18
“GOZAOS CONMIGO, PORQUE HE ENCONTRADO…[AL] QUE SE HABlA PERDIDO”
EL MINISTERIO EN PEREA |
Mateo |
Marcos |
Lucas |
Juan |
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Perea El mensaje de que Lázaro está enfermo |
11:1–16 | |||
Comida con los principales fariseos; es sanado el hombre hidrópico |
14:1–24 | |||
Discurso acerca del sacrificio |
14:25–35 | |||
Una serie de parábolas |
15:1–32; 16:1–13 | |||
Discurso acerca de la codicia |
16:14–18 | |||
Parábola del hombre rico y Lázaro |
16:19–31 | |||
Ofensas, deber y verdad |
17:1–10 | |||
Betania, Judea Lázaro es levantado |
11:17–46 | |||
Jerusalén, Judea El complot contra Jesús |
11:47–53 | |||
Retiro a Efraín |
11:54 |
COMENTARIO INTERPRETATIVO
(18-1) Lucas 14:12-24. ¿Cuál es el significado de la Parábola de la Gran Cena?
“La explicación de la parábola se dejó a los eruditos, a quienes fue dirigida. Ciertamente algunos de ellos podrían percibir su significado, en parte por lo menos. Israel, el pueblo del convenio, representaba a los huéspedes especialmente convidados. La invitación les había sido extendida con mucha anticipación, y mediante su propia afirmación de ser el pueblo del Señor convinieron en asistir a la fiesta. Al llegar el día señalado, estando todo dispuesto, fueron invitados personalmente por el Mensajero enviado del Padre, Mensajero que entonces se hallaba en medio de ellos. Sin embargo, el afán de las riquezas, la atracción de las cosas materiales y los placeres de la vida social y doméstica los habían cegado; y pedían que se les dispensara, o irreverentemente declaraban que no podían o no querían ir. La gozosa invitación entonces había de ser llevada a los gentiles, considerados como los espiritualmente pobres, cojos, mancos y ciegos. Y posteriormente, aun los paganos allende los muros, los extraños en las puertas de la santa ciudad, serían invitados a la cena. Sorprendidos por la ine!>perada solicitud, éstos vacilarían hasta que tras una persuasión cariñosa y eficaz convencimiento de que realmente estaban incluidos entre los huéspedes invitados, se sentirían constreñidos o compelidos a concurrir. La posibilidad de que más tarde llegaran algunos de los descorteses después de atender a sus asuntos personales de mayor premura, queda indicada en las palabras concluyentes del Señor: ‘Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará de mi cena’” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 477).
(18-2) Lucas 14:28-30. “¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos?
“…los conversos deben tener en cuenta el costo antes de unirse a la Iglesia;…deben ingresar al reino solamente si están preparados para hacer los sacrificios requeridos…deben darse de lleno a la causa del evangelio, o quedar enteramente afuera;…no deben ‘seguirlo, a menos’ que sean ‘capaces de continuar’ en su palabra, de ‘hacer las cosas’ que El enseña y manda.
“Los santos que son tibios son maldecidos; a menos que se arrepientan y lleguen a ser dedicados, el Señor promete vomitarlos de su boca. (Apoc. 3:14-19). Solamente los valientes obtienen salvación celestial; aquellos santos ‘que no son valientes en el testimonio de Jesús’ no pueden ascender más allá del mundo terrestre. (D. y C. 76:79)” (McConkie, DNTC, 1:504).
(18-3) Lucas 15:11-32. Algunos comentarios en cuanto a la Parábola del Hijo Pródigo
“Creo que es significativo lo que el Señor aclaró en la párabola cuando el hijo joven había perdido mucho mediante su vida desviada, pero en parte, por lo menos, pagó por ello, con su sufrimiento y degradación. La justicia requiere eso. Pero cuando la pena por el castigo había sido satisfecha, el corazón del padre amoroso se alegró por el arrepentimiento y regreso de su hijo. ¡Cuánto ánimo para el arrepentimiento! ¡Cuán bueno saber de la misericordia y perdón del Padre! Mejor hubiera sido no haber transgredido, pero ¡cuán maravilloso volver a ser recibido!” (Stephen L. Richards, CR, abril de 1956, pág. 93).
