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Lección 88: Hechos 9


Lección 88

Hechos 9

Introducción

Jesús se apareció a Saulo al viajar a Damasco, después de lo cual Saulo fue ciego. Después de que Ananías lo sanó, Saulo se bautizó y comenzó a predicar en Damasco. Tres años más tarde, Saulo fue a Jerusalén, pero cuando su vida estuvo en peligro, los apóstoles lo mandaron a Tarso. Pedro hizo milagros en Lida y en Jope.

Sugerencias para la enseñanza

Hechos 9:1–9

Jesús se apareció a Saulo en el camino a Damasco

Escriba en la pizarra la siguiente declaración del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles. (La declaración se encuentra en “Lo mejor aún está por venir”, Liahona, enero de 2010, págs. 25–26).

“Hay algo en muchos de nosotros que particularmente falla a la hora de perdonar y olvidar los errores tempranos de la vida, ya sean los nuestros propios o los de otras personas…

“Permitan que las personas se arrepientan. “Dejen que las personas crezcan. Crean que la gente puede cambiar y mejorar” (Élder Jeffrey R. Holland).

Invite a un alumno a leer en voz alta la declaración que figura en la pizarra. Luego pregunte a la clase:

  • ¿Cuáles son algunas situaciones en las que sería importante que permitieras a otras personas cambiar y mejorar y creer que lo pueden hacer?

  • ¿Cuáles son algunas situaciones en las que sería importante creer que podemos cambiar y mejorar?

Al estudiar Hechos 9, invite a los alumnos a buscar verdades que podemos aprender de la experiencia de alguien que cambió y mejoró.

Explique que la mayor parte del texto de Hechos 9 se centra en las experiencias de un hombre llamado Saulo. Pida a un alumno que lea en voz alta la siguiente descripción de Saulo.

Saulo nació en la ciudad griega Tarso (véase Hechos 21:39) y tenía ciudadanía romana (véase Hechos 16:37). Era un judío del linaje de Benjamín (véase Romanos 11:1), y fue educado en Jerusalén por Gamaliel (véase Hechos 22:3), un fariseo conocido y un maestro respetado de la ley judía (véase Hechos 5:34). Saulo se hizo fariseo (véase Hechos 23:6) y hablaba una “lengua hebrea” (seguramente arameo) y griego (Hechos 21:37, 40). Más adelante se le conoció por su nombre latino, Pablo (véase Hechos 13:9) (Véase la Guía para el Estudio de las Escrituras, “Pablo”).

Recuerde a los alumnos que Saulo estaba presente cuando apedrearon a Esteban (véase Hechos 7:58–59). Invite a un alumno a leer Hechos 8:1–3 en voz alta, y a otro alumno a leer Hechos 9:1–2 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para ver cómo trataba Saulo a los seguidores de Jesucristo.

  • ¿Cómo trataba Saulo a los seguidores de Jesucristo?

  • De acuerdo con Hechos 9:1–2, ¿por qué se dirigía Saulo a Damasco?

Invite a un alumno a leer en voz alta Hechos 9:3–6, y pida a la clase que siga la lectura en silencio y que busque lo que sucedió cuando Saulo viajaba a Damasco.

  • ¿Quién se apareció a Saulo?

Destaque la frase “dar coces contra el aguijón” en el versículo 5. Explique que un aguijón es una lanza o un palo afilado que se usa para hacer que se muevan los animales (si es posible, muestre a los alumnos un palo afilado). En ese caso, “dar coces contra el aguijón” quiere decir luchar contra Dios.

Pida los alumnos que marquen la pregunta de Saulo en el versículo 6.

  • ¿Qué nos enseña la pregunta de Saulo en cuanto a él? (Deseaba someterse a la voluntad del Señor).

Para resumir Hechos 9:7–9, explique que los que viajaban con Saulo vieron la luz pero no oyeron la voz de Jesús cuando le habló a Saulo (véase la Traducción de José Smith, Hechos 9:7 [en la nota a al pie de página de Hechos 9:7]; Hechos 22:9). Después de la visión, Saulo quedó físicamente ciego. Se le llevó a Damasco, y no comió ni bebió durante tres días.

