos de El era otra manera de decir que guardasen sus mandamientos, pues así lo explicó cuando les dijo a los nefitas: ‘Por lo tanto, ¿qué clase de hombres habéis de ser?’ Y entonces respondió a su propia pregunta: ‘En verdad os digo, aun como yo soy’ (3 Nefi 27:27).
“Convertirse en ‘pescadores de hombres’ es otra forma de decir ‘llegar a ser líderes de hombres’. De manera que en el lenguaje actual les diría a aquellos que así deben enseñar: ‘si guardáis mis mandamientos, os haré líderes entre los hombres’” (Harold B. Lee, CR, octubre de 1960, pág. 15).
(6-3) Marcos 1:21-28. ¿Pueden los espíritus inmundos entrar en el cuerpo de una persona y posesionarse de ella?
“Antes de que podamos entender la expulsión de los demonios, debemos conocer algo de la preexistencia y de la Paternidad de Dios. Según está revelado en el evangelio, Dios es un Hombre glorificado y santo, un ser personal a cuya imagen está creado el hombre, un ser para quien la unidad familiar continúa en el estado de inmortalidad. El es el Padre personal de los espíritus de todos los hombres; sus hijos espirituales comenzaron la vida como hombres y mujeres cuyos cuerpos estaban compuestos de espíritu en lugar de elemento temporal.
“Estos frutos espirituales de la Deidad, investidos de libre albedrío y sujetos a la ley, tuvieron toda oportunidad de avanzar, progresar y lograr el privilegio de sujetarse a las experiencias probatorias de la mortalidad. Dos terceras partes de ellos pasaron las pruebas de la esfera preexistente y ahora están en camino de nacer en este mundo como seres terrenales. La otra tercera parte, fracasando en mantener su primer estado, finalmente se manifestó en abierta rebelión contra Dios y sus leyes. Como resultado hubo una guerra en los cielos y el diablo y sus seguidores fueron echados a la tierra. Los que así fueron rechazados se han visto privados eternamente del derecho de tener cuerpo propio. En este desalentador estado de condenación buscan alojarse ilegalmente en los cuerpos de los hombres” (McConkie, DNTC, 1:167-68).
(6-4) Mateo 4:23-25. ¿Sanó Jesucristo a todos los que estaban enfermos?
El profeta José Smith añadió al versículo de Mateo 4:23 esta frase: “entre los que creían en su nombre”. De este modo las curaciones efectuadas por Jesucristo fueron reservadas para los que tuvieron fe en El; no fueron dadas a todos como implica el versículo en las Biblias comunes. (Véase Mateo 4:22, Versión Inspirada).
Al enfocar su atención en cuanto a cómo los milagros fueron una evidencia de la condición de Mesías que tenía Jesucristo, consideren estas ideas:
Los milagros se produjeron por causa de la fe de los que creían en El.
Fueron efectuados por compasión hacia los que sufrían.
Sirvieron para cumplir las profecías mesiánicas.
Más significativamente, los milagros testificaron en cuanto a la divinidad del Hijo de Dios. La ilustración más vívida de esto fue la curación del paralítico. (Mateo 9:2-8). El élder Bruce R. McConkie comenta en cuanto al significado de este milagro:
“Entendido correctamente, este acontecimiento en la vida de nuestro Señor fue prueba irrefutable de que El era el Mesías; y así fue reconocida por aquellos entre quienes ejerció su ministerio. El había dado frecuente testimonio verbal de que Dios era su Padre y había sostenido ese testimonio personal con un ministerio sin igual en cuanto a prédica y sanidad. Ahora su propósito era anunciar que había hecho lo que nadie más sino Dios podía hacer y probar que lo había hecho por una manifestación más del poder de su Padre.
“Tanto Jesucristo como los ‘doctores de la ley’ que estaban presentes sabían que nadie sino Dios puede perdonar los pecados. Consecuentemente, tal como un testimonio señalado y dramático de que el poder de Dios estaba en El, aprovechó (y posiblemente buscó) esta ocasión apropiada para perdonar pecados. Siendo entonces criticado por los estudiosos de las Escrituras que sabían (yen verdad era así) que la suposición falsa de poseer el poder de perdonar los pecados era blasfemia, Jesucristo hizo lo que ningún impostor podía hacer: probó su poder divino sanando al hombre que había sido perdonado. A su interrogante de ‘¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda?’ podía haber solamente una respuesta! Ambas cosas son como una; Aquel que puede hacer una, puede hacer la otra” (McConkie, DNTC, 1:777-78).
Así también en los milagros ustedes pueden ver dos clases de curación: (1) la curación de males físicos y (2) la curación de males espirituales.