(18-4) Lucas 15:11-32. ¿Cuáles son algunas de las consecuencias del pecado?
“Siempre he sentido que el Salvador tuvo la intención de que el padre de la parábola representase al Padre Eterno de todos nosotros. El conocía la rigidez de la ley judía. El sabía qué ofensa tan terrible era renunciar a su patrimonio; una ofensa imperdonable, supongo, en la familia judía. De manera que hizo volver a este hijo perdido, volver a su padre, no para ser rechazado sino para ser recibido y amado. El no restituyó al hijo menor todos los privilegios (sus riquezas) que ya había perdido. El mayor, el hijo más cumplidor, se quejó de la fiesta que se había hecho para celebrar el regreso del hermano menor, pero el padre lo consoló con estas palabras: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas’. Y entonces le repitió al hijo mayor las palabras que había dicho al menor: ‘Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto y ha revivido; se había perdido, y es hallado’ (Lucas 15:31-32).
“Toda elección que uno hace expande o reduce la zona en la cual puede hacer y aplicar decisiones futuras. Cuando uno hace una elección, irrevocablemente se sujeta a sí mismo a aceptar las consecuencias de tal elección.
“Jesucristo, en su parábola del Hijo Pródigo, da una ilustración clásica de esta verdad. Recordaréis que en ella un joven, ejerciendo su derecho inherente de elegir, toma la decisión de reclamar su parte de los bienes de su padre para irse a conocer el mundo. Así lo hace, y en consecuencia la naturaleza sigue su curso. Cuando sus bienes se acaban, toma otra decisión que lo lleva de vuelta al hogar donde encuentra ‘el anillo y la túnica y el becerro engordado’. Su feliz padre le da la bienvenida. Pero la consecuencia de su primera decisión ‘lo sigue, pues ha perdido la granja. El “padre” mismo no puede deshacer los efectos de la primera elección’ (Collins, Such is Life, págs. 85-88)” (Marion G. Romney, CR, oct. de 1968 pág. 65).
(18-5) Lucas 16:8. “los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz”
Ante una primera lectura la parábola del mayordomo infiel parecería ser la aprobación de una mala acción en el desempeño del deber. Un estudio minucioso mostrará, que fue dada para enseñar el cuidado con el cual los santos de Dios deben encarar la tarea de preparar para su futuro eterno. Sabiendo que le quedaba poco tiempo en su puesto asignado, el mayordomo sabiamente trató de asegurarse el futuro ganandose algunos amigos.
“Sin embargo, lo que se alabó no fue la falta de honradez del mayordomo, sino su prudencia y previsión; pues aunque abusó de los bienes de su amo, dio alivio a los deudores, y en esto no excedió sus facultades legales, porque todavía era el mayordomo aun cuando moralmente culpable de malversación. La lección puede sintetizarse en esta forma: Emplead vuestras riquezas de tal manera que os logre amigos en la otra vida. Sed diligentes; porque pronto pasará el día en que podéis usar vuestras riquezas terrenales. Aprended aun de las personas fraudulentas y malvadas, pues si tienen la sagacidad suficiente para proveerse de lo necesario para el único futuro que conocen, ¡cuánto más debéis vosotros, que creéis en un futuro eterno, preveniros para él!” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 489).
(18-6) Lucas 16:19-31. ¿Qué aprendemos en cuanto al espíritu en la Parábola del rico y Lázaro?
En la famosa parábola del hombre rico y de Lázaro, se nos exponen dos condiciones diferentes del mundo posterior a la muerte. “El seno de Abraham” y el “infierno”. El primero es descrito como un lugar de descanso, el último como un lugar de tormento. Entre los dos “existe una gran sima” que impide el intercambio social entre los dos. Tal era la condición anterior a la visita de Cristo al mundo de los espíritus entre el tiempo de su muerte y su resurrección:
¿Qué es el seno de Abraham? Lean en Alma 40:11, 12.