  • Imagínate que eres Saulo. Si hubieras perseguido agresivamente a los discípulos de Jesucristo, ¿qué podrías estar pensando y sintiendo durante esos momentos?

Hechos 9:10–22

Saulo es sanado por Ananías de Damasco, se bautiza y predica acerca de Jesucristo

Invite a un alumno a leer Hechos 9:10–12 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para averiguar lo que el Señor mandó que hiciera Ananías, un miembro de la Iglesia en Damasco.

  • ¿Qué mandó el Señor que hiciera Ananías?

Destaque que el propósito original de Saulo era ir a Damasco para arrestar a personas como Ananías.

  • Si fueras Ananías y conocieras la reputación de Saulo, ¿qué podrías haber pensado después de recibir ese mandato del Señor?

Invite a un alumno a leer Hechos 9:13–16 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio y que busque lo que el Señor enseñó a Ananías acerca de Saulo.

  • ¿En qué difería la opinión que el Señor tenía de Saulo de la opinión que Ananías tenía de Saulo?

  • De acuerdo con el versículo 15, ¿qué había escogido el Señor que fuera y que hiciera Saulo? (Si lo desea, señale que el término “instrumento escogido” se podría referir al hecho de que Saulo había sido preordenado a su ministerio).

  • De acuerdo con el versículo 16, aunque Saulo sería un instrumento escogido del Señor, ¿qué experimentaría?

  • ¿Qué verdades aprendemos en esos versículos acerca de cómo nos ve el Señor? (Los alumnos podrían reconocer una variedad de verdades, pero asegúrese de destacar que el Señor nos ve como lo que podemos llegar a ser y el Señor ve nuestro potencial para ayudarlo en Su obra. Escriba esas verdades en la pizarra).

Invite a los alumnos a meditar en cómo su pasado personal, los rasgos de su carácter y sus habilidades se pueden usar para ayudar al Señor en Su obra. Pídales que escriban sus pensamientos en su cuaderno de apuntes o en su diario de estudio de las Escrituras.

Invite a un alumno a leer Hechos 9:17–20 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que hizo Ananías después que el Señor le ayudó a comprender el potencial y la futura misión de Saulo.

  • ¿Qué hizo Ananías por Saulo?

  • De acuerdo con el versículo 20, ¿qué hizo Saulo “enseguida”, o inmediatamente, después de ser bautizado y recibir fortaleza?

Destaque que el arrepentimiento, el bautismo y la predicación de Saulo demuestran su fe en Jesucristo y su sumisión a la voluntad del Señor.

Invite a un alumno a leer Hechos 9:21–22 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber de qué manera respondió el pueblo a la predicación de Saulo.

  • ¿Cómo reaccionó el pueblo a la predicación de Saulo?

  • ¿Por qué se maravillaban las personas al escuchar a Saulo?

Recuerde a los alumnos que la pregunta que Saulo le hizo al Señor en Hechos 9:6 demostró su humildad y su deseo de someterse a la voluntad del Señor.

  • Al igual que Saulo, ¿qué debemos hacer para cambiar y lograr el potencial que el Señor ve en nosotros? (Escriba el siguiente principio en la pizarra valiéndose de las palabras de los alumnos: Si nos sometemos a la voluntad del Señor, entonces podemos cambiar y lograr el potencial que Él ve en nosotros).

Pida a dos voluntarios que pasen al frente del salón. Entregue a un alumno arcilla blanda, y al otro alumno arcilla dura. (Si no tiene arcilla, pida a los alumnos que se imaginen que están haciendo esta actividad, y después hágales las preguntas que siguen a la actividad). Dé a los voluntarios más o menos 30 segundos para crear algo que escojan usando la arcilla. Si el alumno que tiene la arcilla dura dice que es demasiado difícil, aliéntelo a seguir intentándolo.

Después de darles suficiente tiempo, pida a los alumnos que muestren lo que hayan creado. Pregunte lo siguiente al alumno que tenía la arcilla dura:

  • ¿Por qué fue difícil esculpir algo con tu arcilla?

Agradezca a los voluntarios e invítelos a regresar a sus asientos. Pregunte a la clase:

  • ¿Cómo se puede comparar la arcilla dura a alguien que no es sumiso a la voluntad del Señor?

