38
“TODO LO QUE EL HOMBRE SEMBRARE, ESO TAMBIEN SEGARA”
Una carta de Pablo a los santos en la provincia de Galacia, escrita desde Corinto durante el tercer viaje misional de Pablo, aprox. en el año 57 D. C. (Gálatas) | |
---|---|
Galatas | |
Advertencia contra falsos predicadores |
1:1–10 |
Llamamiento de Pablo al ministerio |
1:11–24 |
La reunión en Jerusalén |
2:1–10 |
Pedro y Pablo en Antioquía |
2:11–14 |
La salvación viene mediante Cristo |
2:15–21 |
El Espíritu viene mediante Cristo |
3:1–5 |
Cómo se extiende a los gentiles la misión de Abraham |
3:6–18 |
Propósito de la ley |
3:19–22 |
Los santos son hijos de Dios mediante la fe |
3:23–29 |
Cómo llegan los santos a ser hijos de Dios |
4:1–8 |
Los gálatas son llamados a ayudar |
4:9–20 |
Los dos convenios: Agar y Sara |
4:21–31 |
Libertad cristiana |
5:1–12 |
Libertad y caridad |
5:13–15 |
Andad en el Espíritu |
5:16–26 |
“Sobrellevad los unos las cargas de los otros” |
6:1–6 |
“…todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” |
6:7–18 |
COMENTARIO INTERPRETATIVO
(38-1) El libro de Gálatas: La libertad y el evangelio
El tema de esta carta es relativo a que la verdadera libertad solamente se puede encontrar en el evangelio de Jesucristo. Pablo muestra clara y poderosamente que la adopción de las enseñanzas de los judaizantes (judíos cristanos que insistían en la observación de la ley de Moisés) limitaría o llegaría a descubrir la nueva libertad que los santos habían encontrado en Cristo. Pablo demuestra que aunque la ley de Moisés era de valor para los hijos de Israel antes del ministerio mortal de Cristo, su necesidad es sobrepasada por la ley mayor.
(38-2) lugar y fecha en que fue escrita
Aunque ni el lugar ni la fecha en que la carta a los gálatas fue escrita pueden ser establecidos con certeza, la evidencia favorece la conclusión de que fue desde Corinto durante el tercer viaje misional y aproximadamente en el año 57.
(38-3) Problemas especiales
El debate más significativo en cuanto a la carta misma concierne a la identidad de los santos de Galacia. El término Galacia podría referirse a dos lugares diferentes, dependiendo de si el que lo decía se refería al grupo étnico o político. El uso etnográfico del vocablo se refería a aquella zona al sur del Mar Negro en Asia Menor, zona habitada por los galos.
Cuando las legiones romanas pusieron a aquellas tribus galas bajo su dominio, el territorio fue organizado como provincia romana llamada Galacia. Esta provincia incluía un territorio mayor, siendo que abarcaba más zonas sureñas del Asia Menor. Este título de provincia era el uso político que se daba al vocablo Galacia.
¿Cuál de los dos significados era el que Pablo tenía en mente? Ese es el punto de debate. Han resultado dos teorías. la primera es llamada la Teoría de la Galacia del Norte. Quienes sostienen este punto de vista suponen que Pablo está usando el término étnicamente y que por lo tanto Galacia se limita a las zonas del norte de la provincia. El problema principal con esta teoría es que no hay registro de actividad proselitista allí, ni Pablo ni lucas hacen referencia a las ciudades principales del norte de Galacia.
Los que aceptan la Teoría de la Galacia del Sur sostienen que Pablo siempre usa títulos provinciales al referirse a iglesias establecidas (Se refiere a Acaya, Arabia, Asia, Cilicia, Dalmacia, etc.). Siendo así, entonces Galacia, tal como Pablo lo aplica, incluiría a las regiones del sur de Asia Menor, incluyendo pueblos tales como Antioquía, Derbe, listra, Iconio, pueblos que visitó en el primer viaje misional (Hechos 13:13; 14:23 y Hechos 16:1-9). Esta teoría, entonces, es apoyada por lo que sabemos mediante el libro de los hechos y las otras referencias ocasionales hechas por Pablo.