¿Qué es el infierno? Lean Alma 40:13, 14 y 2 Nefi 9:12.
La visita del Salvador al mundo de los espíritus estableció un puente entre el paraíso (seno de Ahaham) y el infierno, haciendo posible que los espíritus encarcelados recibiesen el mensaje del evangelio mediante ministros autorizados.
“No hubo mezcla de espíritus en el paraíso y el infierno hasta después que Cristo estableció un puente sobre ‘la gran sima’ entre estas dos moradas espirituales. (Alma 40:11-14). El hizo esto mientras su cuerpo yacía en la tumba de José de Arimatea y su propio espíritu incorpóreo continuó ministrando entre los hombres en la prisión espiritual. (1 Pedro 3:18-21; 4:6; Joseph F. Smith, Doctrina del Evangelio, vol. 2, pág. 289-294). ‘Hasta ese entonces’ los encarcelados quedaron sujetos y el evangelio no les fue predicado. (Moisés 7:37-39). La esperanza de salvación para los muertos era aún futura” (McConkie, DNTC, 1:521).
La visita del Salvador a los espíritus encarcelados no fue sino el cumplimiento de sus propias palabras. (Véase Lucas 4:18).
“Pero ahora, siendo que el Señor ha proclamado ‘libertad a los cautivos, y a los presos apertu ra de la cárcel’ (Isaías 61:1), el evangelio es predicado en todas partes del mundo espiritual, el arrepentimiento es concedido a aquellos que lo busquen, las ordenanzas vicarias son efectuadas en los templos de la tierra y hay una esperanza de salvación para los espíritus de aquellos que habrían recibido el evangelio, de todo corazón en esta vida, si hubieran tenido la oportunidad de que llegase a ellos. En este momento, como lo explicó José Smith: ‘#Hades, sheol, paraíso, espíritus encarcelados, todos representan una misma cosa: el mundo de los espíritus’ (Enseñanzas, pág. 379.) (McConkie, DNTC, 1:521-29.)
(18-7) Lucas 16:31. “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos”
“Aquí se nos enseñan dos grandes verdades eternas:
“(1) Dios elige y envía a sus propios agentes y testigos ante los hombres en su estado mortal para que proclamen el arrepentimiento y prediquen el evangelio de salvación; a menos que los hombres escuchen su mensaje, son condenados; y
“(2) Los que se rehúsan a escuchar a los oráculos vivientes enviados a ellos en su día, y no quieren creer las enseñanzas escritas por los antiguos profetas, no serán convertidos por la demostración de milagros aun cuando ella incluya el milagro de levantar a los muertos.
“Lázaro se levantó de los muertos ante la orden de Jesucristo y se mezcló entre los hombres como un ser mortal nuevamente. En lugar de convertirse, muchos de los judíos rebeldes intentaron méltarlo para impedir que personas receptivas creyesen en El y en su poder divino. (Juan 11:1-52; 12:10-11.) Nuestro Señor mismo se levantó de entre los muertos en inmortalidad gloriosa, apareció a muchos y mandó testigos a todo el mundo para testificar de su resurrección y sin embargo los hombres no creyeron” (McConkie, DNTC, 1:522).
(18-8) Juan 11:1-46. ¿Cuál es el significado de la muerte y restauración de Lázaro?
Cuando Cristo recibió la noticia de que Lázaro estaba enfermo, no partió inmediatamente hacia Betania según habían esperado María y Marta. En cambio, “se quedó dos días más en el lugar donde estaba” (Juan 11:6) El tenía un propósito al permitir que Lázaro muriera. (Lean Juan 11:4, 11, 15). Cuando Jesucristo y los apóstoles llegaron, el cuerpo de Lázaro había esta estado cuatro días en la tumba. Los judíos creían que el espíritu del difunto quedaba junto al cuerpo durante tres días, esperando poder entrar otra vez. Después que la descomposición se iniciaba, el espíritu partía para siempre. (Véase de McConkie DNTC, 1:533). Es posible que El haya pensado en esa creencia popular y que por eso esperase cuatro días para devolver a Lázaro a la vida. De acuerdo al registro escrito, dos veces antes el Salvador había levantado a los muertos, en ambos casos poco después que el cuerpo y el espíritu se habían separado. En estas ocasiones el Señor evitó la publicidad por lo que había hecho. (Véase Lucas 7:11-17; 8:41, 42, 49-56).
