Lección de estudio individual supervisado
Lucas 10:38–17:37 (Unidad 11)
Introducción
El Salvador respondió a las quejas de los fariseos sobre Su asociación con los publicanos y pecadores al narrar la parábola de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del hijo pródigo.
Sugerencias para la enseñanza
Lucas 15
Jesús enseña la parábola de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del hijo pródigo.
Para comenzar la lección, pregunte a los alumnos si alguna vez han perdido algo que para ellos era de gran valor.
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¿Qué estuvieron dispuestos a hacer para encontrarlo? ¿Por qué?
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¿Qué creen que significa para alguien estar espiritualmente “perdido”? (Ayude a los alumnos a entender que se puede referir a los que aún no han recibido el evangelio restaurado de Jesucristo, o actualmente no están viviendo conforme a las enseñanzas del Evangelio.
Invite a los miembros de la clase a pensar en alguien a quien conozcan que pudiera estar espiritualmente perdido, y pídales que reflexionen sobre cómo se sienten en cuanto a esa persona.
Explique que Lucas 15 contiene las enseñanzas del Salvador sobre los que están espiritualmente perdidos. Invite a los alumnos a buscar verdades en Lucas 15 sobre cómo se siente el Padre Celestial hacia los que están espiritualmente perdidos, y la responsabilidad que nosotros tenemos hacia ellos.
Pida a un alumno que lea Lucas 15:1–2 en voz alta, e invite a la clase a seguir la lectura en silencio para averiguar de qué se quejaban los fariseos
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¿De qué se quejaban los fariseos y los escribas?
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¿Qué revela esa queja acerca de los fariseos y los escribas?
Explique que para responder, el Salvador narró tres parábolas: una sobre una oveja perdida, otra sobre una moneda perdida y otra sobre un hijo perdido. Pídales que presten atención a por qué se perdió el sujeto de cada parábola, y cómo fue encontrado.
Explique que en la parábola de la oveja perdida y la moneda perdida, el Salvador describió cómo el pastor y la mujer que perdió la moneda buscaron con gran diligencia hasta que encontraron lo que se había perdido.
Invite a un alumno a leer en voz alta Lucas 15:4–6, 8–9 y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber cómo se sintieron el pastor y la mujer cuando encontraron la oveja y la moneda.
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¿Cuál es la diferencia en la manera en que se perdieron la oveja y la moneda? (La oveja se perdió al seguir el curso natural de la vida, y sin ninguna culpa por su parte, mientras que la moneda se perdió por causa de la negligencia o el descuido de su dueña [véase David O. McKay, en Conference Report, abril de 1945, págs. 120–122]).
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¿Qué palabra se utiliza para describir cómo se sintieron el pastor y la mujer?
Invite a los alumnos a leer Lucas 15:7, 10 en silencio para averiguar con qué comparó el Salvador el gozo del pastor y el de la mujer. (El regocijo en los cielos por un pecador que se arrepiente).
Explique que la tercera parábola de Lucas 15 es la historia de un hijo pródigo (que significa una persona derrochadora o imprudentemente extravagante), su hermano mayor y el padre de ambos.
Podría separar a los alumnos en grupos de tres y entregue a cada grupo una copia del siguiente volante. Invítelos a leer Lucas 15:11–32 en voz alta en sus grupos y pida a un alumno que considere la parábola desde la perspectiva del hijo pródigo, al segundo alumno que lo haga desde la perspectiva del padre, y al tercero desde la perspectiva del hermano mayor.
Cuando los alumnos terminen de leer, pídales que analicen con su grupo las preguntas que aparecen en el volante.
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¿Por qué se perdió el hijo pródigo? (A diferencia de la oveja y la moneda, el hijo pródigo se perdió debido a su propia rebeldía).
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Al comprender que el padre de esa parábola representa al Padre Celestial, ¿qué aprendemos en cuanto al modo en que el Padre Celestial reacciona ante aquellos que se vuelven a Él por medio del arrepentimiento? (Los alumnos deben reconocer un principio similar al siguiente: Si nos volvemos al Padre Celestial por medio del arrepentimiento y buscamos Su perdón, Él se regocijará y nos recibirá de nuevo con los brazos abiertos. Anote ese principio en la pizarra).
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¿Cómo puede ese principio ayudar a los que se sienten espiritualmente perdidos?
Recuerde a los alumnos el hermano mayor de la parábola.
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¿Por qué creen que el hermano mayor estaba enojado?
Invite a un alumno a leer en voz alta la siguiente declaración del élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, y pida a los miembros de la clase que presten atención a la información de por qué el hermano mayor estaba enojado:
“Pensando que no le valoran a él y sintiendo quizás más que un poco de compasión por sí mismo, ese hijo obediente —y es sumamente obediente— olvida por un momento que él nunca ha tenido que conocer la inmundicia ni la desesperación, ni el temor ni el aborrecimiento de sí mismo. Olvida por un momento que todo becerro de su padre ya es suyo, lo mismo que toda la ropa y todos los anillos de su progenitor. Olvida por un momento que su fidelidad siempre ha sido y siempre será recompensada.
“… a él, que tiene prácticamente todo y que, con su diligencia y particular obediencia lo ha ganado, le falta una cosa que podría hacerle el hombre completo del Señor que casi es. Él todavía tiene que llegar a tener la compasión, la misericordia y la caritativa amplitud de visión para ver que no es un rival el que regresa, sino su hermano…
“Sin duda, ese hermano menor había estado prisionero, vale decir, prisionero del pecado, de la estupidez y del chiquero. Pero el hermano mayor también vive en una especie de prisión, pues hasta ahora no ha podido salir de la cárcel de sus dañinos conceptos; está obsesionado por los celos. Piensa que su padre no sabe valorarle y que su hermano le ha privado de sus derechos cuando en realidad no es así” (véase “El otro hijo pródigo”, Liahona, julio de 2002, pág. 70).
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Según el élder Holland, ¿por qué estaba enojado el hermano mayor? ¿En qué sentido estaba perdido el hermano mayor también?
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¿Qué debemos recordar cuando vemos a Dios ser misericordioso y bendecir a aquellos que se arrepienten y se vuelven a Él?
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¿Qué principio podemos aprender de esa parábola en cuanto a llegar a parecernos más a nuestro Padre Celestial? (Los alumnos deben reconocer un principio similar al siguiente: Podemos llegar a ser más como nuestro Padre Celestial al reaccionar con compasión y gozo cuando otras personas se arrepienten).
Recuerde a los alumnos la persona en que pensaron al comienzo de esta lección que podría estar espiritualmente perdida, e ínstelos a considerar, con espíritu de oración, cómo podrían ayudar a esa persona a arrepentirse y acercarse más al Padre Celestial. Invítelos también a pensar en qué sentido podrían ellos mismos estar perdidos y necesitar arrepentirse y volverse al Salvador.
Siguiente unidad (Lucas 18–Juan 1)
Invite a los alumnos a reflexionar en alguna ocasión en que alguien los trató mal, y en cómo se sintieron. Explique que, al estudiar la siguiente unidad, aprenderán cómo eligió reaccionar el Salvador ante aquellos que lo trataron mal. Pídales que se fijen en otros detalles del relato que hace Lucas del sufrimiento de Jesucristo en Getsemaní, y en lo que comió Jesús después de Su resurrección.