Aunque la interpretación y el valor del libro no se ven afectados por la exactitud de estas teorías, supondremos que la Teoría de la Galacia del Sur es la correcta y que Pablo está escribiendo a aquellas iglesias establecidas en su primer viaje misional.
(38-4) Gálatas 1:8, 9. Los que introducirían falsas enseñanzas en la Iglesia
El élder Howard W. Hunter habló de este problema en u na conferencia general:
“Desde los primeros días de la iglesia cristiana, se han enseñado evangelios espurios; que no son evangelios realmente, como lo indicó Pablo, pues hay solamente un evangelio de Cristo. En la actualidad no es diferente. Estamos rodeados de frustraciones y adelantos en pensamiento y saber, los que hacen surgir preguntas y dudas. Estos parecen arrastrar a los hombres y destruir la fe y la moral. ¿Dónde, entonces, hay esperanza en este mundo de frustación y decaimiento moral? Descansa en el conocimiento y en el entendimiento de las verdades enseñadas por el Maestro, lo cual la iglesia de Cristo debe enseñar sin desviación alguna y los miembros de ésta deben creer y vivir. Estas son verdades eternas y lo serán perpetuamente a pesar de las cambiantes circunstancias de la sociedad, del desarrollo de los nuevos logros científicos o del aumento del conocimiento del hombre” (CR, octubre de 1973, pág. 66).
El presidente Harold B. lee advirtió en cuanto a las enseñanzas falsas que surgen dentro de la Iglesia misma.
“Hay entre nosotros algunos que actúan como lobos; con ello me refiero a algunas personas que profesan ser miembros de esta Iglesia y que no están tratando de salvar al rebaño. Y entre los propios miembros de la Iglesia, se están levantando hombres que profieren cosas perversas; ahora bien, la palabra perverso significa alejarse de lo recto o correcto, y ser obstinado en lo incorrecto con toda intención, a fin de alejar de la Iglesia a los miembros débiles e imprudentes para que los sigan a ellos.
“Y como dijera el apóstol Pablo, es igualmente un asombro para nosotros en la actualidad, como lo fue en aquella época, que algunos miembros sean tan rápidamente alejados de aquellos que les enseñaron el evangelio así como de las enseñanzas verdaderas del evangelio de Cristo, que sean desviados hacia algo que corrompe sus verdaderas doctrinas en práctica y acciones malignas e inicuas.
“Estos, tal como ha sido manifestado por los espantosos acontecimientos ocurridos entre algunos de estos grupos disidentes, han sido excomulgados tal como amonestaron los profetas; y obviamente se encuentran bajo el poder de ese maligno que alimenta a los crédulos con todas las sofisterías que Satanás ha empleado desde el principio del tiempo” (Harold B. lee, “Admoniciones del Sacerdocio de Dios”, Liahona, septiembre de 1973, pág. 30).
(38-5) Gálatas 2:2-4, 9. ¿Implica dudas en cuanto a su misión el hecho de que Pablo haya hablado de “haber corrido en vano”?
La implicación que a veces se desprende del versículo 2 es que Pablo tenía dudas internas en cuanto a su comisión entre los gentiles y fue a los apóstoles para ver si él estaba “corriendo en vano”. Pero esa implicación no se encuentra en el idioma original. El sentimiento transmitido allí es que Pablo buscaba la aprobación oficial para la obra en la cual estaba comprometido (probablemente en respuesta a las críticas que ya habían comenzado de parte de los judaizantes). El versículo 4 muestra que recibió sin reservas esa apmbación oficial, pues no se requirió que Tito se circuncidase, como demandaban los que se oponían a Pablo. Este apoyo pleno e incondicional de los hermanos queda bien demostrado en el versículo 9, donde Pablo dice que él y Bernabé recibieron la diestra en señal de compañerismo, siendo esta una expresión griega y hebrea que demuestra plena alianza, unidad o asociación.
(38-6) Gálatas 2:11-21. ¿Cómo pudo Pablo, un apóstol, corregir a Pedro que era el presidente de la iglesia?
