Lección 4
“Preparad el camino del Señor”
Mateo 3–4; Juan 1:35–51
Objetivo
Inspirar a los miembros de la clase a arrepentirse de sus pecados, a guardar sus convenios bautismales y a vencer la tentación, con el fin de acercarse al Salvador.
Preparación
-
Lea los siguientes pasajes de las Escrituras, y medite y ore al respecto:
-
Mateo 3:1–12. Juan el Bautista predica el arrepentimiento y bautiza a las personas, preparando así el camino del Señor Jesucristo.
-
Mateo 3:13–17. Jesús es bautizado por Juan el Bautista.
-
Mateo 4:1–11. Jesús vence las tentaciones de Satanás en el desierto.
-
Juan 1:35–51. Algunos de los discípulos de Juan el Bautista deciden seguir a Jesús.
-
-
Lectura adicional: Marcos 1:1–13; Lucas 3:1–22; 4:1–14; Juan 1:19–34; 2:1–25; 2 Nefi 31; Guía para el Estudio de las Escrituras (al final de la combinación triple), “Arrepentimiento, Arrepentirse”, págs. 19–20; “Bautismo, Bautizar”, págs. 23–24; y “Juan el Bautista”, pág. 113.
-
Si están disponibles las láminas que se encuentran a continuación, úselas durante la lección: Juan predica en el desierto (62132 002; Las bellas artes del Evangelio, 207) y Juan el Bautista bautiza a Jesús (62133 002; Las bellas artes del Evangelio, 208).
-
Sugerencia didáctica: Use el tiempo de la clase con prudencia. Planee lo que se analizará y cuánto tiempo desea dedicar a cada parte de la lección, pero deje que lo guíe el Espíritu. No dé por terminado un análisis importante simplemente con el fin de cubrir todo el material de la lección. Es más importante que los miembros de la clase aprendan y sientan el Espíritu que el impartir toda la lección.
Desarrollo que se sugiere para la lección
Actividad para despertar el interés
Si lo desea, utilice la siguiente actividad (o una de su preferencia) para comenzar la lección. Escoja la actividad que sea más apropiada para su clase.
Escriba en la pizarra lo que se encuentra a continuación y pregunte a los miembros de la clase si saben lo que dice:
Explique que ésta es la palabra hebrea Mesías, que significa ungido. Los judíos habían esperado por siglos la llegada del Mesías, quien, según la profecía, sería su Rey y Libertador ungido. La palabra griega que equivale a Mesías es Cristo. Jesucristo era el Mesías que habían esperado por tanto tiempo, y Juan el Bautista fue el profeta enviado para prepararle el camino.
Análisis y aplicación de las Escrituras
Comenten la forma en que las enseñanzas que contienen los siguientes pasajes de las Escrituras pueden ayudarnos a acercarnos más al Salvador. Dado que sería difícil hacer todas las preguntas o cubrir todos los puntos de la lección, elija con oración lo que mejor satisfaga las necesidades de los miembros de la clase.
1. Juan el Bautista prepara el camino del Señor Jesucristo.
Lean y analicen Mateo 3:1–12. Muestre la lámina de Juan predicando, y comparta con sus propias palabras la información de fondo que figura a continuación:
Siglos antes del nacimiento de Juan, muchos profetas previeron su ministerio y testificaron de su grandeza como uno que prepararía el camino para el Mesías (Isaías 40:3; 1 Nefi 10:7–10). Como preparación para el ministerio de Juan, el ángel Gabriel anunció el nacimiento de Juan (Lucas 1:13–19), Zacarías profetizó en el día en que se dio el nombre y se circuncidó a Juan (Lucas 1:67–79) y un ángel ordenó a su misión al pequeño Juan de ocho días de nacido (D. y C. 84:27–28). La declaración culminante en cuanto a la grandeza de Juan la hizo el Salvador mismo, cuando dijo: “…entre los nacidos de mujeres, no hay mayor profeta que Juan el Bautista” (Lucas 7:28).
Juan nació unos seis meses antes de Jesús. Poco antes del nacimiento de Jesús, Herodes, sintiéndose amenazado por el anuncio de que había nacido un nuevo rey de los judíos, “…mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores” (Mateo 2:16). Con el fin de proteger a Jesús, un ángel se apareció a José en un sueño y le indicó que debía llevar a Jesús y a María a Egipto (Mateo 2:13–15). Con el fin de proteger a Juan, “…Zacarías hizo que [Elisabet] lo llevara a las montañas donde se crió, alimentándose de langostas y miel silvestre” (Enseñanzas del Profeta José Smith, comp. de Joseph Fielding Smith, 1976, pág. 318). Juan inició muchos años después su ministerio público, predicando primeramente en el desierto y después en Jerusalén y en “… toda la provincia de alrededor del Jordán” (Mateo 3:5).
• ¿Cuál fue la misión de Juan el Bautista? (Véase Lucas 1:76–79; 3:3–4.) ¿Por qué piensan que era importante que alguien preparara el camino del Señor?