“Pero con ‘nuestro amigo Lázaro’ fue diferente. El Señor con pleno conocimiento de la enfermedad de Lázaro, no hizo nada para evitar que muriese; permitió que el cuerpo fuese preparado para ser sepultado; esperó hasta que el funeral terminó y también el entierro; permitió que pasasen cuatro días de manera que el proceso de descomposición se hubiera iniciado; puso a prueba la fe de María y de Marta hasta el máximo; se acercó a la tumba de roca desnuda bajo circunstancias que atrajeron a muchos excépticos e incrédulos; se comportó en todo sentido como si estuviera cortejando a la publicidad; y entonces usando la prerrogativa de su condición de Dios para dar vida o muerte de acuerdo a su propia voluntad — ordenó: ‘Lázaro, ven fuera!’
“¿Por qué esta preparación bien estudiada, este enfoque de la atención sobre uno de los milagros más impresionantes de su ministerio? Sobresalen particularmente dos razones: (1) como nuestro Señor se aproximaba al clímax de su ministerio mortal, nuevamente estaba dando testimonio, en una forma que no podía ser refutada, de su condición de Mesías, de su condición de Hijo Divino, del hecho de que El era realmente el Hijo literal de Dios; y (2) estaba preparando el ambiente a fin de presentar para siempre una de sus enseñanzas más grandes: que El era la resurrección y la vida, que la inmortalidad y la vida eterna venían por medio de El y que aquellos que creyeran y obedecieran sus palabras no morirían espiritualmente” (McConkie, DNTC 1:530-31).
En esta forma nuestro Salvador dejó a los incrédulos judíos sin excusa para rechazarlo como el Hijo de Dios. Clara y eficazmente había demostrado su divinidad en una forma que no podía ser controvertida.
“No podía haber ninguna duda de que Lázaro efectivamente estaba muerto, porque se había presenciado su fallecimiento, preparado y sepultado su cuerpo de la manera acostumbrada, y además, había yacido en la tumba cuatro días. Estuvieron presentes muchos testigos en el sepulco, cuando le fue mandado que saliera, algunos de ellos judíos prominentes, un gran número de los cuales no simpatizaban con Jesús y quienes habrían negado el milagro en el acto si hubiesen podido. Como resultado, Dios fue glorificado y se justificó la divinidad del Hijo del Hombre” (Talmage, Jesús el Cristo, págs. 522-23).
PUNTOS A CONSIDERAR
MEDIANTE EL USO DE TRES PARABOLAS, JESUCRISTO ENSEÑO LA IMPORTANCIA DE QUE SUS DISCIPULOS SE PREOCUPASEN POR LA SALVACION DE SUS SEMEJANTES
(18-9) La Oveja Perdida; ésta se perdió aun sin haberlo intentado
Las ovejas van adonde hay pasto. Parece evidente que la oveja en la parábola no se perdió por causa de desobediencia voluntaria o por negligencia; sencillamente se desvió en busca de pasturas más verdes y pronto se encontró perdida.
“Os pregunto hoy, ¿cómo se perdió la oveja? No era rebelde. Si lo analizáis detenidamente, el cordero estaba buscando su manutención en una forma perfectamente legítima, pero tontamente o quizá en forma inconsciente, se dejó guiar por el atractivo del campo y la posibilidad de obtener mejores pastos hasta que estuvo más allá del rebaño y se perdió.