“Pedro y Pablo, eran ambos apóstoles, habían recibido revelaciones, vieron ángeles y eran aprobados por el Señor, ambos eran herederos de la plenitud del reino del Padre; estos mismos predicadores, justos y poderosos, estaban en desacuerdo en cuanto a un asunto básico de conducta en la iglesia. Pedro era el Presidente de la Iglesia; Pablo, un apóstol y menor que Pedro en la jerarquía de la Iglesia, estaba sujeto a la dirección del principal de los apóstoles. Pero Pablo tenía razón y Pedro estaba equivocado. Pablo se mantuvo firme, determinado a andar ‘rectamente conforme a la verdad del evangelio’; Pedro se acomodó al gusto y parecer de los judios no convertidos completamente que aún guardaban la ley de Moisés, por temor de ofenderlos.
“El punto no era si los gentiles debían recibir el evangelio o no. Pedro mismo había recibido la revelación de que Dios no hacía acepción de personas y que los de todo linaje eran ahora herederos de salvación junto con los judíos (Hechos 10:21-35). Además, la cabeza de la Iglesia, reunida en concilio y con Espíritu Santo guiando sus mentes, pensamientos y dirigiendo sus decisiones, había determinado que los gentiles que recibieran el evangelio no debían estar sujetos a la ley de Moisés (Hechos 15:1-35). los miembros judíos de la Iglesia, sin embargo, no habían podido aceptar esta decisión sin alguna reserva. Ellos mismos continuaban sujetándose a los ritos de Moisés y esperaban que los conversos gentiles hicieran lo mismo. Pedro se puso del lado de ellos. Pablo enfrentó públicamente al principal de los apóstoles y ganó el debate ya que no pudo ser de otra forma. Sin duda, si tuviéramos el relato completo, encontraríamos a Pedro desdiciéndose y haciendo todo lo que estaba a su alcance para que los santos judíos creyesen que la ley de Moisés ya estaba cumplida en Cristo y no se aplicaba a nadie más ya fuera judío o gentil” (McConkie, DNTC, 2:463-64).
(38-7) Gálatas 2:13. ¿Cuál es el significado del vocablo simulación?
Pablo usó una palabra muy fuerte, de la cual simulación es una traducción excelente. Nuestro vocablo viene de simular, que significa “hacer similar”. Simulación, por lo tanto, significa “fingimiento, esconder bajo una apariencia falsa”. La palabra gierga hypkrisei proviene de la misma raíz que nuestro vocablo hipócrita. Estos judaizantes eran hipócritas porque pretendían ser extremadamente fieles en su obediencia a los principios del evangelio aunque estaban obrando en una manera contraria a las verdaderas normas del evangelio.
(38-8) Gálatas 2:16. ¿Qué quiso decir Pablo con “la ley”, “las obras de la ley” y “justificados por la fe”?
Como ya hemos visto, lo más importante de esta carta en particular era un intento de mostrar a los santos gálatas que la obediencia a la ley de Moisés no solamente no era necesaria sino que era contraria al evangelio. Técnicamente “la ley” se refería a los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. En hebreo esos libros son llamados la Tora. Pablo usó la palabra en ese sentido en 4:21, 22 cuando llamó la atención al ejemplo de Sara y de Agar. Pero en la época de Jesucristo, la expresión “la ley” también había llegado a significar todo el conjunto de reglas, rituales y prácticas del código de Moisés, esto es, todo lo incluido específicamente en los escritos de Moisés y la masa de tradiciones orales que habían sido formuladas a través de los siglos posteriores. Es en este sentido que Pablo usa la palabra ley en Gálatas.
Muy brevemente, justificación significa “ser declarado justo” y también “ser puesto en la relación correcta con una persona”. Por lo tanto, lo que Pablo estaba diciendo es que nfngún hombre puede ser hecho justo y restablecer la relación adecuada con Dios exclusivamente mediante las obras de Moisés, o de la ley, o por medio de cualquier ley de obras únicamente. Esto solamente puede alcanzarse mediante el sacrificio expiatorio del Salvador y mediante la obediencia a los principios y ordenanzas del evangelio. (pablo bosquejó esta doctrina mucho más completa y sistemáticamente en los primeros capítulos de su carta a los romanos. Por lo tanto, un tratamiento detallado y completo de estas importantes doctrinas será reservado para esa sección).