(6-5) Mateo 4:23-25. Los milagros se producen mediante la ley
“Los milagros no pueden contravenir la ley natural, antes se efectúan mediante la operación de leyes que no se conocen universal o comúnmente…
“Reflexionando acerca de los milagros efectuados por Cristo, forzosamente tenemos que reconocer la operación de un poder que supera nuestro actual entendimiento humano. La ciencia aún no ha avanzado lo suficiente en este campo para analizar y explicar este suceso. Negar la realidad de los milagros, apoyándose en que por no poder uno entender el medio, los efectos declarados son ficticios, es imputar a la mente el atributo de la omniscencia, dando a entender que lo que el hombre no puede comprender no puede ser, y por consiguiente, sólo puede comprender todo lo que es.
“Para entender las obras de Cristo, uno debe conocerlo como el Hijo de Dios; al hombre que todavía no ha aprendido a conocer, a toda alma honrada que desea buscar al Señor, se extiende la invitación: ‘Venid y ved’” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 155, 156-57).
(6-6) Mateo 8:2. ¿Qué era la lepra?
“’…La lepra no era sino una muerte viviente, una corrupción de todos los humores, un envenenamiento de las propias fuentes de la vida; una disolución paulatina del cuerpo entero, de manera que un miembro del cuerpo tras otro se pudría y desaparecía. Aarón describe acertadamente el aspecto que presentaba el leproso a los ojos de quienes lo miraban, cuando dijo, abogando por María: “No quede ella ahora como el que nace muerto, que al salir del vientre de su madre, tiene ya medio consumida su carne” (Núm. 12:12). Además, era una enfermedad que ni el arte ni la destreza del hombre podían curar; no que el leproso no pudiera sanar, pues la ley Levítica suponía que habría tales casos, por raros que fueran…’” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 211; citando la obra de Trench, Notes on the Miracles, págs. 165-68).
(6-7) Lucas 5:17-24. La remisión de los pecados sana al espíritu
“Según lo que Jesucristo dijo cuando sanó al paralítico, parecería que la remisión de los pecados es la terapia que cura y que los dos términos son sinónimos…
“En este caso hubo una curación física. A veces también hay una curación del sistema nervioso o de la mente. Pero siempre la remisión de los pecados que acompaña al perdón divino sana al espíritu. Esto explica el hecho de que en las Escrituras, conversión y curación estén asociadas repetidamente” (Marion G. Romney, CR, octubre de 1963, págs. 24-25; Itálicas Agregadas).
(6-8) Mateo 9:11. ¿Qué es un publicano?
“Los publicanos eran cobradores de impuestos, representantes de un poder extranjero que tenían subyugados a los judíos y como tal eran un grupo social odiado, repudiado y escarnecido. Sin duda que para los judíos era particularmente ofensivo que uno de su propia raza, como Mateo, aceptase tal empleo” (McConkie, DNTC, 1:181).
(6-9) Marcos 2:18-22. ¿Qué quiso decir Jesucristo con la frase “vino nuevo en odres viejos?”
“Así fue como nuestro Señor proclamó la novedad y plenitud de su evangelio. En ningún respecto tenía como propósito zurcir el judaísmo. No había venido para remendar ropas viejas y rotas; el paño que El traía era nuevo, y coserlo sobre lo viejo sólo resultaría en rasgar de nuevo la tela desgastada dejando una rotura peor que la primera. O, cambiando de figura, no podía ponerse el vino nuevo en odres viejos. Los odres, hechos de pieles de animales, naturalmente se deterioran con el tiempo. Así como el cuero viejo se parte con la más leve tensión, en igual manera los odres viejos se romperían con la fuerza del jugo en fermentación, y se perdería el vino nuevo. El evangelio que Cristo enseñaba era una revelación nueva: reemplazaba lo pasado y señalaba el cumplimiento de la ley. No era un simple aditamento, ni tampoco una reiteración de requisitos anteriores, antes incorporaba un convenio nuevo y sempiterno. Si se intentaba remendar el manto judaico del tradicionalismo con el nuevo paño del convenio, no se lograría otra cosa más que romper la tela. Los desgastados receptáculos de las libaciones mosaicas no podían contener el nuevo vino del evangelio. El judaísmo se vería desacreditado y el cristianismo quedaría pervertido mediante tan incongruente asociación” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 207-208).
PUNTOS A CONSIDERAR
HOY EN DIA SE EFECTUAN GRANDES MILAGROS
(6-10) Hoy en día se efectúan curaciones físicas entre gente humilde y de fe
“Quisiera que aprendierais algo que me sucedió hace algunos años. Sufría yo en aquel entonces de una úlcera que empeoraba poco a poco. Mi esposa Joan y yo nos encontrábamos de visita en una de las misiones de la Iglesia, y en determinado momento sentimos la imperiosa necesidad de regresar a nuestro hogar, tan pronto como fuera posible, aun cuando habíamos hecho planes de asistir a algunas reuniones más.
