Lección 62
Juan 3
Introducción
Una noche, un fariseo llamado Nicodemo se acercó a Jesús y conversó con Él. Jesús enseñó a Nicodemo que todos los hombres deben nacer de nuevo para entrar en el reino de Dios. Más adelante, Juan el Bautista explicó a sus discípulos que su responsabilidad era la de preparar el camino para Jesucristo.
Sugerencias para la enseñanza
Juan 3:1–21
Jesús enseña a Nicodemo verdades espirituales
Invite a los alumnos a imaginar que un día, mientras hablan de religión con algunos amigos, uno de ellos dice: “Mientras sea una buena persona, puedo ir al cielo”. Invite a los alumnos a meditar en cómo le responderían a ese amigo.
Aliente a los alumnos a buscar en Juan 3 lo que debemos hacer para entrar en el reino de Dios.
Cerca del inicio de Su ministerio, el Salvador fue a Jerusalén para celebrar la Pascua. Muchas personas de Jerusalén creyeron en Jesús después de que vieron los milagros que Él llevó a cabo (véase Juan 2:23–25).
Invite a un alumno a leer Juan 3:1–2 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber lo que ocurrió mientras el Salvador se encontraba en Jerusalén.
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¿Quién visitó a Jesús?
Explique que como “un principal entre los judíos” (Juan 3:1), Nicodemo era un miembro del Sanedrín. El Sanedrín era un consejo gobernante constituido por fariseos y saduceos que dirigía muchos de los asuntos civiles y religiosos del pueblo judío.
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¿Por qué creen que Nicodemo pudo haber ido a visitar a Jesús por la noche?
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Según el versículo 2, ¿qué reconoció Nicodemo acerca de Jesús?
Explique que el reconocimiento que tenía Nicodemo de que Jesús era el “maestro que ha venido de Dios” (versículo 2), indica que Nicodemo deseaba aprender de Jesús. Invite a un alumno a leer Juan 3:3–5 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para averiguar lo que el Salvador enseñó a Nicodemo.
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Según el versículo 3, ¿qué le enseñó el Salvador a Nicodemo?
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¿A qué pensó Nicodemo que se refería el Salvador con la frase “nac[er] de nuevo” (versículo 3)?
Nacer de nuevo es “cuando el Espíritu del Señor efectúa un gran cambio en el corazón de una persona, de manera que ya no tiene más deseos de obrar mal, sino de seguir las vías de Dios” (Guía para el Estudio de las Escrituras, “Nacer de Dios, Nacer de nuevo”, scriptures.lds.org; véanse también Mosíah 5:2; Alma 5:14–15; Moisés 6:59).
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De acuerdo con el versículo 5, ¿cuáles son las dos cosas que Jesús enseñó a Nicodemo que son necesarias para entrar en el reino de Dios? ¿Qué creen que signifique “nac[er] de agua y del Espíritu”?
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¿Cómo resumirían lo que enseñan esos versículos acerca de lo que es necesario para renacer espiritualmente y entrar en el reino celestial? (Después de que los alumnos respondan, anote el siguiente principio en la pizarra usando las palabras de los alumnos: Ser bautizado y recibir el don del Espíritu Santo son cosas necesarias para renacer espiritualmente y recibir la exaltación en el reino celestial).
Recuerde a los alumnos la situación con el amigo. Divida los alumnos en grupos de dos. Invite a un alumno de cada grupo a ser el amigo que piensa que todo lo que se necesita para entrar en el reino de Dios es ser una buena persona. Invite a otro alumno de cada grupo a practicar aclarar el malentendido usando Juan 3:5.
Para resumir Juan 3:6–12, explique que Nicodemo le preguntó a Jesús qué hace posible que alguien nazca nuevamente. Jesús respondió al preguntar cómo Nicodemo podía ser un líder religioso y enseñar en Israel y no saber que el renacimiento espiritual es necesario y lo que hace posible ese renacimiento espiritual.
En Juan 3:13–21 leemos que el Salvador explicó a Nicodemo cómo es posible que alguien nazca de nuevo. Invite a varios alumnos a turnarse para leer Juan 3:13–15 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para saber cómo respondió Jesús la pregunta de Nicodemo.