(38-9) Gálatas 3:8. ¿Tuvieron los santos antes de Cristo quién les predicara el evangelio?
“Se verá que según S. Pablo (véase Gálatas 3:8) se predicó el evangelio a Abraham. Quisiéramos que nos dijesen en qué nombre se predicó el evangelio en esa época, si fue en el nombre de Cristo o algún otro nombre. Si fue en algún otro nombre, ¿pudo haber sido el evangelio? Y si fue el evangelio, y se predicó en el nombre de Cristo, ¿tendría ordenanzas? Si no las tenía, ¿sería el evangelio? Y si tenía ordenanzas, ¿cuáles serían? Nuestros amigos tal vez dirán que antes de la venida de Cristo no hubo más ordenanzas que sacrificios, y que no fue posible que se administrase el evangelio mientras estuviera en vigor la ley del sacrificio de sangre. Pero nos acordaremos que Abrahán ofreció sacrificios, y no obstante eso, le fue predicado el evangelio” (Enseñanzas, pág. 65. Véase también Jacob 4:5).
(38-10) Gálatas 3:19. ¿A qué fue añadida la ley de Moisés por causa de la transgresión?
Además, dice en Gálatas 3:19 que la Ley (de Moisés o Levítica) “fue puesta” por causa de las transgresiones. Y preguntamos, ¿sobre qué fue puesta o añadida esta ley, sino el evangelio? Debe ser patente que se añadió al evangelio, pues hemos visto que ellos fueron evangelizados. De acuerdo con estos hechos, concluimos que cuando el Señor se revelaba a los hombres en los días antiguos y los mandaba que le ofrecieran sacrificios, lo hacía para que mirasen con fe hacia el tiempo de su venida, y confiasen en el poder de esa expiación para la remisión de sus pecados. Y esto es lo que han hecho los miles que nos han precedido, cuyos vestidos están sin mancha, e igual que Job, esperan con una confianza semejante a la de él, que en su carne verán al Señor en el postrer día sobre la tierra” (Enseñanzas, pág. 66).
(38-11) Gálatas 3:24. ¿En qué forma la ley fue un ayo para los hijos de Israel?
Los traductores de la versión del Rey Jacobo usaron la palabra maestro en lugar de ayo, para traducir el vocablo griego usado por Pablo aquí, porque había llegado directamente al inglés y en esa época significaba “maestro”. El vocablo griego es paidagogus, del cual se deriva nuestro pedagogo o maestro. Pero tenía un uso especial en la época de Pablo, el cual se presta a una imagen más poderosa que él estaba expresando. Un paidagogus era un tutor especial (un ayo) contratado por las familias más pudientes; él no solamente era responsable de la educación del niño, sino también se esperaba que lo preparase y entrenase en todos los aspectos a fin de conducirlo felízmente hacia la madurez. El equivalente más próximo que tenemos en los tiempos modernos es ayo, institutriz o gobernanta, persona que vivía en la casa y tenía la responsabilidad directa de la crianza de los niños.
El uso que aquí hace Pablo de la palabra, inmediatamente comunicaba el verdadero propósito de la ley de Moisés: preparar a los hijos de Israel (los cuales eran hijos literamente en el sentido espiritual) para la madurez y para las leyes “adultas” y las ordenanzas del evangelio. El profeta Abinadí tuvo esto en mente cuando explicó las razones de por qué los israelitas recibieron la ley de Moisés. (Véase Mosíah 13:29-31).
La declaración de Abinadí de que todas estas cosas eran símbolos de cosas que vendrían, es importante. De manera que la ley de Moisés no era solamente un conjunto de leyes estrictas programadas para instruir a los hijos de Israel en los caminos de la obediencia y llevarlos a la madurez espiritual, sino también contenía un simbolismo profundamente espiritual señalando la intención de Jesucristo como el Redentor y Mesías. Claramente, la ley de Moisés fue programada para preparar al pueblo de Dios para el evangelio que vendría.