“De la misma forma en la Iglesia tenemos a aquellos, hombres y mujeres jóvenes, que se apartan del rebaño en formas perfectamente legítimas. Están en busca del éxito, éxito en los negocios, éxito en sus profesiones, y antes que pase mucho tiempo se encontrarán desinteresados en la Iglesia y finalmente desligados del rebaño; han perdido el camino del verdadero éxito, posiblemente en forma tonta, probablemente en forma inconsciente, en algunos casos tal vez voluntariamente. Son ciegos para lo que constituye el verdadero éxito” (David O. McKay, CR, abril de 1945, pág. 120).
(18-10) La moneda perdida; se perdió por descuido y negligencia de otra persona
“En este caso lo que se perdió no era responsable de sí mismo. La persona a cuyo cuidado estaba aquella moneda la había, por descuido o negligencia, perdido o dejado caer. Hay una diferencia, y ésta es lo que creo se aplica a nosotros. Nuestra responsabilidad no consiste únicamente en monedas, sino en almas vivientes de los niños, de los jóvenes y de los adultos. Ellos están bajo nuestro ciudado…Alguien tal vez tenga dudas en cuanto al comentario descuidado de una joven de su edad en la Mutual (y tengo presente un caso), y la presidenta de la Mutual la deja irse y no la va a buscar al martes siguiente para invitarla a venir. Otra alma tal vez se pierda por causa de la inactividad del maestro de la Escuela Dominical, o la indiferencia del maestro de la Escuela Dominical que se siente satisfecho con las quince personas que están presentes en su clase, en lugar de pensar en las quince que andan errantes por causa de la negligencia” (David O. McKay, CR, abril de 1945, págs. 121-22).
(18-11) El Hijo Pródigo; se perdió mediante su propia desobediencia y su propia voluntad
“La tercera parábola es la del Hijo Pródigo, el ‘hijo menor’ se nos dice, que se mostró tan inmaduro en su juicio. Se irritaba al verse restringido en sus actividades y al parecer resentía la vigilancia y guía que provenía de su padre. Evidentemente anhelaba la así llamada libertad; quería, por así decirlo, probar sus propias alas. De manera que dijo: ‘Padre, dame la parte que me corresponde y me iré’. El padre le dio lo que pedía, y el muchacho se fue.
“Aquí tenemos un caso de voluntad, aquí aparece la elección, la elección deliberada. Aquí aparece, en una forma, la rebelión contra la autoridad. ¿Y qué hizo el joven? Gastó sus medios en una vida licenciosa, gastó su porción con rameras. Así es como se pierden.
“Los jóvenes que comienzan a satisfacer sus apetitos y pasiones están en el camino descendente que conduce hacia la apostasía tan ciertamente como que el soi sale por el este. Yo no lo limito a la juventud; cualquier hombre o mujer que comienzan a andar en ese camino de incontinencia, de vida disoluta, se separará del redil tan inevitablemente como la obscuridad sigue al día.
“’No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre’ (Gén. 6:3), dice el Señor. ‘Mi espíritu no morará en un tabernáculo impuro’. Quien trate de vivir una doble vida, quien viva una doble vida en violación de sus convenios, es, según un autor, ‘un bribón o un tonto’. A menudo es ambas cosas, porque usa su libre albedrío para gratificar sus pasiones, para malgastar sus bienes en una vida licenciosa, para violar los convenios que ha hecho en la casa de Dios.
“En tales casos es poco lo que podemos hacer que no sea advertir y rogar hasta que el desleal, como el hijo pródigo, finalmente ‘vuelve en sí’ (Véase Lucas 15:17)” (David O. McKay, CR, abril de 1945, págs. 122-23).
LOS DISCIPULOS DE JESUCRISTO HOY DIA DEBEN PREOCUPARSE DE SUS HERMANOS Y HERMANAS “PERDIDOS”
Consideren un momento la historia siguiente:
“Hace algunos años apareció en una de nuestras publicaciones, la historia de un niñito que se apartó de su madre en las tierras inexploradas de Dakota y se perdió. Al llegar la noche, la madre estaba enloquecida y los vecinos alarmados. A la mañana siguiente, el sheriff reunió en la plaza pública del pueblo a un grupo de granjeros, maestros, empleados de oficina, ciudadanos de todos los rangos y los organizó para una búsqueda.