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¿Qué dijo el Salvador acerca de Sí mismo en Juan 3:13? (Testificó de Sí mismo como el Hijo de Dios que había descendido del cielo).
Muestre la lámina Moisés y la serpiente de bronce (Libro de obras de arte del Evangelio, 2009, nro. 16; véase también LDS.org). Pida a los alumnos que expliquen el relato de las Escrituras que representa la lámina. De ser necesario, explique que durante el tiempo de Moisés el Señor envió serpientes ardientes (venenosas) como consecuencia de que los israelitas pecaron contra de Dios. Los israelitas eran envenenados cuando las serpientes los mordían. El Señor mandó que Moisés alzara una serpiente de bronce en un asta y prometió que cualquier israelita que mirara la serpiente en el asta sería sanado. (Véase Números 21:4–9).
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De acuerdo con Juan 3:14, ¿qué dijo Jesús que representaba la serpiente de bronce?
Muestre la lámina La Crucifixión (Libro de obras de arte del Evangelio, 2009, nro. 57; véase también LDS.org).
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De acuerdo con el versículo 15, ¿qué bendiciones reciben aquellos que miran al Salvador?
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¿Qué doctrina podemos aprender de esos versículos acerca de la expiación de Jesucristo? (Los alumnos pueden usar diferentes palabras, pero asegúrese de hacer hincapié en la siguiente verdad: Todo el género humano puede obtener vida eterna por medio de la expiación de Jesucristo. Anote ese principio en la pizarra).
Invite a un alumno a leer Juan 3:16–17 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para buscar una doctrina que podemos aprender sobre el Padre Celestial.
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¿Qué envió el Padre Celestial a Su hijo que hiciera?
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¿Qué doctrina podemos aprender de esos versículos acerca del Padre Celestial? (Los alumnos pueden usar diferentes palabras para reconocer la siguiente doctrina: El Padre Celestial ama tanto a Sus hijos que ha enviado a Su Hijo Unigénito para sufrir por los pecados de ellos. Agregue esa doctrina a la lista que ya se encuentra en la pizarra).
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¿De qué forma el que el Padre Celestial haya enviado a Su Hijo, Jesucristo, a la tierra manifiesta el amor que tiene por cada uno de nosotros?
Invite a un alumno a leer en voz alta la siguiente declaración del élder Dallin H. Oaks, del Cuórum de los Doce Apóstoles. Pida a la clase que considere cómo los hace sentir el saber del amor que el Padre Celestial tiene por ellos.
“No existe evidencia más grandiosa del infinito poder y de la perfección del amor de Dios que lo que declara el apóstol Juan: [en Juan 3:16]. … Piensen cuán doloroso debió haber sido para nuestro Padre Celestial enviar a Su Hijo a soportar el incomprensible sufrimiento por nuestros pecados. ¡Ésta es la evidencia más extraordinaria de Su amor por cada uno de nosotros!” (“El amor y la ley”, Liahona, noviembre de 2009, pág. 26).
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¿Cómo se sienten al saber que el Padre Celestial los ama tanto que ha mandado a Su Hijo Unigénito para sufrir y morir por ustedes?
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De acuerdo con Juan 3:16–17, ¿cómo podemos salvarnos por medio de la Expiación? (Después de que los alumnos respondan, añada el siguiente principio a la pizarra: Si creemos en Jesucristo, lo que incluye arrepentirnos de nuestros pecados y obedecer Su palabra, podemos tener vida eterna por medio de Su expiación).
Invite a los alumnos a repasar las verdades que Jesús le enseñó a Nicodemo que se encuentran en la pizarra.
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¿Cómo se relacionan esas verdades unas con otras?
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¿Cuáles son algunas de las formas en las que podemos mostrar nuestra creencia en Jesucristo?
Testifique que a medida que demostremos nuestra creencia en Jesucristo al arrepentirnos y seguirlo, podemos ser salvos y recibir vida eterna por medio de la Expiación.