  • ¿Cómo se puede comparar la arcilla moldeable a alguien que es sumiso a la voluntad del Señor?

  • ¿Cómo te ha ayudado a ti o a otros someterse a la voluntad del Señor para cambiar y lograr cumplir el potencial que el Señor ve en ti o en ellos?

Lea en voz alta la siguiente declaración del presidente Ezra Taft Benson:

President Ezra Taft Benson

“No hay pregunta más importante que una persona pueda hacerse en la vida que la que formuló Pablo: ‘… Señor, ¿qué quieres que yo haga?’”. (“Listen to a Prophet’s Voice”, Ensign, enero de 1973, pág. 57).

Pida a los alumnos que mediten en la pregunta: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”. Invítelos a escribir las impresiones que reciban. Después de darles suficiente tiempo, lea en voz alta la siguiente declaración del presidente Benson:

Una [persona] no puede realizar mayor obra que el procurar el camino que la llevará a contestar esa pregunta, y después llevar a cabo esa respuesta” (“Listen to a Prophet’s Voice”, pág. 57).

Aliente a los alumnos a seguir procurando una respuesta a esa pregunta, y actuar de acuerdo con la inspiración que reciban.

Hechos 9:23–31

La vida de Saulo corre peligro en Jerusalén, y los apóstoles lo mandan a Tarso

Destaque que después de la conversión de Saulo, vivió en Arabia y más tarde regresó a Damasco (véase Gálatas 1:17). Para resumir Hechos 9:23–26, explique que los judíos de Damasco conspiraron para matar a Saulo, pero los miembros de la Iglesia le ayudaron a escapar de la ciudad. Tres años después de su conversión, (véase Gálatas 1:18), Saulo fue a Jerusalén, donde los miembros de la Iglesia tenían miedo de recibirlo porque no creían que había llegado a ser un discípulo de Jesucristo.

  • ¿Por qué piensas que algunos miembros de la Iglesia estaban reacios a creer que Saulo había llegado a ser un discípulo de Jesucristo?

Para resumir Hechos 9:27–31, explique que Bernabé, un miembro de la Iglesia (véase Hechos 4:36–37, llevó a Saulo ante los apóstoles y les contó sobre la visión de este y de su valiente predicación en Damasco. Entonces los miembros de la Iglesia recibieron a Saulo entre ellos. Cuando los judíos griegos de Jerusalén procuraron matar a Saulo, los líderes de la Iglesia lo mandaron a Tarso. La Iglesia experimentó paz y crecimiento en Judea, Galilea y Samaria.

Hechos 9:32–43

Pedro hace milagros en Lida y en Jope

Divida los alumnos de grupos de dos. Pida a un alumno de cada grupo que lea Hechos 9:32–35 y al compañero que lea Hechos 9:36–42. Pídales que busquen los milagros que Pedro efectuó y cómo reaccionaron las personas. Explique que las limosnas (versículo 36) son las ofrendas que se dan a los pobres.

Después de suficiente tiempo, invite a los alumnos a analizar en su propio grupo los milagros que Pedro efectuó y cómo reaccionaron las personas. Luego pregunte a la clase:

  • De acuerdo con los versículos 35 y 42, ¿cómo reaccionó el pueblo de Lida y el de Jope a la forma en que Pedro ministraba?

  • ¿Qué podemos aprender de su respuesta en cuanto a los posibles efectos de ministrar a los demás? (Escriba el siguiente principio en la pizarra valiéndose de las palabras de los alumnos: Al ministrar a los demás, podemos ayudar a la gente a volverse al Señor y a creer en Él).

Explique que dar bendiciones del sacerdocio es una manera de ministrar a los demás. Para ayudar a los alumnos a reconocer otras maneras de ministrar a los demás, pregunte:

  • De acuerdo con los versículos 36 y 39, ¿cómo ministró Tabita a los demás?

  • ¿Cómo podría alguien que “[abunda] en buenas obras” (versículo 36) y que sirve a los demás ayudar a la gente a volverse al Señor y a creer en Él?

  • ¿Cuándo las buenas obras de alguien te han ayudado a ti o a otras personas a volverse al Señor y a creer en Él?

Para terminar, comparta su testimonio de las verdades que se enseñaron en esta lección.

