SECCION 11
LOS PRIMEROS APOSTOLES ENVIAN SU TESTIMONIO AL MUNDO
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“La religión pura y sin mácula…” (Santiago)
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“Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos” (1 Pedro)
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“Participantes de la naturaleza divina” (2 Pedro)
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“Andamos en luz, como él está en luz” (1 Juan)
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“Algunos hombres han entrado encubiertamente” (2 y 3 Juan; Judas)
EL JUICIO ARDIENTE
“…me seréis testigos en Jerusalén, en toda judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
Durante tres décadas después de la ascensión del Señor, la novel iglesia de Jesucristo creció rápidamente. Acorde a la profecía hecha por Jesús (Hechos 1:8), la iglesia se extendió partiendo de su relativa obscuridad en la remota Palestina, hasta muchas partes del imperio.
En julio del año 64 D. C., un terrible incendio que duró nueve días destruyó la capital imperial de Roma. La opinión pública de la época dijo que Nerón, buscando esconder sus crímenes y con la intención de apoderarse de una amplia zona en el centro de la ciudad para construir un nuevo palacio, fue el incendiario. Para apagar este rumor, Nerón culpó a los cristianos como causantes del incendio. La enseñanza de la Iglesia de que la destrucción final del mundo sería por medio del fuego prestó apoyo a la acusación. Se produjo entonces una persecusión general contra los santos. Tácito, un historiador romano, hizo un registro de la extensión y severidad de lo que fue conocido como la primera persecusión romana de la iglesia.
“Pero todos los esfuerzos humanos, todas las dádivas del emperador, todas las propiciaciones de los dioses, fracasaron en borrar la siniestra creencia de que la conflagración había sido ordenada. En consecuencia, para frustrar el rumor, Nerón apuró la acusación de culpa y aplicó las torturas más rebuscadas sobre un grupo odiado por sus abominaciones, al cual el populacho llamaba cristianos. Cristo, de quien se había tomado el nombre, había sido condenado a muerte en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio Pilatos, y la perniciosa superstición suprimida en aquella forma momentáneamente, comenzaba a surgir de nuevo no solamente en judea, lugar de origen del mal, sino aun en Roma donde todas las cosas horribles o vergonzosas de todas partes del mundo convergían y se volvían populares. Primero, entonces, aquellos que confesaban su afiliación a ese grupo eran arrestados; luego, por causa de su información, grandes cantidades fueron sentenciados no tanto por la culpa del incendio sino por el odio de la raza humana. Y la burla se añadió a la muerte de ellos; se les cubría con pieles de animales salvajes y eran despedazados por los perros o se les clavaba en cruces y al apagarse la luz del día, se les prendía fuego y se les quemaba para alumbrar la noche. Nerón había ofecidc sus jardines para el espectáculo y proveía juegos en el circo, mezclándose con la multitud vestido como para manejar un carro de guerra o andando en uno. Por lo tanto, aunque eran merecedores de un severo castigo, se levantó un sentimiento de piedad por causa del salvajismo de un hombre” (Naphtali Lewis y Meyer Reinhold, Roman Civilization, 3:226-27.) 3:226–27.)
El incendio de Roma pudo ser comparado a un “juicio ardiente” que estaba por ser aplicado sobre los miembros de la iglesia. De este modo advirtió Pedro, el presidente de la iglesia, a los santos en Asia en cuanto a la inminente persecusión. Se puede ver cuán literal fue su profecía, en el hecho de que tanto Pedro como Pablo cayeron como mártires de la fe durante estos años de persecusión bajo el mandato de Nerón, probablemente en el año 68.
Una segunda y fiera persecusión tuvo lugar durante el reinado del emperador Domiciano durante los años 81-96. Durante este período Juan el Amado se retiró a la isla de Patmos. Se dice que miles de santos fueron muertos o torturados durante estos años.
Latercera persecusión comenzó bajoel mandato del emperador Trajano,el cual gobernó desde el año98 al 117. En esta época el cristianismohabía sido declarado unasociedad ilegal en el imperio y,a menos que los santos renunciaran aCristo, eran ejecutados. Trajano,empeñado en ver que la leyfuese respetada, dio órdenes deno buscar a los cristianos, peroque si eran descubiertos y no renunciaban a la fe, fuesen ejecutados.