(38-12) Gálatas 3:27. ¿Puede realmente una persona inicua revestirse de Cristo mediante el arrepentimiento y el bautismo?
“Cuando el cuerpo está sucio, la manera de limpiarlo es darse un baño, cepillarse los dientes, lavarse el cabello, cortarse las uñas y ponerse ropa limpia. Cuando se efectúa una renovación en una casa, se repara o se repone el techo, se lavan o se pintan las paredes, se barren y se restriegan los pisos, se limpian y se reparan los muebles, se lavan las cortinas y se lustran los metales. Cuando un hombre impuro nace otra vez, sus hábitos y sus costumbres cambian, se purifican sus pensamientos, se regenera y se ennoblece su actitud, se pone en completo orden sus actividades, y todo lo que en él era sucio, degenerante o reprochable se lava y queda limpio…
“…Cuando uno es lavado y depurado y purificado, deja de ser adúltero. Muchos profetas, en muchas ocasiones y lugares, mencionan la manera de lavar, depurar, y purificar.
“El efecto del limpiamiento es hermoso. Estas almas afligidas han encontrado la paz. Estas ropas sucias se han limpiado hasta quedar sin mancha. Estas personas previamente contaminadas, habiéndose limpiado mediante su arrepentimiento —su lavamiento, su depuración, su purificación— se vuelven dignas de prestar constante servicio en el templo y de poder estar ante el trono de Dios y asociarse con los de la casa real divina” (Kimball, El Milagro del Perdón, págs. 360-61).
(38-13) Gálatas 4:6. ¿Cuál es el significado de la expresión “¡Abba, Padre!”?
Pablo sugirió que mediante la expiación de Cristo podemos ser adoptados como hijos de Dios y entonces el Espíritu nos ayudará a exclamar “Abba, Padre”. Abba es un vocablo arameo (análogo al hebreo) y encierra más que la simple connotación de padre. Es el diminutivo íntimo y personal del vocablo padre usado por los niños en el círculo familiar. El equivalente más próximo que tenemos es papá, papito o papaíto, aunque ninguno de ellos puede realmente transmitir el impacto pleno de la palabra. El aspecto a tener en cuenta es que Dios no es solamente Padre (título formal y nombre de El), sino que también es Abba, el padre de amor y guía que nos conoce íntimamente y a quien podemos acercarnos sin temor.
(38-14) Gálatas 4:21-31. La alegoría de Sara y Agar
“Aquí Pablo usa la vida de Abraham como una alegoría para representar la superioridad del evangelio sobre la ley de Moisés, una manera de enseñar destinada para hacer entender su doctrina cada vez que sus escuchas pensaban en Abraham o en la vida de él.
“Agar, la esclava, dio a luz a Ismael; y Sara, la libre, dio a luz a Isaac. Ismael nació según la carne, mientras que Isaac, como hijo del pacto, nació según el Espíritu. Agar así es usada para representar el viejo convenio, la ley de Moisés, el convenio bajo el cual los hombres estaban sujetos a la esclavitud del pecado, mientras que Sara simboliza el nuevo convenio, el evangelio, el convenio bajo el cual los hombres son hechos libres, libres de la esclavitud y del pecado mediante Cristo.
“El monte Sinaí, del cual provino la ley, y Jerusalén, desde donde ahora es administrada, simbolizan la ley y sus hijos que están en esclavitud. Pero la Jerusalén espiritual, la ciudad celestial de la cual los santos serán ciudadanos, está representada en Sara y ella es la madre de los hombres libres. Sara, la cual había sido estéril tanto tiempo, como nuestra madre espiritual, ahora nos ha hecho a todos, así como a Isaac, hijos de la promesa.
“Pero es ahora, como lo fue entonces, que los nacidos según la carne hacen la guerra contra los nacidos del Espíritu. Y como Dios rechazó a Ismael y aceptó a Isaac, así ahora rechaza a quienes se aferran a la ley de Moisés y acepta a aquellos que se vuelven a Cristo” (McConkie, DNTC, 2:477-78).