Comentarios e información de contexto

Hechos 9:1–2. La autoridad de Saulo de llevar a los miembros de la Iglesia presos a Jerusalén

Saulo recibió autoridad del sumo sacerdote de Jerusalén para ir más allá de Judea y llevar a los judíos para ser juzgados ante el Sanedrín, lo cual el sumo sacerdote podía hacer, porque “los romanos permitían que el Sanedrín ejerciera jurisdicción civil y criminal (excepto en los casos de pena de muerte) sobre toda la comunidad judía, incluso fuera de Palestina” (J. R. Dummelow, ed., A Commentary on the Holy Bible, 1909, pág. 831). Debido a que la ley de Moisés servía tanto de ley civil como religiosa para los judíos, los cristianos judíos podían ser arrestados como criminales. Las “cartas” que llevaba Saulo eran documentos que contenían las instrucciones relacionadas con el propósito de Saulo y verificaban su autoridad para llevar a cabo su objetivo.

Hechos 9:1–22. La conversión de Saulo

El presidente Harold B. Lee explicó que “Saulo de Tarso era alguien que se había dedicado de forma valiente y consciente a exterminar la cristiandad, lo cual él creía que era una secta que profanaba la palabra de Dios” (en Conference Report, octubre de 1946, pág. 144). Sin embargo, la experiencia con el Salvador resucitado ocasionó un gran cambio en Saulo. El élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, describió lo que pudo haber experimentado Saulo durante los tres días de ceguera:

“Durante los tres días que [Saulo] estuvo invidente, comenzó la trasformación de carácter que, en su debido tiempo, cambiaría la historia de la cristiandad. Qué angustia debió sentir su alma, qué fuego en la conciencia, qué pesar para con Dios por sus pecados, al humillarse como preparación para someterse a la dirección de Ananías” (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo II, pág. 90).

El presidente Howard W. Hunter dijo lo siguiente en cuanto a la conversión de Saulo:

“Para completar su conversión, [Saulo] se bautizó. La vida de Pablo cambió. Es increíble que un hombre que estaba al mando de los ejecutores de Esteban, más adelante llegó a ser el principal exponente de los principios por los que Esteban había muerto…

“La vida de Pablo se había bifurcado en el camino a Damasco. Antes, era un perseguidor agresivo de la cristiandad, pero después del camino a Damasco fue uno de sus propagadores más fervientes” (en Conference Report, octubre de 1964, págs. 108–109).

Hechos 9:2. Los esfuerzos de Saulo de arrestar a los seguidores de Jesucristo

El presidente David O. McKay enseñó en cuanto a las intenciones de Saulo de procurar arrestar a los seguidores de Jesucristo:

“Estaba tan resuelto a poner fin a lo que el consideraba una herejía, que se aseguró un lugar como oficial del Sanedrín, para así arrestar a los seguidores de Jesucristo donde fuera que los encontrara. Iba de casa en casa, arrebatando a hombres de sus esposas e hijos. ¡Incluso arrestaba a las mujeres y las echaba en la prisión! Seguramente los gritos y las súplicas piadosas de los pequeños le debieron tocar incluso su amargo corazón casi más que el martirio del fiel Esteban. Ciertamente, al forzar a los hombres y a las mujeres a salir de sus hogares, los pálidos rostros de los niños agazapados, y sus sollozos descorazonadores debieron dejar en su alma intolerante huellas que le humillarían, o le perseguirían todos los días de su vida. Solo una cosa le podía dar consuelo más tarde en la vida al recordar esas horribles experiencias. Era esto, expresado con sus propias palabras: ‘Yo ciertamente había creído que era mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret’ [Hechos 26:9]. Saulo era sincero en lo que estaba haciendo. Él no creía que Jesucristo era el Hijo de Dios, y pensaba que a su Padre en los cielos le agradaría que hiciera que cada creyente en Cristo negara Su nombre” (Ancient Apostles, segunda edición, 1921, págs. 147–148).

Hechos 9:15–16. El Señor nos ve por lo que podemos llegar a ser

El presidente Thomas S. Monson ha enseñado a los miembros de la Iglesia que vean a las personas de la misma manera en la que el Señor las ve (véase “Ver a los demás como lo que pueden llegar a ser”, Liahona, noviembre de 2012, pág. 70).