“Durante nuestro viaje de regreso, nos encontramos sentados en la parte delantera del avión; otros miembros de la Iglesia que nos acompañaban en el viaje, se encontraban en la otra sección. En determinado momento sentí que alguien me ponía las manos sobre la cabeza. Al mirar hacia arriba para ver de quién se trataba comprobé que no había nadie a mi lado que pudiera haberlo hecho. Lo mismo volvió a suceder antes de llegar a nuestra casa, repitiéndose en forma similar a la primera. Quién lo hizo, por qué medio, nunca lo sabré, pero lo que sí supe fue que recibí una bendición, que según más tarde pude comprender, necesitaba desesperadamente.
“Tan pronto como llegamos a casa, mi esposa llamó al doctor. Eran más o menos, las 11:00 de la noche. Por teléfono el médico me preguntó cómo me encontraba, a lo cual le contesté que estaba muy cansado pero que creía que no era nada de importancia. Pero poco después experimenté una hemorragia masiva que si hubiera tenido lugar durante el viaje de regreso muy probablemente no me encontraría hoy aquí, hablando con vosotros.
“Yo sé que hay poderes divinos que nos socorren cuando es imposible conseguir otro tipo de ayuda. Los vemos manifestarse en los países que consideramos subdesarrollados, donde hay poca asistencia médica y pocos hospitales. Si queréis escuchar de grandes milagros entre este humilde pueblo de fe sencilla, los veréis entre ellos cuando son dejados a sus propios recursos. Si, yo sé que tales poderes son reales“ (Harold B. Lee, “Permaneced en lugares santos”, DCG, 1973-1975, págs. 22-23; Itálicas agregadas).
A veces los miembros de la Iglesia se sienten desanimados porque les parece que no hay tantos milagros tales como curaciones, dones de lenguas, visiones, etc., manifestados en la Iglesia. Aunque es cierto que estas manifestaciones ocurren hoy en día, ¿por qué es que no oímos de ellas? ¿Pueden ustedes ver por qué, en la mayoría de los casos, son realizados en privado? A pesar de esto, ¿por qué creen que algunos de los milagros de Jesucristo fueron efectuados públicamente? ¿Creen que algunos fueron realizados para dar testimonio de El? ¿Qué milagros se están efectuando hoy en día para dar testimonio de su divinidad?
(6-11) Los mayores milagros de hoy en día son las curaciones de almas enfermas
“En esta conferencia, las Autoridades Generales han hecho el llamamiento de ayudar a aquellos que necesitan ayuda, no sólo temporal. Los milagros más maravillosos que he tenido la oportunidad de presenciar en la actualidad, no son precisamente la cura de cuerpos enfermos sino la cura de espíritus enfermos, de aquellos que están enfermos tanto en el espíritu como en el alma de los abatidos e incrédulos, de los que se encuentran al borde del colapso, tanto nervioso como espiritual. Tratamos de llegar a todos los que están en ese estado y darles la ayuda que necesiten, porque son preciosas criaturas a la vista del Señor, y no queremos que nadie sienta o crea que ha sido olvidado…
“No podréis ayudar a nadie a subir si vosotros mismos no estáis en un lugar más elevado que él. Debéis estar seguro, si queréis rescatar a este hombre, de que vosotros mismos estáis dando el ejemplo de lo que él debe ser y hacer. No podréis encender el fuego en el alma de nadie a menos que vuestra propia alma esté ardiendo. Maestros, e1 testimonio que poseéis, el espíritu con que enseñáis y dirigís, es una de vuestras posesiones más valiosas al ayudar a fortalecer a aquellos que tanto necesitan, y a los cuales podéis dar tanto. ¿Quién de nosotros, independientemente de la situación en que se encuentre, no necesita fortaleza? (Harold B. Lee, “Permaneced en lugares santos”, DCG, 1973-1975, pág. 23; Itálicas agregadas).
¿No es evidente, según las palabras del presidente Lee, que el milagro más grande se está efectuando hoy en día y es la transformación del hombre “natural”, o de la mujer “natural” (Véase Mosíah 3:19) en un hijo o hija de Dios? ¿Hay un testimonio mayor en cuanto a la divinidad de Cristo que los testimonios de la gente que ha abandonado la forma mundana de vida para seguirlo?
Piensen en lo siguiente:
¿Han sentido el poder curativo de Cristo en su propia vida?
¿Han sentido el perdón de los pecados?
¿Hay todavía algunos pecados que les impiden ayudar a que otros se eleven a terrenos más altos?
¿Podrían ustedes, mediante el estudio, oración y ayuno, obtener mayor fuerza por parte de Cristo para recibir el milagro del perdón?