(38:15) Gálatas 5:2. ¿Por qué la circuncisión en los días de Pablo habría negado el poder de Cristo?
“La circuncisión, como una ordenanza religiosa, es la señal y signo que identifica la creencia, aceptación y conformidad con todo el sistema de Moisés, y, por lo tanto, para los cristianos de aquel día constituía un rechazo de Cristo y de su evangelio que reemplazó a la ley. Véase Hechos 15:1-35” (McConkie, DNTC, 2:476).
(38-16) Gálatas 5:16-26. Lo natural y lo espiritual
“…el hombre es un ser binario y su vida es un plan de Dios. Ese es el primer hecho fundamental que hay que tener presente. El hombre tiene un cuerpo natural y un cuerpo espiritual…
El cuerpo natural y un cuerpo espiritual…”El cuerpo del hombre, por lo tanto, no es sino el tabernáculo en el cual mora su espíritu. Demasiados, sí, demasiados son los que están inclinados a considerar al cuerpo como si fuera el hombre y en consecuencia dirigen sus esfuerzos a satisfacer los placeres del cuerpo, sus apetitos, sus deseos y pasiones” (David O. McKay, “The Abundant life in a Selfish World”, Improvement Era, sept. de 1949, pág. 558).
(38-17) Gálatas 6:17. “…yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”
El vocablo estigma proviene de la palabra originalmente usada aquí, stigmata. Significaba herida o cicatriz y originalmente provenía de las marcas que se usaban para marcar a los esclavos. Como generamente esa era una marca de la que uno no se sentía orgulloso, generalmente era considerada como una connotación negativa, de ahí el uso que le damos al vocablo estigma en la actualidad. Pero aquí Pablo parece referirse a ellas no como una marca de vergüenza, sino de fidelidad ante la persecusión. Posiblemente la stigmata que él tenía la había recibido parcialmente en Galacia. Recordarán que en el primer viaje misional, Pablo y Bernabé fueron expulsados a la fuerza de Antioquía y Pisidia (Hechos 13:50). Luego fueron obligados a huir de Iconio para evitar ser apedreados (Hechos 14:5), con el único resultado de que los enojados judíos los siguieran hasta Listra; continuaran adelante con su intento de apedrear a Pablo y dejarlo muerto al lado de los muros de la ciudad. (Hechos 14:19).
PUNTOS A CONSIDERAR
La preocupación de Pablo era que los santos de Galacia, habiéndose apartado de sus sendas de pecado, luego de arrepentirse y recibir el bautismo, y habiendo recibido el beneficio del poder de Dios sobre ellos mediante un nuevo nacimiento, ahora estaban volviendo a sus antiguas prácticas (Gálatas 4:9). Hacían aquello que debilitaba el esfuerzo de haberse arrepentido en un principio: volvieron a buscar a Dios en las cosas externas y carnales y a buscar la felicidad por medios que no pueden sensibilizar al hombre íntimamente. (Consideren Ezequiel 18:21-24).
Muchos de los que se convirtieron a la verdad en los días de Pablo y que se habían vuelto a su manera antigua de vivir, después de un tiempo comenzaron a echar de menos a sus conocidos y al yugo de la ley de Moisés bajo el cual habían estado sujetos. No quisieron la verdad directamente, sino que querían incluir en la verdad todas sus prácticas y contaminaciones anteriores.
Juan:
¿Pero, por qué alguien querría volver a incluir en su vida los errores que anteriormente había abandonado?
David:
No todos los que cometen errores lo hacen voluntaria y deliberadamente. Algunos pueden ser bien intencionados aunque equivocados. Estos conversos querían permanecer en la Iglesia pero, por causa del orgullo o tal vez por otras razones, sentían que si introducían sus errores antiguos en la Iglesia, podían justificar su participación en ellos.
Juan:
No estoy seguro de entender. ¿En qué forma podría justificar mis antiguos pecados el hecho de traer a la Iglesia lo que yo haya hecho antes del bautismo?