Escriba la siguiente frase en la pizarra: Mostraré mi creencia en Jesucristo al… Pida a los alumnos que para terminar esa frase, escriban en su cuaderno de apuntes o diario de estudio de las Escrituras lo que harán para mostrar su creencia en Jesucristo.
Juan 3:22–36
Juan el Bautista enseña que Jesús es el Cristo
Muestre un recipiente transparente lleno de agua. Agregue al agua una o dos gotas de colorante de alimentos.
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¿Cómo se podría comparar el colorante de alimentos a la influencia que tenemos en los demás?
Invite a un alumno a leer en voz alta las siguientes declaraciones del presidente David O. McKay. Pida a la clase que preste atención a lo que podemos aprender acerca de la influencia que tenemos en la vida de los demás.
“Toda persona que viva en este mundo tiene cierta influencia, ya sea para bien o para mal (Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: David O. McKay, 2003, pág. 249).
“El efecto de nuestras palabras y acciones es inmenso en este mundo. En todo momento de su vida ustedes cambian hasta cierto punto las vidas de todo el mundo” (Enseñanzas: David O. McKay, pág. 249).
Pida a los alumnos que se fijen en un principio en Juan 3:22–36 que nos enseñe cómo podemos influir en los demás para bien.
Para resumir Juan 3:22–26, explique que algunos de los discípulos de Juan el Bautista estaban preocupados porque la gente seguía a Jesús en vez de a Juan el Bautista.
Invite a un alumno a leer Juan 3:27–30 en voz alta, y pida a la clase que siga la lectura en silencio para averiguar lo que Juan el Bautista comprendió acerca de su labor en relación con Jesucristo.
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¿Qué deseaba Juan el Bautista que comprendieran sus discípulos acerca de su labor? (Él había sido enviado antes que Jesucristo para preparar a los demás para el Salvador).
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¿Qué analogía usó Juan el Bautista (versículo 29)?
Explique que en la analogía el novio representa a Jesús, la novia puede representar a aquellos que venían a Cristo, y el amigo del novio representa a Juan el Bautista.
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¿A qué creen que se refería Juan el Bautista cuando dijo, “Es necesario que él crezca, y que yo mengüe” (versículo 30)? ¿Qué muestra eso acerca del carácter de Juan el Bautista?
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¿Qué podía hacer Jesucristo por las personas que Juan el Bautista no podía hacer?
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¿Qué podemos aprender del ejemplo de Juan el Bautista acerca de lo que podemos hacer para influir para bien en los demás? (Los alumnos pueden reconocer una variedad de verdades, pero asegúrese de que quede claro que podemos influir en los demás para bien al conducirlos hacia Jesucristo).
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¿Por qué es tan importante que utilicemos nuestra influencia para conducir a los demás a Jesucristo?
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¿En qué ocasiones han visto a alguien conducir a los demás al Salvador?
Invite a los alumnos a considerar maneras en las que pueden conducir a los demás al Salvador. Aliéntelos a buscar la guía del Espíritu Santo en sus esfuerzos por hacerlo.
Para resumir Juan 3:31–36, explique que Juan el Bautista declaró que Jesús había sido enviado por Dios y que todos los que crean en Él pueden recibir la vida eterna.
Dominio de las Escrituras: Juan 3:5
Para ayudar a los alumnos a memorizar Juan 3:5, invite a los alumnos a escribir la primera letra de cada palabra del versículo en su diario de estudio de las Escrituras. Aliente a los alumnos a practicar decir la Escritura en voz alta usando las primeras letras y consultando el pasaje de las Escrituras en caso de ser necesario. Cuando los alumnos puedan decir todo el pasaje usando las primeras letras, invítelos a practicar recitar el pasaje de memoria. Puede invitarlos a practicar recitar esa Escritura al inicio o al fin de la clase por varios días.