• ¿Qué mensaje predicó Juan para preparar a las personas para la venida del Salvador? (Véase Mateo 3:1–2.) ¿Qué significa arrepentirse? (Mientras los alumnos analizan esta pregunta, escriba en la pizarra algunos aspectos del arrepentimiento, los cuales se hallan a continuación. Si lo desea, puede pedir a los miembros de la clase que lean los pasajes de las Escrituras que aparecen entre paréntesis.)
a. Ser contristados según Dios por el pecado (2 Corintios 7:9–10). b. Confesar y abandonar los pecados (D. y C. 58:42–43). c. Cuando sea posible, enmendar el mal que se ha hecho (Lucas 19:8). d. Obedecer los mandamientos (D. y C. 1:31–32). e. Tornarse al Señor y servirle (Mosíah 7:33).
• ¿Cómo nos prepara el arrepentimiento para morar con nuestro Padre Celestial y con Jesucristo? (Véase 3 Nefi 27:19.) ¿Cómo nos ayuda el arrepentimiento a acercarnos más a ellos a diario?
Los fariseos y los saduceos fueron testigos de bautismos efectuados por Juan el Bautista pero eligieron no bautizarse (Mateo 3:7; Lucas 7:29–30). Juan los reprendió, instándolos a arrepentirse y a dar frutos dignos de arrepentimiento (véase la Traducción de José Smith, Mateo 3:35 [sólo en inglés]; adviértase que la palabra frutos se refiere a los resultados). ¿Cuáles son los frutos del arrepentimiento? (Véase Moroni 8:25–26.)
• Juan bautizó “…en agua para arrepentimiento” y prometió que Jesús bautizaría “…en Espíritu Santo y fuego” (Mateo 3:11). ¿Qué significa ser bautizado “en Espíritu Santo y fuego”? Somos bautizados en Espíritu Santo y fuego cuando recibimos el don del Espíritu Santo mediante la imposición de manos (D. y C. 20:41). “El don del Espíritu Santo es el derecho de tener, siempre que sea uno digno, la compañía del Espíritu Santo… Éste actúa como agente limpiador para purificar a una persona y santificarla de todo pecado. Es por eso que a menudo se hace referencia a él como ‘fuego’” (Bible Dictionary, “Holy Ghost”, pág. 704).
2. Jesús es bautizado por Juan el Bautista.
Lean y analicen Mateo 3:13–17. Exhiba la lámina de Juan bautizando a Jesús.
• ¿Por qué dudó Juan en bautizar a Jesús? (Véase Mateo 3:14.) ¿Por qué debía bautizarse Jesús? (Véase Mateo 3:15; 2 Nefi 31:6–7, 9–11.) ¿Por qué es necesario que nos bauticemos? (Véase 2 Nefi 31:5, 12–13, 17–18; D. y C. 20:71; 49:13–14.)
• ¿Qué convenios hacemos cuando nos bautizamos? (Véase D. y C. 20:37.) ¿Cómo deben dichos convenios afectar nuestros hechos diarios? (Véase Mosíah 18:8–10.)
3. Jesús vence las tentaciones de Satanás en el desierto.
Lean y analicen Mateo 4:1–11 (véase también la Traducción de José Smith, Mateo 4:1, 5–6, 8–9, 11 en la Guía para el Estudio de las Escrituras, pág. 222).
• Poco después de Su bautismo, Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para estar con Dios (Traducción de José Smith, Mateo 4:1). ¿De qué manera piensan que esa experiencia preparó a Jesús para vencer las tentaciones de Satanás? ¿De qué manera nos fortalecen contra la tentación el ayuno, la oración y el ser “… llevado[s] por el Espíritu”?
• ¿A qué deseo trató de apelar Satanás cuando tentó a Jesús, quien había estado ayunando, a convertir las piedras en pan? (Véase Mateo 4:2–3. Trató de apelar al deseo de satisfacer el apetito físico.) ¿De qué manera nos tienta Satanás a dejarnos vencer por nuestros apetitos físicos? ¿Cómo podemos reconocer y resistir esas tentaciones?
• Satanás trató de apelar al orgullo cuando tentó a Jesús a echarse del pináculo y probar que tenía el poder para ser salvado por ángeles (Mateo 4:5–6). ¿De qué manera trata Satanás de apelar a nuestro orgullo? ¿Cómo podemos reconocer y vencer la tentación de satisfacer los deseos que sean motivados por el orgullo?
• ¿Qué le ofreció Satanás a Jesús si éste le adoraba? (Véase Mateo 4:8–9.) ¿Cómo nos tienta Satanás con las riquezas y el poder del mundo? ¿Cómo podemos reconocer y resistir esas tentaciones? (Véase Mateo 4:10.)
• ¿Por qué era falso el ofrecimiento de Satanás de darle a Jesús los reinos del mundo? (Véase D. y C. 104:14.) ¿Cuáles son algunos de los ofrecimientos falsos que nos hace Satanás para tentarnos a pecar?