David:
Supongamos que antes de unirte a la Iglesia, hayas pertenecido a una congregación protestante que no prohibía el té. Entonces oyes a los misioneros y entre otros nuevos conceptos, ellos enseñan que no debes tomar té. Ahora tienes dos alternativas: (1) puedes humillarte y arrepentirte y no tomar más té, o (2) puedes justificarte y tratar de forzar tus puntos de vista particulares e imponerlos en la Iglesia.
Juan:
¿Cómo podría intentar hacer eso?
David:
Podrías unirte a la Iglesia y luego encontrar a un miembro débil que le guste beber té. De manera que lo invitas a tomar té contigo y luego intentas hacer que otros miembros y aun líderes del barrio de la estaca beban contigo, porque cuanto mayor sea el grupo tanto más crees haber justificado tu conducta anterior. Posiblemente hayas hecho esa agitación para hacer cambiar las normas y reducir los ideales, no porque necesariamente estés convencido de que sea correcto tomar té, sino porque es difícil que abandones cosas que te han sido familiares y posiblemente porque te sería más fácil justificar la continuación de tu conducta anterior, que arrepentirte.
(38-18) Uno siempre, y para siempre, cosechará aquello que siembre
Emma Jane se apoyó en el pasamanos al prepararse para subir la escalinata hacia la capilla para entrar en el salón de estar. Había sido educada en la fe, se había casado y criado a una familia, su esposo había fallecido recientemente, sus hijos vivían lejos y ella se sentía un poco sola al abrirse camino a través del corredor que llevaba a su asiento de costumbre cerca de la parte del frente de la capilla. Estaba doblegada por los años y no era sino con gran esfuerzo que se podía preparar para ir a las reuniones de la Iglesia. Pero gozaba de las reuniones y hoy era un día especial pues el obispo nuevo, un obispo joven, iba a hablar a la congregación. A ella le simpatizaba el obispo y se maravillaba de que pudiera estar preparado a edad tan joven para presidir en el barrio. Esperaba que él dijese algo agradable, pues los obispos anteriores parecían hablar solamente del pecado, de la dignidad y del arrepentimiento. Fue repartida la Santa Cena y pronto el obispo estaba hablando.
“Oh, no,” pensó Emma Jane. “Va a hablar en cuanto al arrepentimiento y el pecado también. Yo estoy vieja. Tengo derecho a escuchar cosas más dulces”. “¿Por qué este discurso acerca de la moralidad? “¡Cuándo oiremos el fin de eso…?”
Sus preguntas mentales cesaron inmediatamente cuando recordó una ocasión, unos cincuenta años atrás. Había sido linda y joven y debido a un desCllido había cometido un error una vez. En su noviazgo posterior y su casamiento en el templo con otro hombre, se había justificado diciéndose que había sido solamente un error y que no necesitaba decírselo a nadie, especialmente al obispo que la había entrevistado. Ciertamente, se lo había dicho hasta convercerse, había sido fuerte y muy buena o hubiera cometido muchos errores más como aquel de sus años de despreocupación.
El obispo estaba diciendo que el arrepentimiento debe ser completo y que incluye la confesión de los pecados graves. “Pero el mío no fue grave porque yo era tan joven y nunca lo volví a cometer. Oh, ¿por qué tenemos que oír en cuanto al pecado cuando nuestros servicios deberían estar llenos de paz?” Su mente recordó el servicio que se llevó a cabo cuando iban a sepultar a su esposo. Se sentía complacida de que él nunca lo hubiera sabido y sin embargo, parada al lado de su tumba en aquel día de soledad, no pudo evitar sentir que lo había engañado y que ahora donde él estaba probablemente lo sabría. El obispo estaba hablando acerca de cómo nuestros pecados anteriores permanecerán con nosotros a menos y hasta que nos arrepintamos completamente. ¿Cómo puede uno saber si el arrepentimiento de los pecados ha sido completo? Eso estaba preguntando el obispo. Se sabe si uno oye un sermón acerca del tema de los pecados cometidos anteriormente y sin embargo se siente en paz.
Emma Jane no se sentía en paz. “Oh, ¡cómo me gustaría que dejara de hablar!”, pensó. Su mente ahora estaba atormentada tal como había estado antes por la sugerencia de que debía ver a su obispo acerca de aquel problema de tantos años atrás. Durante el resto de la reunión apenas pudo contener el llanto. “¿Por qué no puedo olvidar? ¿Por qué siempre debo sentirme así?”