Antes de que comenzaran, dijo: ‘El pequeño Ronald está en alguna parte de esa región inexplorada. Debemos organizarnos y examinar cada matorral, cada grieta, cada ojo de agua. No debemos volver sin ese niño. Quiera Dios que no sea demasiado tarde’. Comenzaron a buscar aquel miércoles, pero no fue sino hasta el jueves y a eso de las tres de la tarde que se oyó un gran grito. Habían encontrado al niño” (McKay, Gospel Ideals, págs. 404-5).
¿Por qué es que la gente generalmente está dispuesta a hacer todo lo posible para enconrrar a una persona que está perdida físicamente, pero muy raras ocasiones hace algún esfuerzo similar por rescatar a alguien que está perdido espiritualmente?
(18-12) Se nos ha recomendado que recordemos el valor de las almas
“Tal vez no todos entendamos y apliquemos este principio eficazmente, pero hay quienes lo entienden y aplican.
“Recientemente un presidente de estaca habló de su visita, con otros, a una clase de la Escuela Dominical de menores. Cuando los visitantes entraron se les dio una bienvenida y la maestra, tratando de recalcar la importancia de la experiencia para los niños, dijo a un niñito que estaba sentado en la primera fila: ‘¿Cuántas personas importantes hay aquí hoy?’ El niño se puso de pie y comenzó a contar en voz alta, llegando a un total de diecisiete, total que incluía a todos los que estaban en el aula. Allí había diecisiete personas muy importantes, ¡niños y visitantes!
“Así es como Cristo siente y así debemos sentir nosotros” (Marion D. Hanks, en CR, oct. de 1972, pág. 167).
¿Cuál, entonces, es la responsabilidad nuestra como discípulos de Cristo en cuanto a ayudar a nuestros hermanos y hermanas? Mediten las siguientes preguntas:
La Oveja Perdida (las que se apartan) |
¿Tienen amigos que se están apartando de la Iglesia? ¿Qué están haciendo para que su influencia y testimonio sean sentidos; para que todos aquellos con quienes se asocian sientan su influencia y su testimonio? |
La Moneda Perdida (aquellos que son víctimas de la negligencia) |
¿Cuál es su responsabilidad hacia sus hermanos y hermanas en esta tierra? ¿Hay algunos en la Iglesia que están necesitando de su atención? ¿Hay quienes podrían beneficiarse mediante su consideración? ¿Los llamamientos que ustedes tienen en la Iglesia y aquellas personas que están bajo su dirección reciben más que tiempo casual y esfuerzo momentáneo? ¿Hacen un esfuerzo constante para hermanar a la gente en las reuniones de la Iglesia y en otras ocasiones? |
El Hijo Pródigo (aquellos que voluntariamente desobedecen los mandamientos) |
¿Cuán prestos son para buscar y rescatar a los que por un tiempo se han ido al mundo del pecado o en darles nuevamente la bienvenida cuando regresan? ¿Se les hace fácil hacer comentarios acerca de ellos, o sienten un amor sincero por ellos? |
“El gozo…abunda en el cielo por la salvación de un alma anteriormente considerada perdida, bien sea que la simbolice más adecuadamente la oveja extraviada, la moneda perdida a causa del descuido de su dueño, o bien el hijo que intencionalmente se aparte de su hogar y del cielo. No hay justificación para inferir que a un pecador arrepentido se le dará mayor precedencia que al alma justa que ha resistido el pecado;…No obstante la naturaleza incondicionalmente ofensiva del pecado, el pecador retiene su aprecio ante el Padre por motivo de la posibilidad de su arrepentimiento y regreso a la justicia. El extravío de un alma representa una pérdida muy real y muy seria para Dios; lo aflige y le causa dolor, porque su voluntad es que ninguno de sus hijos perezca” (Talmage, Jesús el Cristo, pág. 486).