Emperadores romanos del primer siglo: | ||
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Augusto |
(27 A.C.-14 D.C.) | |
Tiberio |
(14 D.C.-37) |
Ocupa el trono en la época de Jesús. |
Calígula |
(37-41) | |
Claudio |
(41-54) | |
Nerón |
(54-68) |
Primera persecusión romana; Pedro y Pablo son asesinados. |
Galba |
(68-69) | |
Otto |
(69) | |
Vitelio |
(69) | |
Vespasiano |
(69-79) | |
Tito |
(79-81) | |
Domiciano |
(81-96) |
Segunda persecusión romana; Juan se va a la isla de Patmos. |
Nerva |
(96-98) | |
Trajano |
(98-117) |
Tercera persecusión imperial; el cristianismo es declarado religión ilegal. |
Es interesante que el vocablo griego para “testigo” sea martys, y para “testimonio” sea martyrion. Antes definalizar el primer siglo, el hecho dedar fiel testimonio de Jesucristo llevabaa la tortura, a la persecusión ya la muerte, tan a menudo quela misma palabra testimonio tomóla connotación de morir por unacreencia personal. Nuestro vocablo mártirse deriva directamente delgriego. Negar a Cristo y deificar alCésar, o morir, era la opción que seles daba a muchos de los primeros santos de la iglesia.
BIOGRAFIAS
Pedro
Después de la ascensión del Salvador, Pedro asumió las pesadas responsabilidades de dirigir a la Iglesia. De este modo, Pedro dirigió a los apóstoles en sus esfuerzos para escoger a un sucesor de Judas Iscariote (Hechos 1:15-26). El Día de Pentecostés, Pedro fue el portavoz de los apóstoles y los santos (Hechos 2:14). Pedro recibió la revelación que autorizaba los esfuerzos misionales entre los gentiles (Hechos 10:1, 11, 18) Y fue él quien declaró la norma relativa a la circuncisión (Hechos 15:1-29; Gálatas 2:1-10).
Como muchos de los santos de la antigüedad, Pedro sufrió bastante por causa de la persecusión, primero en Jerusalén (Hechos 5:29-32, 40; capítulo 12) y posteriormente en Roma. Por la tradición antigua se sabe que el apóstol fue arrestado mientras estaba en Roma y crucificado al final del reinado de Nerón. Se dice que a pedido suyo Pedro fue crucificado cabeza abajo porque se consideraba indigno de ser crucificado en la misma forma que el Salvador (Juan 21:18, 19). (Véase de Frederic W. Farrar, The Life and Work of St. Paul, pág. 448.)
Pedro se tornó en una roca espiritual. Sanó al cojo y al enfermo mediante el poder del sacerdocio (Hechos 3; 5:15,16). Aunque en un momento de su vida negó conocer al Señor, posteriormente recibió el poder transformador del Espíritu Santo. Su fe en el Señor Jesucristo se volvió poderosa al punto de que cuando fue amenazado, golpeado y acusado por sus perseguidores del Sanedrín, osadamente testificó: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Pedro fue “un hombre que había llegado a la perfección por medio de sus experiencias y sufrimientos; un hombre con visión, un hombre de revelaciones, un hombre en quien el Señor Jesucristo confió plenamente” (Spencer W. Kimball, “Pedro, mi hermano”. El texto completo de este discurso, se incluye en el apéndice C al final de este manual).
Santiago
El peso de la evidencia indica que el autor de la epístola de Santiago no es Santiago, el hermano de Juan y miembro de la presidencia de la iglesia junto con Pedro y Juan. El autor de esta carta de Santiago probablemente fue el hermano del Señor (Gálatas 1:19) y evidentemente no fue convertido plenamente sino hasta después de la resurrección del Salvador (Juan 7:5; 1 Corintios 15:7). Después de su conversión comenzó a ocupar una posición destacada en la dirección de la iglesia (Hechos 15:4-34; 21:18, 19; Gálatas 1:18, 19; 2:1-10). A causa de esto es probable que haya sido hecho apóstol, tal vez llenando alguna vacante del quórum cuando Santiago, el hijo de Zebedeo, fue muerto (Hechos 12:1, 2). Es interesante notar la humildad de Santiago al grado de que en su epístola él no se califica de hermano del Señor sino siervo (Santiago 1:1) Para obtener más información en cuanto al autor de la epístola de Santiago, véase el encabezamiento 49:3)
Judas (igual que Jude en griego y Judah en hebreo) era el hermano de Santiago y fue el autor del libro de Judas (véase Judas 1). Si este es Altar del Holocausto y Altar del Incienso 429 el mismo hombre, era hermano (podemos decir, medio hermano) del Salvador (Mateo 13:55). Poco se sabe en cuanto a su vida.
Nota: Aunque Juan escribió tres de las epístolas que se incluyen en esta sección, la información biográfica de él se incluye en la sección 12.