Comentarios e información de contexto
Juan 3:3. Nac[er] de nuevo
Al igual que Nicodemo, algunas personas se preguntarán cómo nacer de nuevo. El presidente Ezra Taft Benson enseñó: “Además de recibir las ordenanzas del bautismo y la imposición de manos, debemos nacer de nuevo espiritualmente para obtener la exaltación y la vida eterna” (“Nacidos de Dios”, Liahona, octubre de 1989, pág. 5). Por lo tanto, nacer de nuevo requiere más que simplemente ser bautizado y confirmado. Para nacer de nuevo, uno necesita vivir de manera tal que el Espíritu Santo cambie el corazón.
El élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“Comenzamos el proceso de nacer de nuevo al ejercitar fe en Cristo, al arrepentirnos de nuestros pecados y al ser bautizados por inmersión para la remisión de los pecados por alguien que tiene la autoridad del sacerdocio…
“La inmersión y la saturación totales en el evangelio del Salvador son pasos esenciales en el proceso para nacer de nuevo” (“Os es necesario nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2007, pág. 21).
El élder D. Todd Christofferson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, explicó que nacer de nuevo es un proceso que requiere tiempo:
“Se preguntarán ‘¿Por qué no se produce ese gran cambio más rápido en mí?’ … Para la mayoría de nosotros los cambios son graduales y llevan tiempo. Volver a nacer, a diferencia del nacimiento físico, es más un proceso que un acontecimiento, y el dedicarnos a ese proceso es el propósito central de la vida terrenal.
“A su vez, no nos justifiquemos en un esfuerzo casual; no nos conformemos con mantener cierta disposición a hacer lo malo. Participemos dignamente de la Santa Cena cada semana y recurramos al Espíritu Santo para eliminar los últimos vestigios de impureza en nosotros. Testifico que a medida que sigan en el sendero del renacimiento espiritual, la gracia expiatoria de Jesucristo borrará sus pecados y la mancha de esos pecados, las tentaciones perderán su atractivo y, por medio de Cristo, llegarán a ser santos, tal y como Él y nuestro Padre son santos” (“Nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2008, pág. 78).
Juan 3:5. Necesitamos ordenanzas a fin de obtener la salvación
La enseñanza del Salvador en Juan 3:5 afirma que las ordenanzas son necesarias para entrar al reino de Dios. Como el profeta José Smith enseñó, “El nacer de nuevo viene por medio del Espíritu de Dios mediante las ordenanzas” (Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia: José Smith, 2007, pág. 101).
El presidente Boyd K. Packer, del Cuórum de los Doce Apóstoles, de igual manera declaró: “Un buen comportamiento sin las ordenanzas del Evangelio no redimirá ni exaltará a la humanidad; los convenios y las ordenanzas son esenciales” (“La única iglesia verdadera”, Liahona, enero de 1986, pág. 64).
Juan 3:7–8. ¿Por qué comparó Jesús “nacer de nuevo” con el viento?
En respuesta a la confusión de Nicodemo acerca de nacer de nuevo, el Salvador comparó nacer del Espíritu con el viento. (La palabra griega para espíritu es pneuma, que también se puede traducir como aliento o viento). Así como el viento es difícil de ver, es difícil ver el proceso de nacer de nuevo. Podemos ver los efectos del viento pero nos cuesta trabajo saber cuándo inicia y cuando termina así como de dónde viene. Se puede llegar a una conclusión similar acerca del proceso de nacer de nuevo. Es difícil ver exactamente cuándo inicia o termina, pero sus efectos son muy visibles a medida que las acciones y los deseos cambian.
Juan 3:16. “… de tal manera amó Dios al mundo”
De ese versículo, el élder Bruce R. McConkie, del Cuórum de los Doce Apóstoles, declaró:
“Este es quizá el versículo de las Escrituras más famoso y potente que jamás se haya pronunciado; resume todo el Plan de Salvación y conecta al Padre con el Hijo, con Su sacrificio expiatorio, con aquella creencia en Él que presupone obras de rectitud y con la exaltación eterna final para los fieles.
“… De igual manera, nuestro Señor ‘de tal manera amó al mundo que dio su propia vida, para que cuantos crean lleguen a ser hijos de Dios’ (D. y C. 34:3)” (Doctrinal New Testament Commentary, 3 tomos, 1965–1973, tomo I, pág. 144).