Ahora la gente estaba saliendo de la capilla y entre los demás ella. Esperaba que la íntima ansiedad que sentía no se reflejase en su rostro. Y entonces, de pronto, allí estaba él, su nuevo obispo, sonriendo, con la mano extendida entre la multitud.
“Buenas tardes, hermana Emma, ¡qué bueno verla con nosotros!” Ella lo miró, no pudo hablar, las lágrimas llenaron sus ojos y sentía que no podía moverse.
“¿Se siente bien?”, preguntó el obispo sosteniéndola por la mano. Aún no podía hablar, pero las lágrimas siguieron cayendo y ella perdió noción de los demás miembros de la congregación. Gentilmente el obispo la llevó hasta su oficina, donde ella se dejó caer en un sillón. Entonces, casi antes de poder pensar en ello, comenzó a relatar la historia: el grave error cometido cincuenta años atrás y todos los años de dolor y tormento desde entonces. En unos pocos minutos ya lo había dicho y había dejado de sollozar. Después de algunas palabras de aliento, el joven obispo se sentó en su silla y estuvo en silencio durante un largo tiempo. Al fin dijo: “iOh, me hubiera gustado que usted hubiese solucionado esto antes de ahora. Los años…”
La mente de ella se activó: “Sí, los largos años, todos ellos, pero siempre supe profundamente dentro de mí que un día tendría que presentarme ante el tribunal divino y pagar, pagar con profundo dolor y lágrimas”.
Al que se estriba en Cristo Jesús, No quiero, no puedo dejar en error; Yo lo sacaré de tinieblas a luz. Y siempre guardarlo, Y siempre guardarlo, Y siempre guardarlo con grande amor. (”Qué firmes cimientos”, Himnos, núm. 144).
Antes de considerar las siguientes preguntas, lean nuevamente Gálatas 6:7-9.
¿Es la manera en la cual Emma Jane cosechó lo que había sembrado, la única forma en la cual puede ser aplicada la ley?
¿Se está aplicando esa ley de compensación en la vida de ustedes ahora? ¿Qué clase de personas serán cuando las semillas que ahora están sembrando en términos de honestidad, virtud y obediencia hayan crecido y madurado plenamente? ¿Qué pensamientos ocuparán su tiempo? ¿Qué grandes deseos surgirán en su corazón?
Gálatas 6:7
¿Puede el hombre engañar a Dios y tener éxito en un falso esfuerzo de recoger gozo habiendo sembrado iniquidad? (Comparar con Helamán 13:38) ¿Por qué Pablo dice “No os engañéis…”? ¿Hay quienes querrían engañar a los demás para que piensen que la maldad puede realmente traer felicidad?
Gálatas 6:8
Si el hombre trata de agradar a la carne y vive para satisfacer las tentaciones bajas que tienen su origen en un mundo caído: orgullo, apetitos, pasiones, honores y aplauso, ¿qué es lo que finalmente recibirá? ¿Cuál será su recompensa si vive la vida recta y sanamente? Y bien, ¿están pensando en ustedes mismos en este análisis?
Gálatas 6:9
¿Indica Pablo que nosotros necesariamente recibiremos nuestra recompensa en forma inmediata? Cualquiera puede vivir rectamente durante un día. No sirve como medida del carácter del hombre el hecho de que sirva generosamente y otorgue servicio durante un día o una semana. Lo que sirve para demostrar la verdadera medida del hombre es la obediencia plena y dedicada, mostrada durante años, años y años y a través de toda la vida.
¿Entienden ahora por qué el profeta Nefi recalca que debemos perseverar en buenas obras hasta el fin de nuestra vida a fin de obtener la exaltación? (Véase 2 2 Nefi 31:20). La ley de la retribución es de aplicación constante. ¿Están preparados para hacer el compromiso de sembrar semillas de santidad, pureza y servicio desde ahora en adelante de manera que ellas puedan acarrearles una copiosa cosecha de gloria, exaltación y vida eterna?