• Jesús respondió a cada una de las tentaciones de Satanás citando las Escrituras (Mateo 4:3–4, 6–7, 8–10). ¿De qué manera nos dan fuerza las Escrituras para vencer la tentación? (Véase Helamán 3:29–30.)
• En dos ocasiones Satanás puso en tela de juicio el que Jesús fuera el Hijo de Dios (Mateo 4:3, 6). ¿Por qué piensan que hizo esa pregunta Satanás? ¿Cómo hace él esa pregunta en el mundo actual? Cuando enfrentamos tentaciones, ¿cómo nos ayuda el saber que somos hijos de Dios? (Véase Moisés 1:12–22.)
• ¿Cómo nos puede ayudar el saber que Jesús, el Hijo de Dios, enfrentó tentaciones similares a las que tenemos nosotros? (Para el análisis de esta pregunta, puede pedir a los alumnos que lean Hebreos 4:14–15.)
El élder Joseph B. Wirthlin dijo: “El Señor está en conocimiento de nuestra capacidad mortal y conoce nuestras debilidades; entiende los desafíos que enfrentamos cada día; se da cuenta de las grandes tentaciones de los apetitos y las pasiones terrenales” (Liahona, julio de 1996, pág. 36).
4. Algunos de los discípulos de Juan el Bautista deciden seguir a Jesús.
Lean y analicen los versículos de Juan 1:35–51 que usted haya seleccionado.
• Cuando Jesús inició Su ministerio mortal, ¿qué fue lo que Juan el Bautista instó a sus propios discípulos a hacer? (Véase Juan 1:35–37.) ¿Qué hizo Jesús cuando vio que le seguían dos de los discípulos de Juan el Bautista? (Véase Juan 1:38–39.)
• ¿Qué hizo Andrés cuando escuchó y reconoció al Salvador? (Véase Juan 1:40–42.) Después de recibir un testimonio de que Jesús era el Mesías, ¿cómo respondió Felipe a las dudas de Natanael? (Véase Juan 1:43–46.) ¿Qué podemos hacer nosotros para invitar a otros a venir y ver al Salvador?
Conclusión
Testifique que la invitación “…Ven y ve” al Salvador se extiende a cada uno de nosotros. Explique que la manera de aceptar esa invitación es arrepentirnos, bautizarnos, guardar nuestros convenios bautismales y vencer la tentación.
Sugerencias adicionales para la enseñanza
El siguiente material complementa las sugerencias para el desarrollo de la lección. Si lo desea, utilice uno o más de estos conceptos como parte de la lección.
1. Enseñanzas derivadas del bautismo del Salvador.
Repasen Mateo 3:16–17.
• ¿De qué manera nos demuestra el relato del bautismo del Salvador que el bautismo debe efectuarse por inmersión? (Véase Mateo 3:16; véase también Juan 3:23; Romanos 6:3–6; 3 Nefi 11:23–26; Guía para el Estudio de las Escrituras, “Bautismo, Bautizar”, págs. 23–24, en donde se explica que la palabra “bautismo” deriva de una palabra griega que significa “meter en un líquido” o “sumergir”.)
• ¿Qué vio Juan después de bautizar a Jesús? (Véase Mateo 3:16.) ¿De quién era la voz que escuchó? (Véase Mateo 3:17.) ¿Qué nos enseña el relato del bautismo del Salvador acerca de la naturaleza de la Trinidad? (Nuestro Padre Celestial, Jesucristo y el Espíritu Santo son tres personajes separados.)
2. Jesús muestra respeto y amor por Su madre.
Explique que después que Jesús fue bautizado, Él y Sus discípulos asistieron a unas bodas en Caná (Juan 2:1–11). Cuando Su madre le dijo que no había vino para la fiesta, Él le preguntó lo que ella quería que hiciera por ella y dijo que lo haría (véase la Traducción de José Smith, Juan 2:4 [sólo en inglés]).
• ¿Qué revelaron las palabras de Jesús acerca de Sus sentimientos por ella? ¿Qué hizo para ayudarle? (Véase Juan 2:6–11. Haga notar que este fue el primer milagro de Jesús que está registrado en el Nuevo Testamento.)
3. Jesús muestra reverencia al purificar el templo.
Pida a los miembros de la clase que lean Juan 2:13–17, que narra la ocasión en que Jesús encuentra a los mercaderes y a los cambistas que profanan el templo. Si está disponible la lámina Jesús purifica el templo (62163 002; Las bellas artes del Evangelio, 224), muéstrela. Señale que Jesús mostró respeto y reverencia cuando “…echó fuera del templo a todos… y esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas” (Juan 2:15). Explique que la reverencia hacia nuestro Padre Celestial abarca mucho más que meramente estar sentados en silencio en la iglesia. Incluye el demostrar con nuestros hechos que le amamos y que reconocemos Su poder.